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!!BIENBENIDOS!!!

El Ministerio Cristiano Israel nace en el corazón de Dios hace algun tiempo despertando una necesidad tremenda en el estudio de la palabra, con mis comienzos en el estudio de la palabra a los 18 años de edad. Desde entonces he tenido un vivo deceo de llevar la palabra de Dios a las naciones.

Hoy quiero invitarte a conocer profundamente el mensaje de nuestro Señor a las naciones como así también profundizar tus conocimientos sobre su vida, persona, poder, magnificencia, reino, Amor, fidelidad, misericordia, etc... Aquí podrás conocer la historia de Israel en sus comienzos en el A.T como también en el N.T el proceso del nuevo pacto que nos permitio acceder a sus promesas.

Espero que sea una fuente rica para el conocimiento verdadero de sus verdad.

"EL TEMOR DEL SEÑOR ES EL PRINCIPIO DEL CONOCIMIENTO; LOS NECIOS DESPRESIAN LA SABIDURIA Y LA DISCIPLINA". PROVERVIOS CAP 1:7.

Gálatas 5:1-15

Gálatas 5:1-15
5:1 -- Estad, pues, firmes en (para, ATR) la libertad con que Cristo nos hizo libres, -- Este versículo es la continuación del versículo anterior (4:31), "no somos hijos de la esclava, sino de la libre", la libertad, pues, que nos pertenece por ser hijos de la libre; véase margen de LBLA: "Algunos eruditos prefieren unir 4:31 a 5:1, así: pero con la libertad de la libre, Cristo nos hizo libres" de "los rudimentos del mundo" (4:3, 9).
Estad (permaneced, LBLA) firmes -- sin fluctuar -- en esta libertad. "Estad firmes" es una exhortación común en el Nuevo Testamento: 1 Cor. 16:13; Efes. 6:14; Fil. 1:27; 4:1; 1 Tes. 3:8; 2 Tes. 2:15.
Jesús dijo, "Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres ... si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres" (Jn. 8:32, 36). ¿Libres de qué? del yugo de la ley de Moisés; "libertados del pecado", Rom. 6:18; del dominio del pecado, Rom. 6:12; libres del control de las pasiones carnales (5:19-21); libres de la opresión de tradiciones humanas (Mat. 23:4, 5); "la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte" (Rom. 8:2); "yo por la ley soy muerto para la ley, a fin de vivir para Dios" (Gál. 2:19).
-- y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud. -- Ya habían dejado el yugo de la ley de Moisés que esclavizaba (4:9; Hech. 15:10) y habían aceptado el yugo de Cristo que es "fácil" (benigno, bien acomodado) (Mat. 11:29, 30). Habiendo obtenido la libertad, "estad, pues, firmes" en ella. "Por precio fuisteis comprados; no os hagáis esclavos de los hombres" (1 Cor. 7:23).
5:2 -- He aquí (Mirad, LBLA), --
-- yo Pablo -- Algunos tomaron en poco la autoridad de Pablo. Por eso, dice lo siguiente "Yo Pablo", apóstol verdadero de Cristo, con la autoridad de embajador (2 Cor. 5:20). Véanse también 2 Cor. 10:1; Col. 1:23; Efes. 3:1; 1 Tes. 2:18. Si el tono de la carta había sido un poco duro (4:20), ahora se pone aun más duro, porque Pablo expresa una fuerte indignación contra la obra del partido judaizante.
-- os digo que si os circuncidáis, de nada os aprovechará Cristo. -- Desde luego, no se refiere a la circuncisión del niño judío que se circuncidaba al octavo día, ni tampoco a la circuncisión del judío adulto como en el caso de Timoteo (Hech. 16:3), sino a la circuncisión de los hermanos gentiles con el propósito de obtener salvación (Hech. 15:1, 5).
Antes de venir Cristo los gentiles que querían ser hijos de Dios se circuncidaban. Así pues, después de venir Cristo, si todavía tenían que circuncidarse, entonces Cristo no contaba para nada. Todo seguía igual porque, según los judaizantes, antes y después de venir Cristo era necesario circuncidarse para justificarse.
5:3 -- Y otra vez testifico a todo hombre que se circuncida, que está obligado a guardar toda la ley. -- "Todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos" (3:27). Al bautizarse en Cristo se comprometieron a someterse a la "perfecta ley de la libertad" de Cristo (Sant. 1:25), pero al circuncidarse el gentil se hizo judío, miembro del pacto de la ley de Moisés, y puesto que la circuncisión era prenda del pacto, se comprometió a guardar toda la ley.
Pero al hacerlo cayeron bajo maldición (3:10), porque nadie (con la excepción de Jesús) guardó la ley sin pecar (Rom. 3:10, 23). Esto quiere decir, pues, que al someterse a la ley de Moisés los gálatas no solamente iban a perder los beneficios del evangelio, sino que iban a caer bajo maldición. ¿Explicaron esto los judaizantes a los hermanos gálatas?
5:4 -- De Cristo os desligasteis, -- "Su unión con Cristo queda disuelta" (Vincent). Los judaizantes enseñaban una unión entre la ley y el evangelio, pero Pablo corrige este error.
-- los que por la ley os justificáis; -- Los judaizantes enseñaban que era necesario no solamente ser bautizados para perdón de pecados sino también ser circuncidados para lo mismo (Hech. 15:1, 5).
-- de la gracia habéis caído. -- Probablemente esto sorprendió a los hermanos gálatas, porque ellos querían mantener su relación con Cristo. Ellos no renunciaron a Cristo y su cruz ni la importancia de obedecer al evangelio, sino que después de hacerlo algunos se sometían también a la ley de Moisés. Querían someterse a las dos leyes, pero Pablo enfatiza que el resultado de tal proceder es caer de la gracia y completamente perder a Cristo.
Según el calvinismo es imposible caer de la gracia. La Iglesia Bautista enfáticamente afirma esta doctrina que comúnmente se llama "la perseverancia de los santos". Según esta doctrina todos los que verdaderamente se convierten a Cristo perseverarán y los que "caen" no eran discípulos verdaderos. Según el calvinismo: (1) El hombre nace pecador; (2) Dios incondicionalmente elige a los que serán salvos; (3) por éstos Cristo murió; (4) el Espíritu Santo los llama; y (5) no pueden caer. Según esta teología todo depende de Dios y el hombre no es responsable; la única cosa que el hombre hace es creer y aun esto es don de Dios (tergiversan Efes. 2:8).
Para probar su enseñanza citan textos como los siguientes:
Juan 5:24, "El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida". El Sr. Sam Norris que era el "Pastor" de la Primera Iglesia Bautista de Stamford, Texas, escribió, "Tomamos la posición de que los pecados del cristiano no condenan su alma. La manera en que el cristiano vive, lo que diga, su carácter, su conducta, o su actitud hacia otros no tienen nada que ver con la salvación de su alma ... Todas la oraciones que el hombre ore, todas las Biblias que lea, todas las iglesias a que pertenezca, todos los servicios que asista, todos los sermones que practique, todas las deudas que pague, todas las ordenanzas que observe, todas las leyes que guarde, todos los actos de benevolencia que haga no harán más segura su alma; y todos los pecados que cometa, desde la idolatría hasta el homicidio, no someterán a más peligro su alma ... La manera en que el hombre viva no tiene nada que ver con la salvación de su alma" (de su folleto Do a Christian's Sins Damn His Soul? (¿Condenan su alma los pecados del cristiano?).
Pero Jesús promete que "no vendrá a condenación" si sigue creyendo. Esta promesa no es incondicional. Si fuera incondicional, entonces Juan 3:36 también sería incondicional: "el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida" (aunque después se arrepintiera).
Juan 10:28, "Yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano". Dijo otro pastor bautista: "Si yo matara a mi esposa y madre y asaltara a mil mujeres no podría ir al infierno; en realidad yo no podría ir al infierno aunque yo quisiera. Si en el día de juicio me diera cuenta que mis seres queridos estuvieran perdidos, y si yo perdiera todo deseo de ser salvo y si yo rogara a Dios que me enviara al infierno con ellos, El no lo podría hacer, y si lo hiciera sería mentiroso porque El dijo que 'nadie las arrebatará de mi mano'" (Bill Foster, The Weekly Worker, 12 de marzo de 1959).
Pero Juan 10:27 dice, "Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen". El ver. 28 no dice que las ovejas de Jesús no pueden dejar de oír su voz. No dice que no pueden dejar de seguirle. Esta promesa es condicional. Se basa en dos cosas: (1) que oigan su voz y (2) que le sigan. Al seguir cumpliendo estos dos requisitos "no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano".
Rom. 8:38, 39, Estas cosas no podrán separarnos del amor de Dios, pero voluntariamente nosotros mismos podemos separarnos de Dios. No nos pueden separar del amor de Dios, pero tenemos que "conservarnos" en el amor de Dios, Judas 21. La iglesia de Efeso dejó "su primer amor" (Apoc. 2:4)
1 Jn. 2:19, "Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros". Este texto se usa para probar que si alguien se aparta de la fe, en realidad nunca era cristiano, pero Juan dice, "Salieron de nosotros". Estos habían estado con los apóstoles y otros hermanos fieles, porque no es posible que alguien salga de algún lugar si nunca estuvo en ese lugar. Es imposible llegar a ser cristiano y estar con los apóstoles y otros hermanos fieles sin creer que el Cristo había venido en carne (4:2, 3). Pero no eran de "nosotros" (hermanos fieles) cuando salieron porque habían rechazado la verdad acerca de Cristo aunque al principio la habían aceptado. No se puede probar que estos nunca fueron convertidos. Dios juzga los corazones pero nosotros no podemos hacerlo. (Para no reconocer que Judas cayó los calvinistas dicen que él no era discípulo verdadero, pero Mat. 10:1 dice, "Entonces llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad sobre los espíritus inmundos". Por eso, si Judas no era un verdadero discípulo de Jesús, era siervo de Satanás y cuando él echó fuera los espíritus inmundos Satanás echó fuera a Satanás, Mat. 12:26).
Para refutar esta enseñanza calvinista algunos hermanos citan varios textos que enseñan la posibilidad de caer, pero no conviene dejar la impresión de que haya "textos bautistas" y "textos nuestros"; es decir, conviene analizar bien los textos citados por los sectarios para demostrar que ellos tuercen las Escrituras y que en realidad estos textos no enseñan la imposibilidad de caer como se supone.
Aquí mismo en Gál. 5:1 Pablo dice claramente que los gálatas habían gozado de libertad: "Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres". ¿Cómo podían estar firmes en la libertad si nunca fueron libres? ¿Cómo podrían estar otra vez sujetos al yugo de esclavitud si no habían salido de la esclavitud? ¿Cómo podían desligarse de Cristo si nunca habían estado ligados a Cristo? ¿Cómo podían caer de la gracia si nunca habían estado en la gracia? El calvinismo abiertamente contradice y niega lo que Pablo dice.
El caso de los gálatas se puede comparar con los de Hech. 20:30, "de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos". No se puede probar que estos nunca fueron convertidos. Eran discípulos pero "naufragaron en cuanto a la fe" (1 Tim. 1:19).
Tal vez el texto más citado sobre el tema es 1 Cor. 10:12, "el que piensa estar firme, mire que no caiga". Muchos textos nos dicen lo que debemos hacer para no caer. 1 Cor. 9:27; 2 Ped. 1:5-10; 3:18.
Otros textos que hablan de la posibilidad de caer son Jn. 15:6; Rom. 14:15, 20; 1 Tim. 4:1-4; 2 Tim. 3:1-9; 2 Tes. 2:3; 2 Ped. 2:20-22; 3:17, 18; Heb. 6:4; 10:29.
5:5 -- Pues nosotros -- "Nosotros", los que no nos justificamos por la ley, los que no hemos caído de la gracia.
-- por el Espíritu -- "Por el Espíritu" significa por el evangelio. "¿Habiendo comenzado por el Espíritu (el evangelio), ahora vais a acabar por la carne (la ley)?" (3:3). "Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra" (Rom. 7:6). Véase también 2 Cor. 3:6, 17, el Espíritu vivifica, da vida, en contraste con la ley (la letra) que mata (solamente condena pero no da vida).
-- aguardamos por fe la esperanza de la justicia; -- La esperanza de la justicia se refiere a la vida eterna, la cual no tenemos como posesión literal, sino en promesa ("Y esta es la promesa que él nos hizo, la vida eterna", 1 Jn. 2:25). Rom. 8:24; Col. 1:5; Heb. 6:18; Tito 2:13. Según los vers. 2, 4, se puede perder.
5:6 -- porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, ni la incircuncisión, -- Pero en Galacia la circuncisión ¡era el disturbio principal!
-- sino la fe que obra -- "Ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor" (Fil. 2:12); estos texto demuestran claramente que no hay conflicto entre Pablo y Santiago ("la fe sin obras está muerta", Sant. 2:26). "Mientras estábamos en la carne, las pasiones pecaminosas... obraban en nuestros miembros" (Rom. 7:5), pero ahora la fe obra las obras de Dios.
-- por el amor. -- Con sinceridad, con propósito sano. 1 Tim. 1:5; 1 Tes. 1:3; 1 Cor. 13. En varios textos Pablo combina estas tres cosas: la fe, la esperanza y el amor (1 Cor. 13:13; 1 Tes. 1:3; Col. 1:4, 5).
Este texto crea problemas para la teología de los evangélicos (los que enseñan la salvación por la fe sola). Por ejemplo, dice JFB, "El amor no se une con la fe en el acto de justificar, sino que es el principio de las obras que siguen tras la justificación por la fe"; es decir, la fe sola -- sin amor -- justifica (¡el hombre es justificado o salvo sin amar al Señor!)
Esto bien ilustra el extremismo de los proponentes de la salvación por la fe sola. Aun excluye el amor como requisito para ser salvo. Según esto la persona que no ama al Señor sino solamente cree en él se salva y entonces el amor "es el principio de las obras que siguen tras la justificación por la fe". Pero Jesús dice, "Si me amáis, guardad mis mandamientos" (Jn. 14:15); "El que me ama, mi palabra guardará" (Jn. 14:23). El amor, pues, es lo que nos mueve a obedecer.
Al luchar fuertemente contra las obras del catolicismo, los protestantes han ido al extremo de menospreciar los mandamientos y obras del Nuevo Testamento. Dice Barnes, "¿Quién no sabe del peligro de depender de oraciones, limosnas, sacramentos y Extremaunción, y penitencia, y formas vacías para la salvación?"
Pablo no dice que cualquier fe salva, sino la fe que obra por amor. Jesús dice, "El que me ama, mi palabra guardará" (Jn. 14:23). ¿Qué pues? La fe que salva es la fe que obedece de corazón al evangelio (Rom. 6:18). Desde luego, la expresión "de corazón" incluye el amor y siempre que se predique el evangelio esto debe explicarse porque el primer mandamiento es, "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente" (Mat. 22:37).
En otros textos Pablo emplea otras palabras para enseñar la misma cosa. Compárense los siguientes textos:
Gál. 5:6, "Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, ni la incircuncisión, sino la fe que obra por el amor".
Gál. 6:15, "Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión, sino una nueva criatura". ¿Cómo se llega a ser nueva criatura? Jn. 3:5.
1 Cor. 7:19, "La circuncisión nada es, y la incircuncisión nada es, sino el guardar los mandamientos de Dios". Estos tres textos dicen la misma cosa.
5:7 -- Vosotros corríais bien; -- 4:13, 14. Corrían la carrera del evangelio sin buscar justificación por la ley. Frecuentemente Pablo usaba la figura de correr una carrera para ilustrar la actividad de la vida espiritual. 2:2; 1 Cor. 9:24-27; Fil. 3:11-14; 2 Tim. 4:7.
-- ¿quién os estorbó para no obedecer a la verdad? -- ¿Quién os desvió de la carrera de la verdad en la cual corríais bien? No pide información sino que les hace meditar en lo que hacen. "Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados" (Heb. 12:15). Los judaizantes eran una "raíz de amargura" que estorbaba la fe de los hermanos gálatas. "Y cualquiera que haga tropezar a alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgase al cuello una piedra de molino de asno, y que se le hundiese en lo profundo del mar" (Mat. 18:7). Esto es precisamente lo que hacían los judaizantes.
5:8 -- Esta persuasión no procede de aquel que os llama. -- Por el contrario, estaban diciendo "No" al que los llamó (y "Sí" al diablo). 1:6; 1 Tes. 2:12. La persuasión que procedió de Dios -- el evangelio puro predicado por Pablo -- no tenía nada que ver con la circuncisión.
5:9 -- Un poco de levadura leuda toda la masa. -- En Corinto la levadura que amenazó a la iglesia fue la fornicación (1 Cor. 5:6, 7), pero entre los gálatas la levadura que podía corromper toda la iglesia era la doctrina falsa, "esta persuasión" (ver. 8) y aquél que "os estorbó para no obedecer a la verdad" ("el que os perturba", ver. 10). Posiblemente el mal no había crecido tanto entre ellos. Tal vez Pablo se dio cuenta del problema cuando apenas estaba comenzando, pero si fue así, de cualquier modo, "un poco de levadura" (falsa doctrina) hace mucho daño.
"Un pecador destruye mucho bien" (Ecles. 9:18). Una sola manzana podrida corrompe todas las manzanas de la canasta. Un 2% de veneno en el cereal lo convierte en muerte para los ratones. Alguien ha dicho que no hay tal cosa como "poco ajo". Así es con la falsa doctrina porque "un poco" puede destruir una congregación (o varias). Un pequeño tumor maligno pronto destruye el cuerpo (véase 2 Tim. 2:17). Un poco de "descuido" puede quemar todo el bosque. "Por falta de un clavo se perdió la herradura; por falta de la herradura, se perdió el caballo; por falta del caballo se perdió el soldado; y por falta del soldado se perdió la batalla; y por perder la batalla se perdió el reino. Todo esto por falta de un clavo" (Benjamín Franklin, citado por Hendriksen).
Este texto nos advierte del peligro de tolerar la obra de algún hermano contencioso o la de una "pequeña minoría" que estorba, porque si se toleran un solo hermano o una "pequeña minoría", éstos crecen rápidamente y pueden causar división en la iglesia. (La "pequeña minoría" puede en poco tiempo llegar a ser la "mayoría").
5:10 -- Yo confío respecto de vosotros en el Señor, que no pensaréis de otro modo; -- Aquí Pablo expresa optimismo con respecto a los hermanos gálatas (compárense 3:4; 4:6, 7; y varias veces les llama "hermanos"). "Y tenemos confianza respecto a vosotros en el Señor, en que hacéis y haréis lo que os hemos mandado" (2 Tes. 3:4). "Pero en cuanto a vosotros, oh amados, estamos persuadidos de cosas mejores, y que pertenecen a la salvación, aunque hablamos así ... Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma" (Heb. 6:9; 10;39). "Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo" (Fil. 1:6).
-- mas el que os perturba -- Casi siempre la "pequeña minoría" tiene su cabecilla o cacique. Aquí Pablo dice "el que os perturba", sin nombrarlo como hizo en otros casos (1 Tim. 1:20; 2 Tim. 2:17) y como Juan hizo (3 Jn. 9, 10), pero los hermanos sabían de quien hablaba. En otros versículos usa el plural (1:7; 4:17; 5:12; 6:13). Con respecto a perturbar (o turbar) al pueblo de Dios, véanse también Josué 7:25; 1 Reyes 18: 17, 18.
-- llevará la sentencia, quienquiera que sea. -- 1:8, 9. Compárese 3 Juan 9, 10. Pero lo triste es que también los que siguen a los falsos maestros tendrán que llevar la sentencia (Mat. 15:14).
5:11 -- Y yo, hermanos, si aún predico la circuncisión, ¿por qué padezco persecución todavía? -- Este texto parece indicar que se le acusó a Pablo de predicar la circuncisión, tal vez por haber circuncidado a Timoteo (Hech. 16:3) y porque "Me he hecho a los judíos como judío" (1 Cor. 9:20; Hech. 21:24-26), pero Pablo contesta que la persecución que él sufría era prueba de que él no predicaba la circuncisión como la predicaban los judaizantes. El no predicaba la justificación por la ley sino exclusivamente por el evangelio y, por eso, los judíos seguían persiguiéndole.
-- En tal caso se ha quitado el tropiezo de la cruz. -- Si hubiera predicado la circuncisión como esencial para la justificación, entonces se hubiera quitado "el tropiezo de la cruz" (1 Cor. 1:23), no hubiera habido ofensa y, por eso, tampoco disturbio. Los judíos hubieran aceptado la cruz si ésta no hubiera excluido la circuncisión. Aunque los judaizantes "predicaron a Cristo" (a su modo), no fueron perseguidos porque ellos quitaron esta ofensa de la cruz (6:12).
5:12 -- ¡Ojalá se mutilasen (apokopos) los que os perturban! -- Este es el versículo más fuerte de la carta. Lo que practicaban los judaizantes no merecía el nombre circuncisión; más bien él les llama (Fil. 3:2) "los mutiladores del cuerpo" (literalmente, la mutilación, LBLA). Pablo habla de la verdadera circuncisión en Rom. 2:28, 29.
Dice Vine: "Apokopto, ver CORTAR ... se utiliza metafóricamente en Gá 5:12 ... de separarse a sí mismos, excomulgarse". Otros (McGarvey, Barnes, JFB, Clarke) están de acuerdo con él, pero toda palabra ha de entenderse en su sentido literal a menos que el contexto y otros textos requieran que se entienda en sentido figurado. En este caso el sentido literal no está en conflicto con el contexto ni con otros textos porque Pablo discute la circuncisión física; por eso, el acto de ir más allá de la circuncisión (mutilarse) debe entenderse literalmente.
La palabra apokopos significa cortar y la mayoría de los comentaristas competentes la consideran física (literal): Lightfoot, Meyer, Vincent, Lenski, Expositor's, Robertson, Ferguson, y casi todos los intérpretes antiguos como Jerónimo, Ambrosio, Agustín y Crisóstomo. Según el léxico de Grimm-Thayer, la palabra apokopto significa cortar, amputar (Mar. 9:43; Jn. 18:10, 26; Hech. 27:32. Este léxico entiende la palabra en su sentido literal (físico) y cita Deut. 23:1. Dice que los que interpretan la palabra en sentido figurado son incorrectos. El léxico de Arndt-Gingrich está de acuerdo con Grimm-Thayer. De Gál. 5:12 dice "que se hagan eunucos de sí mismos".
Hay algunos que al leer esto se ofenden y piensan que no le convenía a Pablo hablar así, pero el problema no es con Pablo sino con ellos. Tal vez los mismos no hubieran dicho lo que Jesús dijo en Mat. 18:6, "Y cualquiera que haga tropezar a alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgase al cuello una piedra de molino de asno, y que se le hundiese en lo profundo del mar". En realidad algunos tienen poco amor por la verdad y el lenguaje fuerte que la defiende y condena el error les escandaliza. Estaba en juego no solamente la salvación de los gálatas sino también la nuestra. Entonces, el caso fue sumamente serio.
Como dice Hendriksen, Pablo razona de esta manera: "Ya que la circuncisión ha perdido su valor religioso, no es más que una mutilación (cf. Fil. 3:2) que difiere solamente en cantidad pero no esencialmente de las prácticas de los sacerdotes paganos, prácticas bien conocidas por los gálatas. Pero puesto que los judaizantes que están perturbando a los gálatas creen que un poco de mutilación física es de valor espiritual, que sean consecuentes y corten más radicalmente. Que lleguen al extremo de castrarse, de esa manera haciéndose eunucos como los sacerdotes de Cibele en sus 'devociones' descontroladas". Al hacerlo serían excluidos de la casa de Dios (Deut. 23:1) y llegarían a ser como los paganos a quienes imitaban.
5:13 -- Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; -- Aun los hermanos gentiles eran hijos de la libre (4:31) y deberían estar firmes en esa libertad. Algunos de ellos guardaban "los días, los meses, los tiempos y los años" que eran "débiles y pobres rudimentos" (4:9, 10).
Pablo emplea la palabra libertad once veces en esta carta, siete veces en la carta a los romanos y ocho veces en las cartas a los corintios. La libertad es un precioso don de Dios que a toda costa se debe guardar.
-- solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, -- La verdad no nos hace libres para pecar, sino libres del pecado. A través del evangelio los judíos quedaron libres de la ley de Moisés; "no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia", Rom. 6:14), pero la gracia enseña (Tito 2:12) y esa enseñanza es la ley de Cristo (es "la ley de la fe", Rom. 3:27); es "la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús" (Rom. 8:2). Pablo estaba bajo la ley de Cristo (1 Cor. 9:21). Cuando Pablo enseñó acerca de la gracia algunos querían creer que esto significaba libertad de toda ley y, por eso, que podían perseverar en el pecado, pero léase la refutación de este concepto en Rom. 6:1-4. Los evangélicos enfatizan mucho que no estamos bajo ley sino bajo gracia, y para ellos esto significa que no estamos bajo ninguna ley. No distinguen entre la ley de Moisés y la ley de Cristo. Para ellos ley es ley y para el cristiano ¡no hay ley! Cuando alguno les recuerda de los mandamientos que se deben obedecer, gritan ¡legalistas!
¿De qué somos libres? Libres de la culpa del pecado, Hech. 2:38; libres del dominio del pecado, es decir, libres de la esclavitud a los vicios, la esclavitud de las pasiones carnales, la esclavitud del materialismo o del placer, etc., Rom. 6:12; libres del temor (terror) del juicio, 1 Jn. 4:18.
Pero no quedamos libres para hacer lo que quisiéramos hacer, porque eso sería convertir la libertad en libertinaje. "Como libres, pero no como los que tienen la libertad como pretexto para hacer lo malo, sino como siervos de Dios" (1 Ped. 2:16); "Les prometen libertad, y son ellos mismos esclavos de corrupción: Porque el que es vencido por alguno es hecho esclavo del que lo venció" (2 Ped. 2:16). No somos libres para pecar, sino que debemos llegar a ser siervos los unos de los otros, constreñidos por el amor (ver. 14). No somos libres de toda esclavitud. Rom. 1:1, "Pablo, siervo de Jesucristo". Rom. 6:18, "y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia". Asimismo somos siervos unos de otros. Los que no aprenden esto no entienden la libertad en Cristo.
Pablo no quiere que nadie lleve el yugo de la ley (Hech. 15:10), sino que todos lleven el yugo de Cristo que es fácil (bien acomodado), Mat. 11:28-30. El yugo de Cristo es la perfecta ley de libertad (Sant. 1:25; 2:12).
Somos libres del dominio de la carne. Hay una lucha continua entre la carne y el Espíritu. "Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí" (v. 17). Hay una lista de las obras de la carne en los v. 19-21, y hay una lista del fruto del Espíritu en los v. 22,23.
Existe una relación pésima entre algunos hermanos que profesan ser fieles (conservadores), que profesan predicar "la sana doctrina". Les gusta hablar de seguir el "patrón bíblico", y de "hablar donde la Biblia habla y callar donde ésta calla", pero obviamente su placer principal es, a veces, el de morder y comerse unos a otros, movidos no por el espíritu de amor sino por el espíritu de las fieras. Los que son así no son libres, sino esclavos de la carne. Los hermanos carnales simplemente no han aprendido a ser niños dóciles (Mat. 18:3,4). Tienen más alto concepto de sí que el que deben tener (Rom. 12:3) y menosprecian a sus hermanos. Con corazones amargados viven quejándose contra sus hermanos (Sant. 5:9). No quieren ser pacificadores (Mat. 5:9) porque no son "pobres en espíritu" (Mat. 5:3). Los tales todavía son esclavos de sus propias pasiones carnales. Prometen libertad a otros pero todavía son esclavos de la carne ellos mismos (2 Ped. 2:19). Es indispensable, pues, librarnos de la carne, sus pasiones y obras.
Somos manifiestos al mundo. Los del mundo nos observan. Jesús pidió al Padre, "para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste" (Jn. 17:21). Los mundanos observan los problemas entre hermanos ("enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias") y se burlan de nosotros. "Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros" (Jn. 13:34,35). Por el otro lado, si los hermanos se muerden y se comen unos a otros los del mundo sabrán que no somos los discípulos de Cristo y, por consiguiente, que no somos la iglesia de Cristo.
-- sino servíos por amor los unos a los otros. -- ¿Cómo se demuestra la libertad en Cristo? Al aceptar otra clase de servicio. Dejamos de ser siervos del pecado para llegar a ser siervos de Cristo, Rom. 6:12-18, y servimos a Cristo al servirnos unos a otros (Mat. 25:34-46). Si no llegamos a ser siervos de Cristo y, por eso, siervos unos de otros, entonces abusamos de la libertad.
Somos libres, pero al mismo tiempo tenemos responsabilidades unos para con otros. Tenemos obligaciones. La ley de Cristo -- la perfecta ley de libertad, Sant. 1:25; 2:12 -- nos obliga a servir a Dios con amor y es imposible amar a Dios si no nos amamos unos a otros (1 Juan 4:20). El más grande en el reino es el que sirve más (Mat. 20:26-28). Entonces entre los más grandes en el reino son Dorcas (Hech. 9:36, 39); Febe (Rom. 16:1, 2); la casa de Estéfanas (1 Cor. 16:15, 16); Gayo, 3 Jn. 5-8, etcétera. Dar la vida al Señor significa, pues, dar la vida en servicio a otros. Obsérvese que en Gál. 5 Pablo usa la expresión "unos a otros" cinco veces (v. 13,15,26). Si no aprendemos lo que significa vivir en paz con los hermanos en Cristo, y si no aprendemos a servirnos los unos a los otros, esto indica que no hemos aprendido el segundo mandamiento (v. 14, Mateo 22:39), y también indica que no somos libres.
¿Los del mundo no se ayudan unos a otros? Sí, pero ¿con qué propósito? ¿Son movidos por el amor? Los propietarios, comerciantes, etc. del mundo son serviciales unos con otros, pero muchos lo hacen por interés del dinero, del poder y de la influencia. Es una verdad ineludible que en este mundo todos somos dependientes unos de otros. Por eso, "usted me ayuda a mí y yo le ayudo a usted". La filosofía del mundo, pues, es básicamente el egoísmo. Pero Jesús dice, "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame"; es decir, los discípulos no son movidos y motivados por el egoísmo, sino por un verdadero espíritu de servicio. Saben que ésta es la única grandeza (Mateo 20:25-28).
El cristiano sirve, pues, con el propósito de salvar almas y para confirmarlas en la fe (edificarlas). Sirve siempre con el propósito firme de salvarse a sí mismo y a los que le oyen (1 Tim. 4:16).
¿Qué puedo hacer? Varios textos explican cómo debemos servirnos unos a otros: Rom. 15:14, amonestar; Gál. 6:1, restaurar; 1 Tes. 5:11, 14, animar, amonestar, alentar, sostener; Heb. 11:24, estimular. Varios textos hablan de la importancia de la hospitalidad, Rom. 12:13; 1 Ped. 4:9, como también suplir las necesidades físicas (Sant. 2:14-26; 1 Jn. 3:17, 18), haciendo lo cual servimos a Jesús mismo (Mat. 25:34-46). ¿Qué hizo la casa de Estéfanas? "Hermanos, ya sabéis que la familia de Estéfanas .. ellos se han dedicado al servicio de los santos. Os ruego que os sujetéis (imitéis) a personas como ellos, y a todos los que ayudan y trabajan" (1 Cor. 16:15,16). No preguntaron "¿qué haremos?" y no esperaron hasta que alguien les dieran algún trabajo qué hacer. Ellos solos se dedicaron sin ser empujados a trabajar. No se quejaban diciendo, "no nos dan trabajo que hacer en la iglesia".
"Os recomiendo además nuestra hermana Febe, la cual es diaconisa (sierva o servidora) de la iglesia en Cencrea; que la recibáis en el Señor, como es digno de los santos, y que la ayudéis en cualquier cosa en que necesite de vosotros; porque ella ha ayudado a muchos, a mí mismo" (Romanos 16:1,2). La palabra "diaconisa" es palabra griega no traducida y significa "servidora". Hay requisitos de diáconos (1 Tim. 3:8-10,12,13), pero no de diaconisas. Era hermana que servía como Dorcas (Hech. 9:36,39). También otros son mencionados en Rom. 16 que servían en varias maneras.
Si ministramos a los discípulos de Jesús, ministramos a El (Mateo 25:35-40). Siempre hay hermanos enfermos y pobres y necesitados. Hay hermanos nuevos, hermanos débiles, hermanos con problemas. Hay muchos textos que hablan de la necesidad de practicar la hospitalidad (Rom. 12:13; 1 Ped. 4:9, etc.). El mundo está lleno de inconversos y la mayoría de ellos nunca han escuchado el evangelio. Los miembros que pueden asistir a las reuniones de la iglesia también pueden visitar, invitar, repartir folletos, usar el teléfono, escribir, etc. Hay un sinfín de medios de servir "si primero hay la voluntad dispuesta".
El amor es activo. El amor es conocido solamente por sus acciones. Dios amó, Dios dio. Cristo amó, Cristo dio. El amor siempre es visible, es evidente. La persona que busca la verdadera libertad en Cristo y la verdadera libertad sobre la carne no es egoísta, no sirve por interés, sino que con abnegación de sí y con buena voluntad busca el bienestar físico y espiritual de otros.
No solamente sirve, sino lo hace demostrando el fruto del Espíritu (5:22, 23). Está "lleno del Espíritu" (Efes. 5:18) y todos pueden observarlo. Es movido por el amor. Hace todo con gozo y lo exhibe en su actitud, en su habla y en su servicio. Busca la paz con todos (Rom. 12:18); es un "pacificador". No trata de apaciguar o aplacar al pecador. No se compromete con el pecado y el error, sino que enseña y practica el evangelio de paz. Usa de paciencia porque tiene plena confianza en la palabra como simiente que producirá fruto en su tiempo. No simplemente aguanta y tolera, sino que soporta a sus hermanos y persevera a pesar de la ingratitud de otros. Es benigno y bondadoso como el buen samaritano, como Dorcas, como Bernabé, y siempre fiel, leal, confiable y responsable. Su mansedumbre (gentileza) es obvia a todos (Fil. 4:5) y practica el dominio propio en todo y para con todos. Si este fruto no es evidente, si no se puede observar en nosotros, entonces no existe. No se trata de cualidades escondidas.
5:14 -- Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. -- Mat. 22:40; Rom. 13:8. La palabra amar no significa simplemente un sentimiento o emoción, sino actividad (se ve en el servir). Significa tener buena voluntad; desea el bienestar de la persona amada. Debemos amar aun a los enemigos (Mat. 5:44-45).
5:15 -- Pero si os mordéis (palabra usada comúnmente de víboras) y os coméis unos a otros, mirad que también no os consumáis unos a otros. -- 2 Cor. 11:20. La vida de la congregación es destruida por los mismos miembros. En inglés los que difaman se llaman backbiters (los que muerden la espalda), Prov. 25:23; 2 Cor. 12:20.