ESCUCHA RADIO HIT HEAVEN ONLINE

!!BIENBENIDOS!!!

El Ministerio Cristiano Israel nace en el corazón de Dios hace algun tiempo despertando una necesidad tremenda en el estudio de la palabra, con mis comienzos en el estudio de la palabra a los 18 años de edad. Desde entonces he tenido un vivo deceo de llevar la palabra de Dios a las naciones.

Hoy quiero invitarte a conocer profundamente el mensaje de nuestro Señor a las naciones como así también profundizar tus conocimientos sobre su vida, persona, poder, magnificencia, reino, Amor, fidelidad, misericordia, etc... Aquí podrás conocer la historia de Israel en sus comienzos en el A.T como también en el N.T el proceso del nuevo pacto que nos permitio acceder a sus promesas.

Espero que sea una fuente rica para el conocimiento verdadero de sus verdad.

"EL TEMOR DEL SEÑOR ES EL PRINCIPIO DEL CONOCIMIENTO; LOS NECIOS DESPRESIAN LA SABIDURIA Y LA DISCIPLINA". PROVERVIOS CAP 1:7.

Efesios Cap 4:17-32

Efesios 4:17-32
4:17 -- "Esto, pues, digo". Véase la conexión entre la exhortación que comienza con este versículo con lo que acaba de decir. Las palabras conectivas son importantes.
-- "y requiero en el Señor" ("afirmo juntamente con el Señor", La Biblia de las Américas). La exhortación de Pablo, aunque él era inspirado, es reforzada por el nombre del Señor. Lo que exhorta es la exhortación del Señor; exhorta en el nombre o por la autoridad del Señor.
-- "que ya no andéis como los otros gentiles". Omítase la palabra "otros". Algunos agregan la palabra "otros" porque Pablo se dirige a los cristianos gentiles. Pero los cristianos no somos ni judíos ni gentiles, sino hemos formado una tercera raza muy especial (1 Ped. 2:9). Los cristianos deben abandonar la clase de vida llevada por los gentiles, como los israelitas tuvieron que abandonar las costumbres de Egipto y de Canaán. Véase 2:1-3,11,12; 1 Ped. 4:2-4. Ya dejaron el culto a Diana de los efesios, y quemaron los libros de artes mágicas (Hech. 19:19). Quemaron los puentes tras ellos, para no volver.
Muchos conversos han seguido el ejemplo de los efesios: han dejado varias formas de idolatría (religiosa y mundana); han dejado los vicios (de tomar, de fumar, de bailar, de jugar, etc.); y han dejado religiones falsas.
Ahora debemos "andar" de otra manera: debemos andar en amor (5:1,2); "andad como hijos de luz" (5:8); "andéis, no como necios sino como sabios" (5:15; Col. 4:5); "Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne" (Gál. 5:16,25); en fin, debemos "andar" en el camino de salvación.
-- "que andan en la vanidad de su mente". La palabra "vanidad" se refiere a cosas inútiles, huecas, vacías y superficiales. El pensamiento dominante aquí es la futilidad de sus vidas. No se refiere tanto al orgullo aunque sin duda su orgullo contribuye a su problema. Pero se trata de tener en la mente una meta y esa meta es la futilidad. Razonan y trabajan y luchan para alcanzar su meta la cual es pura derrota.
Debemos trabajar diligentemente para rescatar a la gente de esta miseria. Es muy triste pensar en el caso de tales personas. De verdad da lástima. Su vida es una serie de esperanzas fallidas. Procuran pero no logran. Ecles. 1:7,8; 3:9 bien explica este dilema. La vida sin Dios es una vida de vanidad. La única conclusión lógica y razonable es la conclusión citada en Ecles. 12:13,14, "El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre. Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala".
4:18 -- "entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios", como Rom. 1:21-23 bien lo describe. Esto explica la causa de la futilidad de tales vidas. Por educados que sean, su entendimiento está oscurecido. "En los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo" (2 Cor. 4:4).
Esta condición es producida voluntariamente; no hay nadie ni nada que nos pueda oscurecer el entendimiento. Esta condición es el resultado de una actitud rebelde del que no quiere estar cerca de Dios, y se aleja de El.
-- "por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón". El evangelio puede entenderse (3:3,4; 5:17). Pablo habla de personas que ignoran la voluntad de Dios, que tienen su entendimiento oscurecido, y están lejos de Dios por causa de la dureza de su corazón. No saben porque no quieren saber. No les conviene saber. Otra vez, un comentario apropiado es Rom. 1:20-23. También Jn. 9:40,41. Los fariseos se jactaban de su conocimiento, pero eran los ciegos que guiaban a los ciegos al hoyo de Mat. 15:14. Los que no ven y quieren ver podrán ver. Pero hay poca esperanza para los ciegos que dicen que pueden ver. Las personas descritas por Pablo aquí y los fariseos ciegos con quienes Jesús discutía viven en las tinieblas y las tinieblas moran en ellos.
4:19 -- "los cuales, después que perdieron toda sensibilidad..." "teniendo cauterizada la conciencia" (1 Tim. 4:2). "¿Se han avergonzado de haber hecho abominación? Ciertamente no se han avergonzado, ni aun saben tener vergüenza; por tanto, caerán entre los que caigan ... dice Jehová" (Jer. 6:15). Véase también Fil. 3:18,19. No es que éstos no puedan sentir nada; el problema es que endurecen sus corazones contra Dios. Han callado la voz de su conciencia hasta que ésta sea cauterizada. Su corazón es como mármol con respecto a lo que Dios dice; ya no recibe las impresiones que debe recibir cuando Dios le habla. Tienen mucha sensibilidad para cosas viciosas, pero suprimen todos los sentimientos favorables a Dios.
-- "se entregaron a la lascivia para cometer con avidez toda clase de impureza". La palabra "lascivia" denota exceso, licencia (libertinaje), ausencia de control (dominio propio), y toda forma de indecencia. Es el abandono, (el desenfreno) completo. Se rechaza toda restricción, para vivir desenfrenadamente. Esta clase de vida se describe en Rom. 13:13, 2 Cor. 12:21, y en todos los catálogos de vicios (Gál. 5:19-21; Col. 3:5-8; etc.). Rom. 1:24 dice que "Dios los entregó a la inmundicia" (otra vez en los vers.. 26,28).
Cuando los hombres rechazan la palabra de Dios, y no quieren "tener en cuenta a Dios", Dios los entrega a "una mente reprobada" (Rom. 1:28). Esto no significa permiso, y no significa que Dios causa su caída, sino que El da su juicio: serán entregados a sus pecados, para sufrir las consecuencias de ellos, aun en esta vida, y mucho más en el juicio. Dios emplea el pecado para castigar al pecador. A los que están resueltos a destruirse solos Dios les dice, "Así sea, destrúyanse".
El léxico griego de Henry Thayer define la palabra "lascivia" (aselgia) como "actos licenciosos, tales como palabras sucias, movimientos corporales indecentes, el manejo incasto de hombres y mujeres". Esta palabra prohibe terminantemente los bailes modernos, y la mayoría de las canciones modernas. La lascivia se observa en el habla, en la ropa (como en la falta de ella), en los negocios, y en todo aspecto de la vida moderna. El cine y la televisión están promoviéndola abierta e intensamente. Las películas más populares son las que exhiben toda clase de violencia, sensualidad, y las cualidades más perversas del carácter humano.
-- "para cometer con avidez toda clase de impureza". No hay otra palabra que describa mejor el desenfreno y la desvergüenza de mucha gente moderna que la palabra "avidez". Codiciosa y ansiosamente practican el mal. Su hambre es insaciable; son glotones cuyos apetitos no tienen límite. Liberan desenfrenadamente las emociones. Sus canciones son gritos de disolución, de rebeldía, y a la vez una profunda expresión de su miseria. De hecho, su gozo principal es su miseria. Rápidamente va degenerando su moralidad: los homosexuales ya salieron del escondrijo y abiertamente exigen sus derechos; más de un millón y medio de abortos (homicidios) se practican cada año en Estados Unidos cuya moneda dice "En Dios Confiamos"; se da el divorcio a la mitad de las parejas que se casan (algunos "se casan" para poder cruzar fronteras legalmente sin ningún pensamiento de ser esposos); los criminales se prenden para soltarse o inmediatamente o en muy poco tiempo; el comercio en drogas y todos los problemas causados por su uso han llegado a niveles catastróficos; y todas estas cosas se cometen "con avidez", con ansia.
4:20 -- "Mas vosotros no habéis aprendido así a Cristo". Aprender a Cristo significa mucho más que aprender acerca de Cristo. Significa recibirlo, obedecerlo e imitarlo. El es el pan de vida que tiene que ser asimilado (Jn. 6:35). "Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn. 6:53). Esto no se refiere a la cena del Señor, sino a recibirlo, creer en El y abrazar sus enseñanzas para ser verdaderos discípulos de El. Cristo es la vida de los cristianos. Aprender a Cristo equivale a conocerle y ser conocido por El (Gál. 4:9; 1 Jn. 2:3,4,13). Todos los grupos religiosos aprenden algo acerca de Cristo, y aceptan las cosas que les convienen, pero esto no significa que han aprendido a Cristo en el sentido de este texto.
4:21 -- "si en verdad le habéis oído, y habéis sido por él enseñados", un modismo, empleado, no para indicar duda, sino para recordarles que ellos seguramente sí habían oído y aprendido, porque Pablo mismo enseñó a muchos de ellos (Hech. 19; 20:17-36), tanto por medio de su ejemplo, como por su enseñanza.
4:22 -- "En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre". Varios textos describen la "pasada manera de vivir" de los gentiles: 2:2,3; 4:17-19; 5:8,14; Col. 1:21; 2:13; 3:7, etc. Esta manera de vida debe cesar terminantemente. El arrepentimiento significa un cambio de mente para dar una vuelta de 180 grados.
Despojarse" y "vestirse" sugiere un cambio de ropa; se debe quitar la ropa sucia, para vestir la ropa limpia. Es necesario despojarnos de toda inmundicia, de toda carnalidad, y el principio de este proceso es el cambio de corazón.
El ver. 25 dice "desechando"; el ver. 31 dice "quítense de vosotros ..."; Rom. 6:6 dice, "nuestro viejo hombre fue crucificado"; Rom. 13:14 dice "no proveáis para los deseos de la carne"; Gál. 5:16 dice "no satisfagáis los deseos de la carne"; Col. 3:5 dice "Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros"; y Tito 2:12 dice "renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos".
En varios textos el vestido es símbolo del carácter (o de la conducta): bueno (Job. 29:14; Sal. 132:9; Isa. 11:5; 61:10); o malo (Sal. 73:6; 35:26; 109:29).
-- "que está viciado conforme a los deseos engañosos", "se corrompe", se hace corrupto, va para la ruina eterna, porque sigue sus deseos engañosos. Otra vez Pablo se refiere a la futilidad de la meta de la gente perdida en pecados. Los del mundo están trabajando día y noche para la destrucción de sí mismos.
Son deseos engañosos porque el diablo promete mucho placer, pero paga con vergüenza, tristeza y miseria. Jesús habla del "engaño de las riquezas" (Mat. 13:22), un poder engañador que destruye a millones de personas (1 Tim. 6:9,10). Los deseos engañosos de los carismáticos (pentecostales) de tener los dones del Espíritu Santo para hablar en lenguas, para sanar, etc. los destruye, porque no les faltarán obreros fraudulentos y "señales y prodigios mentirosos" (2 Tes. 2:9,10; Mat. 24:24; Apoc. 16:14). Los deseos malos nos inducen a toda clase de tentación (Sant. 1:14).
4:23 -- "y renovaos en el espíritu de vuestra mente". Aquí empieza el proceso de la conversión. Si no hay renovación en el espíritu de la mente, entonces no habrá cambio verdadero de vida. Muchos bautizados no perseveran, por falta de esta renovación. Rom. 12:2 dice "transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento".
Es imposible vivir por Cristo sin la renovación de la mente. Es indispensable que haya cambio de corazón, cambio del entendimiento, cambio de voluntad y cambio de las emociones. La conversión es una regeneración, una recreación. El individuo es "rehecho", hecho de nuevo.
4:24 -- "y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad". Véase el v. 22. El nuevo hombre creado según Dios (2:10) es creado o recreado por el evangelio predicado por Pablo. El mismo Pablo es un buen ejemplo de esto. Oyó el evangelio, se arrepintió y se bautizó para lavar sus pecados (el relato de su conversión se halla en Hech. 9,22,26 y Gál. 1). 2 Cor. 5:17 dice "si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas". Gál. 3:27 nos dice cómo estar revestidos: "todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos".
En las palabras "despojaos" y "vestíos" vemos los lados negativos y positivos del evangelio. Hay predicadores y otras personas que llenan sus enseñanzas con prohibiciones, condenando la mundanalidad y el error. Otros dan mucha importancia a la predicación positiva, y aun critican a otros por ser tan negativos. (No reconocen que ellos mismos son negativos cuando condenan a algunos por ser negativos).
Pero la verdad es que el evangelio tiene muchos requisitos tanto negativos como positivos. Ni uno ni otro se puede descuidar. No es posible sembrar la semilla sin antes preparar (limpiar) el terreno. No es posible construir un edificio sin limpiar el solar, y esto a veces requiere trabajo difícil y complicado. Dios dijo a Jeremías (1:10), "Mira que te he puesto en este día sobre naciones y sobre reinos, para arrancar y para destruir, para arruinar y para derribar, para edificar y para plantar". Así es nuestro trabajo en el evangelio. No se puede dar una respuesta afirmativa a Cristo sin dar una respuesta negativa a Satanás.
4:25 -- "Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo, porque somos miembros los unos de los otros". Obsérvense las palabras conectivas, "Por lo cual" (véase 1:15, notas). La primera aplicación práctica hecha por Pablo de su enseñanza acerca de "despojarse" y "vestirse" es desechar la mentira y hablar verdad. ¡Qué difícil es dejar la mentira! ¡cuántos nuevos conversos luchan constantemente con esta tentación! La mentira es un "modo de vivir" de mucha gente inconversa. Se usa en el hogar, en el trabajo, en los negocios, y casi en toda faceta de sus vidas. Las vidas de los del mundo están llenas de "toda injusticia ... engaños y malignidades" (Rom. 1:29).
La mentira debe desecharse porque es una causa mayor de la condenación del viejo hombre. "Ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira" (Rom. 1:25) cayeron en abominables idolatrías. Convenciéndose que eran sabios (una mentira), rechazaron la sabiduría de Dios. Las mentiras que los hombres fabrican, creen y enseñan acerca de Dios les conducen a aceptar filosofías huecas, tales como la "evolución" y otra "ciencia" falsamente así llamada (1 Tim. 6:20). Las mentiras propagadas por los mormones, los "testigos", los "solo-Jesús", etc. les mueven a resistir y a pelear contra el Dios verdadero y la doctrina sana de la Biblia. La mentira arrulla al hombre moral con el refrán mortal de que "no he hecho nada digno de castigo eterno".
¡Cuántos hogares y cuántas congregaciones se han destruido por la mentira en forma de chismes y calumnias! "Desechando la mentira, hablad verdad". Y recuérdese que es posible mentir, no solamente con palabras, sino también con los ojos, con los hombros (encogidos para indicar "no sé"), con el silencio, con alguna expresión del rostro, o con algún gesto de las manos, etc. Si el propósito de alguno es engañar o dejar alguna impresión falsa o errónea, es mentira. También, la verdad a medias es una mentira (Gén. 12:13).
4:26 -- "Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo". Dios se enoja (1 Reyes 11:9; 2 Reyes 17:18; Sal. 7:11; 79:5; 80;4,5; Heb. 12:29); Cristo se enoja (Mar. 3:5; Juan 2:15.17). El cristiano debe enojarse al observar el pecado y la destrucción de vidas y almas causada por el pecado. Si amamos la verdad, entonces aborrecemos el error y el pecado. No seremos indiferentes ni hacia el pecado ni hacia la destrucción que éste causa.
Sin embargo, el enojo es muy peligroso y tiene que controlarse, pues fácilmente se convierte en resentimiento y en deseo de venganza. Por lo tanto, "no se ponga el sol sobre vuestro enojo". Si el enojo permanece en el corazón, puede producir malicia y amargura. Si el enojo que sentimos es indignación justa, como la de Jesús, debemos decir lo que se debe decir, o hacer lo que se debe hacer, y luego acabar con el enojo.
4:27 -- "ni deis lugar al diablo", "no deis oportunidad al diablo (La Biblia de las Américas), cosa que sucede si no quitamos muy pronto el enojo del corazón. El enojo guardado y nutrido en el corazón da ocasión al diablo a tentarnos. Cuando el cristiano se indigna, su reacción, sea en palabra o en hecho, debe ser lo que le agrada a Dios. No es pecado reaccionar con indignación a las injusticias u otras provocaciones de Satanás (Mar. 3:5; Hech. 23:3), pero lo importante es que lo hagamos con dominio propio. "El amor no se irrita, no guarda rencor" (1 Cor. 13:5).
4:28 -- "El que hurtaba, no hurte más". Esto se aplica no solamente al ladrón nocturno, sino también a cualquiera que robe por medio de cualquier fraude u otro método: el representar mal la mercancía o servicio que se ofrezca; medidas y pesos falsos (Prov. 11:1; 20:23); el no pagar el debido jornal a los obreros (Sant. 5:4); el no trabajar las horas indicadas en el acuerdo o contrato o no trabajar cumplidamente; "sirviendo al ojo", o sea, trabajar solamente cuando el patrón o mayordomo esté presente (Col. 3:22); y el no pagar las deudas (porque ¿cuál es peor, robar de noche o llevar la mercancía de día y no pagar?)
Además, recuérdese Mal. 3:8. Dios dice que su pueblo le robó con respecto a diezmos y ofrendas. El Nuevo Testamento no requiere diezmos sino una ofrenda según Dios nos haya prosperado (1 Cor. 16:1,2). Cada quien debe ofrendar según haya propuesto en su corazón (2 Cor. 9:7). ¿Robaremos a Dios, dándole sobrantes? A veces los miembros salen de vacaciones o se mudan de residencia, y se les olvida la ofrenda durante varias semanas o meses. Si hay exigencia o escasez, a veces la ofrenda se reduce o se omite. En tales casos, se roba a Dios, para salir de algún problema económico.
-- "sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno". Dice la Versión Latinoamericana, "produce con sus manos".
Un problema grande en la iglesia de Tesalónica fue el que algunos hermanos no realizaban ningún trabajo. No trabajaban en nada para ganarse la vida. Pablo les dijo (1 Tes. 2:9) que él mismo les dio buen ejemplo en esto; trabajando con sus manos: "Porque os acordáis, hermanos, de nuestro trabajo y fatiga; cómo trabajando de noche y de día, para no ser gravosos a ninguno de vosotros, os predicamos el evangelio de Dios". En 1 Tesalon. 4:11 dice, "que procuréis tener tranquilidad, y ocuparos en vuestros negocios, y trabajar con vuestras manos de la manera que os hemos mandado".
En la segunda carta habla en tonos más severos, demandando disciplinar a los hermanos ociosos (desordenados)(2 Tesalon. 3:6-14). Dice en el ver. 10, "Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma".
Esta enseñanza de trabajar y producir con las manos evita o corrige muchos males. Vence la tentación de hurtar, y acaba con la pereza, que es una cualidad totalmente contraria al evangelio. La laboriosidad destruye la ociosidad. Es muy importante que los padres enseñen esto a sus hijos. Decían los judíos que el no enseñar al hijo algún oficio era igual a enseñarle a ser ladrón.
Este mandamiento de Pablo condena la jugada. La Biblia enseña los medios legítimos por los cuales se adquiere el dinero: (1) la ley del trabajo: el trabajo tanto mental como físico, para ganar sueldo, o para sacar ganancia de algún negocio o de alguna inversión; (2) la ley del cambio: mercancía es cambiada por su equivalente de dinero; (3) la ley del amor: una herencia, o dinero regalado o compartido ("para que tenga qué compartir con el que padece necesidad"). La jugada no cabe en ninguna de estas tres categorías.
La jugada es del diablo, porque niega la integridad del trabajo. Es una forma de robar. Es robo voluntario, en el mismo sentido en que el duelo es homicidio voluntario. En el duelo se mata el uno al otro con su consentimiento. En la jugada se roba el uno al otro con su consentimiento. La jugada no es conforme a la ley del cambio, porque nada se da para remplazar el dinero perdido. En lugar de seguir la ley del amor, se sigue la ley de la avaricia. Se codicia el dinero de otro. La jugada siempre se halla entre las malas compañías, con toda forma de disolución.
Por último, debe recordarse siempre que la jugada esclaviza. Hay muchos "juegoadictos". Este fenómeno es notorio, tanto como la adicción al alcohol o las otras drogas. Ha causado la ruina de muchas personas; ha destruido familias, negocios y vidas. Es una expresión exagerada de la avaricia. Es la codicia personificada.
-- "para que tenga qué compartir con el que padece necesidad". Hay muchos hermanos que no pueden trabajar. Han trabajado, y quisieran de todo corazón trabajar otra vez, pero han perdido la salud por causa de enfermedad o accidente. También hay viudas y huérfanos, ancianitos y enfermos. Nunca faltarán hermanos necesitados. Es una gran bendición de Dios tener buena salud para poder trabajar. También el empleo, el negocio o cualquier fuente de ingresos legítimos es una bendición de Dios. Verdaderamente es la providencia de Dios (Sant. 1:17). Debemos, pues, compartir con otros para manifestar nuestra gratitud a Dios y no gastar todo en nosotros mismos.
4:29 -- "Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca". ¿Cómo se puede corregir este problema? Limpiar el corazón. "Porque de la abundancia del corazón habla la boca" (Mat. 12:34). Las palabras corrompidas que salen de la boca indican que el corazón (el carácter) es corrupto. "El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas; el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas" (Mat. 12:35). Véanse también Mat. 15:18,19; Mar. 7:21-23; Prov. 4:23 (del corazón mana la vida").
-- "sino la que sea buena para la necesaria edificación ... dar gracia". Véase Col. 4:6. La lengua es una fuerza tremenda para bien o para mal. Se usa la lengua para predicar, para enseñar, para exhortar, para amonestar y para alentar, pero también se usa para destruir con mentiras, con chismes y con toda clase de ataque contra la persona de otros (Sant. 3:3-12). Hay muchos textos en Proverbios que nos instruyen sobre el uso correcto de la lengua.
4:30 -- "Y no contristéis al Espíritu Santo". Aquí vemos claramente que el Espíritu Santo tiene personalidad. Es una persona. Tiene cualidades de una persona: piensa, razona, habla, oye, se puede resistir (Hech. 7:51), se le puede apagar (los dones de El)(1 Tesal. 5:19); se le puede enojar (Isa. 63:10); y aquí Dice Pablo que se le puede contristar por la infidelidad de los miembros del cuerpo de Cristo.
-- "con el cual fuisteis sellados". Véase 1:13, notas.
4:31 -- "Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira", el disgusto, el resentimiento, etc.
-- "gritería y maledicencia", la lengua desenfrenada, debido a soltar las emociones para ventilar el disgusto y el resentimiento. La persona de mal genio -- "genio fuerte" o "carácter fuerte" -- no ha limpiado su corazón. La gritería y maledicencia son el "mal tesoro" de que Jesús habla, sacado de un corazón malo. La lengua es "un fuego, un mundo de maldad", (Sant. 3:2-12). La "maledicencia" incluye la blasfemia, falsas acusaciones, el chisme y toda clase de palabra injuriosa.
"toda malicia", la mala voluntad y mala disposición que tiene el deseo de perjudicar a otros. Recuérdese que la definición básica de la palabra "amor" (agapao) es buena voluntad.
Estos términos describen la condición de corazón que resulta si no nos despojamos del viejo hombre (ver. 22). Los males mencionados en el ver. 31 pertenecen al viejo hombre y no al nuevo hombre; no son cualidades del cristiano.
En particular estas palabras describen la conducta de la persona que no controla el enojo y que no está dispuesta a perdonar. Cuando hay amor en el corazón, no cabe la amargura, etc.
La persona de genio amargado sufre muchas consecuencias negativas, y no solamente espirituales, sino también mentales y aun físicas. No conviene dejar que otros nos provoquen tanto. Es necesario practicar el dominio propio y siempre controlar las emociones. Nuestra reacción a las provocaciones no debe ser como la reacción de los mundanos.
No se puede negar que otros nos pueden afligir. Pero la aflicción más grande y dañina es la que nos hacemos a nosotros mismos. Es imperativo que cada cristiano entienda que esta lista de cosas mencionadas por Pablo (amargura, enojo, ira, gritería, maledicencia, malicia) son la reacción de la persona provocada, y no son en ningún sentido necesarias o ineludibles. Estas palabras describen la reacción del viejo hombre a las provocaciones de la vida, pero el cristiano se ha renovado en el espíritu de su mente y se ha vestido del nuevo hombre.
4:32 -- "Antes sed benignos unos con otros". El evangelio quita lo malo, y luego, inmediatamente llena el corazón con cosas buenas. No basta con limpiar el corazón, porque no es posible que quede vacío. Como indica la parábola (Mat. 12:43-45), lo malo que fue quitado regresa y con más fuerza. "Antes sed benignos"; es decir, en lugar de amargarse y soltar toda clase de gritería y maledicencia, exhortar y enseñar con buenas palabras y con actitud benigna. "Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte; y el que se enseñoree de su espíritu, que el que toma una ciudad" (Prov. 16:32).
-- "misericordiosos", véanse Mat. 5:7; 18:23-35; Luc. 6:36; 18:13; Sant. 2:13.
-- "como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo". Dice Cristo que tenemos que perdonar para ser perdonados (Mat. 6:14,15). Debemos perdonar como Dios perdona, y debemos perdonar para ser perdonados. ¿Cómo perdona Dios? "Nunca más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades" (Heb. 8:12). Dicen algunos, "Yo sí puedo perdonar, pero no puedo olvidar". ¿Perdonan los tales como Dios perdona? Cuando Dios perdona, el mal queda borrado y olvidado, como si nunca lo hubiéramos hecho.