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El Ministerio Cristiano Israel nace en el corazón de Dios hace algun tiempo despertando una necesidad tremenda en el estudio de la palabra, con mis comienzos en el estudio de la palabra a los 18 años de edad. Desde entonces he tenido un vivo deceo de llevar la palabra de Dios a las naciones.

Hoy quiero invitarte a conocer profundamente el mensaje de nuestro Señor a las naciones como así también profundizar tus conocimientos sobre su vida, persona, poder, magnificencia, reino, Amor, fidelidad, misericordia, etc... Aquí podrás conocer la historia de Israel en sus comienzos en el A.T como también en el N.T el proceso del nuevo pacto que nos permitio acceder a sus promesas.

Espero que sea una fuente rica para el conocimiento verdadero de sus verdad.

"EL TEMOR DEL SEÑOR ES EL PRINCIPIO DEL CONOCIMIENTO; LOS NECIOS DESPRESIAN LA SABIDURIA Y LA DISCIPLINA". PROVERVIOS CAP 1:7.

1 tesalonicenses Cap:5 1 - 11

1 TESALONICENSES 5:1-11
5:1 Pero acerca de los tiempos (chronos, un período extendido, ATR) y de las ocasiones (épocas, LBLA; kairos, un lapso de tiempo definido, ATR), no tenéis necesidad, hermanos, de que yo os escriba. -- Pablo sigue hablando de la segunda venida de Cristo. En los versículos anteriores consolaba a los hermanos con respecto a sus seres queridos que ya murieron; ahora les exhorta a ellos y a nosotros para que estemos listos para ese gran evento. No tenían necesidad de que Pablo les escribiera sobre el tiempo de la segunda venida de Cristo, porque ya les había instruido, pero se puede agregar que los fieles no tienen necesidad de saber cuándo Cristo vendrá porque siempre están listos.
En cuanto a los tiempos y las épocas, compárese Hech. 1:7, "Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones (épocas, LBLA), que el Padre puso en su sola potestad". Nota importante: Jesús dice (Mar. 13:32), "Pero de aquel día y de la hora nadie sabe, ni aun los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre". Algunos hermanos citan este texto para probar que durante su vida en la tierra Jesús no era omnisciente, pero este texto no enseña tal cosa. Más bien, de acuerdo a lo que dice en Hech. 1:7, no es el papel del Hijo, ni el de los ángeles, ni el del Espíritu Santo, revelar "aquel día". Si Mar. 13:32 enseña que Jesucristo no era omnisciente, entonces enseña que el Espíritu Santo no es omnisciente. Oseas 8:4 dice, "Ellos constituyeron príncipes, mas yo no lo supe". ¿Este texto enseña que Dios no es omnisciente? Claro que no. Tampoco enseña Mar. 13:32 que durante su vida terrenal Cristo no era omnisciente. Es necesario dejar que la Escritura explique la Escritura.
No tenemos necesidad de saber cuándo Cristo vendrá. Lo importante es que estemos listos todo el tiempo. Compárese Luc. 13:23 "Y alguien le dijo: Señor, ¿son pocos los que se salvan? Y él les dijo: 24 Esforzaos (luchar; castellano, agonizar, WEV) a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán. 25 Después que el padre de familia se haya levantado y cerrado la puerta, y estando fuera empecéis a llamar a la puerta, diciendo: Señor, Señor, ábrenos, él respondiendo os dirá: No sé de dónde sois. 26 Entonces comenzaréis a decir: Delante de ti hemos comido y bebido, y en nuestras plazas enseñaste. 27 Pero os dirá: Os digo que no sé de dónde sois; apartaos de mí todos vosotros, hacedores de maldad. 28 Allí será el llanto y el crujir de dientes". Lo importante no es especular en cuanto al número de los salvos; más bien nos conviene preocuparnos por la cuestión vital: ¿estaré yo listo?
"Hay actividades que no se pueden dejar hasta el último momento. Es demasiado tarde para prepararse para un examen cuando llega el momento de escribir. Es demasiado tarde para asegurar una casa cuando ha estallado la tormenta. Hay cosas que deben hacerse a tiempo ... Un viejo escocés a quien alguien le ofrecía palabras de consuelo porque le había llegado la hora, replicó: ‘¡Ya teché mi casa cuando el tiempo era bueno!’" (WB).
Si el Señor nos hubiera dicho exactamente cuando vendría, ¿cuántos estarían verdaderamente preparados para su venida? El Señor quiere que dediquemos la vida a la práctica de sus enseñanzas para nuestro propio bien y para transformarnos a su imagen (Rom. 8:28; 12:2; 2 Cor. 3:18; Efes. 4:24; Col. 3:10). Por lo tanto, el Señor no nos dice el tiempo de su venida, pero sí nos dice, (Rom. 13:11), "Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño; porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos. 12 La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz. 13 Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia, 14 sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne". Pedro dice, "Baste ya el tiempo pasado para haber hecho lo que agrada a los gentiles" (1 Ped. 4:3).
No sabemos cuándo el Señor vendrá, pero Pablo dice, "Pero esto digo, hermanos: que el tiempo es corto; resta, pues, que los que tienen esposa sean como si no la tuviesen; 30 y los que lloran, como si no llorasen; y los que se alegran, como si no se alegrasen; y los que compran, como si no poseyesen; 31 y los que disfrutan de este mundo, como si no lo disfrutasen; porque la apariencia de este mundo se pasa. 32 Quisiera, pues, que estuvieseis sin congoja" (1 Cor. 7:29-32). Si Cristo viene primero o si morimos primero, el tiempo es corto. Debemos hacer todos los planes de la vida teniendo presente siempre que el tiempo es corto. No conviene que ninguna relación o actividad de la vida nos estorbe espiritualmente. "Mas el fin de todas las cosas se acerca; sed, pues, sobrios, y velad en oración" (1 Ped. 4:7).
También Pablo dice, "He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación" (2 Cor. 6:2).
5:2 Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor -- el día en que el Señor juzga, Amós 5:18-20; Sofon. 1:14-18; 2 Ped. 3:10. Compárense 1 Cor. 5:5, "a fin de que el espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús"; Jn. 6:40, "le resucitaré en el día postrero"; 2 Ped. 3:12, "esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios"; Judas 6, "el juicio del gran día"; así pues "el día del Señor" se refiere a "la venida de nuestro Señor Jesucristo" (2 Tes. 2:2; 1:7).
-- vendrá así como ladrón en la noche; -- ¿Por qué se compara la venida del Señor con la venida de un ladrón? (1) Porque no avisará cuándo vendrá; (2) su venida será inesperada; y (3) la mayoría de la gente no estará preparada. A pesar de textos tan claros como éste, los hombres siguen especulando acerca del tiempo de la venida de Cristo y del fin del mundo. Los testigos del Atalaya son los ofensores más grandes, pero también ha habido otros. Tal actitud muestra su rechazo de las afirmaciones claras de las Escrituras.
Mat. 24:43, "Pero sabed esto, que si el padre de familia supiese a qué hora el ladrón habría de venir, velaría, y no dejaría minar su casa. 44 Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis". Dice Pedro, "Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas. 11 Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, 12 esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán! (2 Ped. 3:10-12). Jesús dice a la iglesia de Sardis, "Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; y guárdalo, y arrepiéntete. Pues si no velas, vendré sobre ti como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti" (Apoc. 3:3). "He aquí, yo vengo como ladrón. Bienaventurado el que vela, y guarda sus ropas, para que no ande desnudo, y vean su vergüenza" (Apoc. 16:15).
5:3 que cuando digan: Paz y seguridad, -- En cuanto a las actividades humanas, inmediatamente antes de llegar "el día del Señor" todo será normal. Es posible que sea un tiempo sumamente bueno y favorable, quizá un tiempo de paz mundial y de prosperidad inigualada. Este texto bien describe la actitud de los hombres inconversos. Aun minutos antes de la venida del Señor para tomar venganza sobre los que no obedecen al evangelio (2 Tes. 1:7-9) estarán diciendo "Paz y seguridad" ("todo va bien; no hay problema"). De esta misma manera los falsos profetas engañaron al pueblo de Israel poco antes de venir sus enemigos para llevarlos al cautiverio (Jer. 6:14 "Paz, paz"; Ezeq. 33:10, "engañaron a mi pueblo, diciendo: Paz, no habiendo paz"; Amós 6:1, "¡Ay de los reposados en Sion!").
Jesús dijo (Mat. 24:37), "Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre. 38 Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, 39 y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre". También dijo, (Luc. 17:28), "Asimismo como sucedió en los días de Lot; comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban; 29 mas el día en que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre, y los destruyó a todos. 30 Así será el día en que el Hijo del Hombre se manifieste".
Recuérdese el ejemplo del rey Belsasar (Dan. 5:1-9, 26-28) y el del rey Herodes (Hech. 12:21-23).
2 Ped. 3:3-10 se refiere a los burladores que confían en la "uniformidad" de todos los eventos terrenales. Dicen, "¿Dónde está la promesa de su advenimiento? Porque desde el día en que los padres durmieron, todas las cosas permanecen así como desde el principio de la creación", pero dice Pedro que éstos ignoran voluntariamente que Dios envió el gran diluvio en el tiempo de Noé. Ese acontecimiento destruye la teoría de la perpetua uniformidad y los que creen en el diluvio fácilmente pueden creer que la misma palabra de Dios que envió el diluvio enviará el fuego en el Día Final.
-- entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, -- Así también los que estén diciendo que hay paz y seguridad serán interrumpidos por la destrucción repentina de la cual nadie podrá escapar. La palabra destrucción no quiere decir aniquilación, como suponen los testigos del Atalaya. Compárese Mat. 10:28, "Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno"; aquí se usa otra palabra traducida destruir, pero con el mismo significado de arruinar. Las almas perdidas no dejan de existir, sino que pierden su bienestar, "excluidos de la presencia del Señor". Es obvio en este texto que al morir el hombre, su alma no deja de existir, porque los infieles serán destruidos en el infierno. La palabra destruir (olethros) significa "ruina" (WEV).
-- como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán. -- Los profetas emplearon esta figura repetidas veces (Jer. 4:31; 6:24; 13:21; 22:23; 49:24; 50:43; Oseas 13:13; Miq. 4:9, 10). Cuando el tiempo llega para que la mujer encinta dé a luz, no puede escapar de los dolores de parto; de la misma manera nadie escapará del juicio de Dios. Dice Apoc. (cap. 6), "15 Y los reyes de la tierra, y los grandes, los ricos, los capitanes, los poderosos, y todo siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes; 16 y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero; porque el gran día de su ira ha llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie?" Jesús amonesta (Luc. 21), "34 Mirad también por vosotros mismos, que vuestros corazones no se carguen de glotonería y embriaguez y de los afanes de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día. 35 Porque como un lazo vendrá sobre todos los que habitan sobre la faz de toda la tierra. 36 Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre". Obsérvese que la glotonería y la embriaguez no son las únicas cosas que cargan el corazón: Jesús agrega, "los afanes de esta vida"; es decir, muchas personas que no se entregan a los "vicios comunes" no son espirituales y no están preparados para el día del Señor por causa de los afanes de esta vida (Mat. 6:24-34; Fil. 4:6).
"Este día iba a ser terrible. Sería como los dolores de parto de un mundo nuevo; un día en que un mundo se destrozaría y otro nacería a la vida. Muchos de los cuadros más terribles del Antiguo Testamento pertenecen al Día del Señor (Isaías 22:5; 13:9; Sofonías 1:14-16; Amós 5:18; Jeremías 30:7; Malaquías 4:1; Joel 2:31). Las principales características del Día del Señor en el Antiguo Testamento eran las siguientes. (1) Vendría impresionante e inesperadamente. (2) Incluiría una conmoción cósmica en la que todo el universo sería sacudido en sus mismos fundamentos. (3) Sería un momento de juicio. Con toda naturalidad los escritores del Nuevo Testamento identifican intencionadamente y a conciencia el Día del Señor con el día de la Segunda Venida de Jesucristo" (WB).
5:4 Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas (no estamos en el estado de rebelión, sino en el estado de obediencia, JBC), -- La vida del cristiano está caracterizada por el conocimiento, la fe, el amor y el servicio a Dios; por eso, no está en tinieblas. Col. 1:13, "el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo"; 1 Ped. 2:9, "Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable". Zacarías, el padre de Juan, dijo que "nos visitó desde lo alto la aurora, para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte" (Luc. 1:79). "El pueblo asentado en tinieblas vio gran luz" (Mat. 4:16). Los que viven en tinieblas son esclavos de la ignorancia, la superstición, los vicios y los afanes de la vida. ¡Qué bendición tan grande gozamos los cristianos! "Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor" (Efes. 5:8). "Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo" (2 Cor. 4:6). Por lo tanto, los que estamos en la luz no debemos tener comunión con las enseñanzas y las obras de las tinieblas: "No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?" (2 Cor. 6:14). Juan dice, (1 Jn. 1:5), "Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él. 6 Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad; 7 pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado".
-- para que aquel día os sorprenda como ladrón. -- La palabra traducida sorprender se encuentra en Jn. 12:35, "para que no os sorprendan las tinieblas", y en Mar. 9:18, "el cual, dondequiera que le toma (se apodera de), le sacude; y echa espumarajos, y cruje los dientes, y se va secando". Así es que la palabra significa sorprender en el sentido de tomar de manera hostil (RCK). El ladrón no sorprende a los que están velando. El cristiano está velando día y noche si lleva una vida fiel en el servicio de Cristo. Al venir Cristo sus discípulos estarán trabajando en su oficio o estarán dormidos o estarán a la mesa comiendo u ocupados en docenas de otras actividades, pero estarán velando y esperando su venida porque son fieles y cumplidos.
5:5 Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; -- Mat. 5:14-16; Jn. 3:20, 21; 8:12; Hech. 26:18; 1 Jn. 1:5-7; Efes. 5:8, 9; Rom. 13:12. Los judíos empleaban la expresión "hijos de" para indicar semejanza; es decir, los cristianos son como la luz. Poseen las características de la luz.
-- no somos de la noche ni de las tinieblas. -- Ya no están en el reino de las tinieblas (Col. 1:13).
5:6 Por tanto, no durmamos como los demás -- 4:13, "los otros que no tienen esperanza", los que están dormidos espiritualmente están en el estado de rebelión e indiferencia hacia la voluntad de Dios. Los "dormidos" son los que descuidan su salvación. No están conscientes de su oportunidad y de su deber y, por lo tanto, no están preparados para la venida del Señor. Cuando Jonás "había bajado al interior de la nave, y se había echado a dormir" (Jonás 1:5), también estaba dormido espiritualmente porque se había rebelado contra Dios. Como Jonás estaba dormido durante la tormenta, así los mundanos están dormidos y ni siquiera se dan cuenta de que Jesús fue crucificado por ellos, y lamentablemente muchísimas personas estarán dormidas cuando El vuelva.
-- sino velemos y seamos sobrios (llevando una vida de vigilancia y de dominio propio). -- Pablo dice (Rom. 13:11), "Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño; porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos. 12 La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz". Pedro dice (1 Ped. 5:8) "Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar". Jesús dijo (Mat. 25:13) "Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir"; también dijo (Mat. 26:41) "Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil". En Luc. 21:36 Jesús dice, "Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre". Después de exhortar a los ancianos de Efeso acerca de falsos hermanos, les dijo (Hech. 20:31) "Por tanto, velad, acordándoos que por tres años, de noche y de día, no he cesado de amonestar con lágrimas a cada uno". Al concluir sus instrucciones a los corintios (1 Cor. 16:13), Pablo dice, "Velad, estad firmes en la fe; portaos varonilmente, y esforzaos. 14 Todas vuestras cosas sean hechas con amor". Jesús dijo a la iglesia de Sardis (Apoc. 3:2), "Sé vigilante, y afirma las otras cosas que están para morir; porque no he hallado tus obras perfectas delante de Dios. 3 Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; y guárdalo, y arrepiéntete. Pues si no velas, vendré sobre ti como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti".
5:7 Pues los que duermen, de noche duermen, y los que se embriagan, de noche se embriagan. -- Hech. 2:13-15. Los que duermen y se embriagan son los que no tienen aprecio por los valores espirituales. Muchísimas personas que no consumen el licor se embriagan con el pecado.
5:8 Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios, -- Los ebrios no son buenos soldados ni buenos atletas; todos saben que es necesario que éstos sean sobrios. Así también tenemos que ser sobrios para la lucha espiritual. Los tesalonicenses eran sobrios, pues Pablo dice (1:3), "acordándonos sin cesar delante del Dios y Padre nuestro de la obra de vuestra fe, del trabajo de vuestro amor y de vuestra constancia en la esperanza en nuestro Señor Jesucristo".
-- habiéndonos vestido con la coraza de fe y de amor, -- Gál. 3:27, "porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos"; Rom. 13:14, "sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne"; Col. 3:12, "Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia". ¡Así se describe el vestido o el uniforme del cristiano! Así se ve ante los ojos del mundo todos los días. También Pablo agrega la palabra coraza, una parte de la armadura del soldado cristiano, que se puede comparar con el chaleco a prueba de balas llevado por algunos hoy en día. La coraza del cristiano es la fe y el amor. En la carta a los efesios (6:14) Pablo habla de "la coraza de justicia". El cristiano no sólo tiene que estar despierto, sino que también tiene que estar armado, porque está reclutado como soldado (2 Tim. 2:4). La vida del cristiano es una lucha. Como Pablo dice a los corintios (1 Cor. 9:26) "Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, 27 sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado".
La coraza protege el corazón y otras partes muy vitales del cuerpo. En Efes. 6:13-17 Pablo describe la armadura del cristiano y agrega el arma ofensiva, la palabra de Dios.
-- y con la esperanza de salvación como yelmo. -- "Y tomad el yelmo de la salvación" (Efes. 6:17).Como la coraza protege el corazón, el yelmo protege la cabeza. Desde luego, todo miembro del cuerpo es importante (1 Cor. 12:18-24), pero los demás miembros no son tan vitales como el corazón y la cabeza.
Aquí otra vez Pablo combina la fe, la esperanza y el amor, y recuérdese que en 1:3 habla de "la obra de vuestra fe, del trabajo de vuestro amor y de vuestra constancia en la esperanza".
5:9 Porque no nos ha puesto Dios para ira, -- Jesús dijo (Jn. 3:17), "Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él". Al llamarnos por el evangelio (2 Tes. 2:14), no nos llamó para ponernos bajo su ira, sino para librarnos "de la ira venidera" (1:10).
sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo, -- Más bien, nos ha "escogido desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad" (2 Tes. 2:13). "Por gracia sois salvos por medio de la fe" (Efes. 2:8) en el sentido de ser perdonados de los pecados pasados (Hech. 2:38). Otros textos, sin embargo, hablan de la salvación futura: Rom. 5:9, "por él seremos salvos de la ira".
Alcanzamos la salvación por medio de Cristo. Pablo dice a los romanos (3:23), "por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, 24 siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, 25 a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, 26 con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús". Dice a Tito (3:5), "nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo". Las obras de justicia que "nosotros hubiéramos hecho" (p. ej., como las de Cornelio, Hech. 10:2, 22) nunca nos hubieran salvado, porque todos hemos pecado (Rom. 3:23) y el hombre pecador no puede salvarse solo, sino que necesita un Salvador. Sin embargo, aunque Dios provee la salvación por medio de Cristo, la actividad humana es necesaria; es decir, Dios provee la salvación y el hombre tiene que aceptarla. La acepta al obedecer al evangelio (Hech. 2:38). Los que no lo obedecen no estarán listos para la venida del Señor, sino que "sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder, cuando venga en aquel día" (2 Tes. 1:7-9).
5:10 quien murió por nosotros -- Jn. 19:34. Esto es lo que Cristo hizo por nosotros para hacer posible nuestra salvación. La paga del pecado es la muerte (Rom. 6:23), pero el hombre, siendo pecador, no podía salvarse muriendo por sus propios pecados. Como Pablo explica en Rom. 5:8, "Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros". Durante el ministerio personal de Cristo, Pedro no quería creer que Cristo iba a morir (Mat. 16:21-23), pero comenzando el día de Pentecostés lo predicó y después escribió lo siguiente: (1 Ped. 2:24), "quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados". Los judíos no querían aceptar que el Mesías había de sufrir y morir; por lo tanto, allí mismo en una sinagoga de Tesalónica vemos (Hech. 17:2) que "Pablo, como acostumbraba, fue a ellos, y por tres días de reposo discutió con ellos, 3 declarando y exponiendo por medio de las Escrituras, que era necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos; y que Jesús, a quien yo os anuncio, decía él, es el Cristo". De este gran Hecho Pablo escribe en Rom. 5:10; 1 Cor. 15:3; Col. 1:21, 22; Tito 2:14.
-- para que ya sea que velemos (4:17, vivimos), o que durmamos (4:14, morimos), vivamos juntamente con él. -- Esto es paralelo a 4:13-17; compárese Rom. 14:8. Ahora explica el propósito de la muerte de Cristo: murió por nosotros para que siempre vivamos con El. Tenemos comunión con El ahora durante esta vida y El quiere que estemos con El cuando vuelva (4:17). Como Pablo dice en otro texto (2 Cor. 5:8), "pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor. 9 Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables". Pablo dijo a los filipenses (1:23), "Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor".
5:11 Por lo cual, animaos unos a otros, -- 4:18. Los santos tienen una responsabilidad mutua los unos para con los otros. La Biblia describe ampliamente lo que Dios (Padre, Hijo y Espíritu Santo) ha hecho por nosotros; urge, pues, que pongamos nuestra parte, no sólo para lograr nuestra propia salvación, sino también para ayudar, animar y edificar a nuestros hermanos. Sin faltar debemos tener presente que "nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros" (Rom. 12:5; 1 Cor. 12:14-27).
-- y edificaos unos a otros, así como lo hacéis. -- Uno de los propósitos principales de la iglesia es su propia edificación y crecimiento (Efes. 4:11-16). Nos edificamos los unos a los otros cuando nos ayudamos a llegar a un nivel más alto de madurez (RCK), y Pablo se dio cuenta de que los tesalonicenses ya lo practicaban. La exhortación del siguiente versículo tiene mucho que ver con la edificación de una iglesia (Efes. 4:11).