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El Ministerio Cristiano Israel nace en el corazón de Dios hace algun tiempo despertando una necesidad tremenda en el estudio de la palabra, con mis comienzos en el estudio de la palabra a los 18 años de edad. Desde entonces he tenido un vivo deceo de llevar la palabra de Dios a las naciones.

Hoy quiero invitarte a conocer profundamente el mensaje de nuestro Señor a las naciones como así también profundizar tus conocimientos sobre su vida, persona, poder, magnificencia, reino, Amor, fidelidad, misericordia, etc... Aquí podrás conocer la historia de Israel en sus comienzos en el A.T como también en el N.T el proceso del nuevo pacto que nos permitio acceder a sus promesas.

Espero que sea una fuente rica para el conocimiento verdadero de sus verdad.

"EL TEMOR DEL SEÑOR ES EL PRINCIPIO DEL CONOCIMIENTO; LOS NECIOS DESPRESIAN LA SABIDURIA Y LA DISCIPLINA". PROVERVIOS CAP 1:7.

Colosenses Cap:3 5-11

Colosenses 3:5-11
3:5 Haced morir, pues, -- como dice Rom. 4:19, el cuerpo de Abraham "que estaba ya como muerto". Diariamente, con esfuerzo voluntario e intensivo, debemos controlar y sujetar los miembros del cuerpo a la voluntad de Dios, y no dejar que vuelvan a ser miembros del pecado.
-- lo terrenal en vosotros: (considerad los miembros de vuestro cuerpo terrenal como muertos a la, LBLA) -- "ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad" (Rom. 6:13); "Los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos" (Gál. 5:24). Este lenguaje significa acabar con las obras (pensamientos, acciones y palabras) pecaminosas.
Se encuentra la enseñanza de hacer morir lo terrenal en nosotros -- expresada de varias maneras -- en muchos textos: (1) Rom. 6:2, "los que hemos muerto al pecado"; (2) Rom. 6:6, "nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él"; (3) Rom. 8:1, 5, "no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu"; (4) Rom. 8:5, "los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu"; (5) Rom. 13:14, "No proveáis para los deseos de la carne"; (6) Gál. 5:16, "Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne"; (7) Efes. 4:22-30, "despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos"; (8) Efes. 4:31, "Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia"; (9) 2 Tim. 2:22, "Huye de los deseos juveniles"; (10) Tito 2:12, "renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos"; (11) 1 Ped. 2:11, "que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma" (12) Sant. 4:8, "purificad vuestros corazones". En estos textos, el Señor nos dice lo que debemos hacer con el "viejo hombre" (la carne).
Es importante que se enfatice que estos textos se dirigen a los discípulos de Cristo (a los santos). Pablo dice, "Quítense de vosotros"; Santiago dice, "Pero si tenéis celos amargos y contención en vuestro corazón ... "; Dice Pedro, "que os abstengáis ... ".
Pero, sobre todo, recordemos lo que Pablo dice en Gál. 5:16, "Andad en el Espíritu y no cumpliréis (no satisfaréis) el deseo de la carne (no cumpliréis el deseo, LBLA) de la carne". La traducción de LBLA es correcta aquí; Pablo dice que si andamos por el Espíritu no cumpliremos los deseos malos. La palabra deseos (epithumian) se usa en sentido bueno en Luc. 22:15; Fil. 1:23; y 1 Tes. 2:17, etc., pero la expresión "deseos de la carne" se refiere a deseos malos en Efes. 2:3; 1 Ped. 2:11; 2 Ped. 2:18; 1 Jn. 2:16. Estos textos no se refieren a los deseos inocentes (normales) del hombre. También se usa en Sant. 1:14 ("concupiscencia").
Los deseos de la carne son simplemente los deseos del corazón malo. La palabra corazón se usa en la Biblia muchísimas veces para hablar del intelecto, la voluntad, las emociones y la conciencia. Pablo habla de "las concupiscencias (deseos malos) de sus corazones" (Rom. 1:24) y luego hace una lista larga de pecados como los de Gál. 5:19-21. También dice que "su necio corazón fue entenebrecido" (Rom. 1:21). Entonces (2:5) habla del "corazón no arrepentido". Al hablar de tales pecados en Efes. 4:18 se refiere a "la dureza de su corazón". Jesús dice, "Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez" (Mar. 7:21, 22). ¡Los "deseos de la carne" son, pues, los deseos del corazón malo!
En lugar de traducir la palabra griega sarx como carne, algunas versiones la traducen "la naturaleza pecaminosa", pero éstas no son consecuentes. Por ejemplo, la palabra sarx aparece diez veces en Efesios, pero la Nueva Version Internacional la traduce "naturaleza pecaminosa" solamente en Efes. 2:3; la palabra aparece nueve veces en Colosenses, pero la traduce "naturaleza pecaminosa" solamente en Col. 2:11, 13. Es decir, la traducen así cuando les conviene para dar aparente apoyo a la doctrina falsa de la depravación hereditaria total del hombre.
Pero ¿qué dice la Biblia? Ezeq. 18:20 enfáticamente enseña que "El alma que pecare, esa morirá; el hijo no llevará el pecado del padre". Jesús dice (Mat. 18:2-4) que tenemos que ser como niños para heredar el reino de los cielos; por eso, los niños no son pecadores. En la parábola del sembrador hay cuatro clases de tierra (cuatro clases de corazón) y ninguna de las cuatro es depravada. Una de las cuatro es tierra buena (Luc. 8:15).
La verdad es que el hombre no nace con naturaleza corrupta (Ezeq. 18:20; Mat. 18:3; Luc. 18:16). El hombre es responsable por sus pensamientos y sus hechos y puede controlarlos. Tiene malos pensamientos porque quiere tenerlos y hace maldades porque las quiere hacer. La Biblia condena los malos pensamientos y los malos deseos. El que mira a una mujer para codiciarla ya adulteró con ella en su corazón (Mat. 5:28); el que aborrece a su hermano ya es homicida (1 Jn. 3:15); el avaro es idólatra (Col. 3:5). Por lo tanto, Pablo dice, "Andad por el Espíritu y no cumpliréis el deseo de la carne", porque los deseos de la carne no caracterizan la "nueva criatura en Cristo" sino el viejo hombre (Rom. 6:6; Efes. 4:22-32; Col. 3:5-14, etc.).
Algunos filósofos griegos explicaron este conflicto diciendo que el cuerpo es malo, que es la cárcel del alma, que el alma está corrompida por el cuerpo, etc., pero véanse Rom. 12:1; 1 Cor. 6:19. De tal filosofía falsa vino la doctrina del pecado original y de la depravación hereditaria total del hombre. El calvinismo enseña que la carne es "la naturaleza corrupta" o "la naturaleza pecaminosa". Muchos religiosos enseñan la "depravación hereditaria total" del hombre, es decir, que nace totalmente depravado, y que no puede creer en Dios ni amar a Dios hasta que el Espíritu Santo lo mueva. Se enseña que el hombre peca porque tiene que pecar (peca porque es hombre). Se enseña esta teología torcida porque los hombres quieren evitar la responsabilidad por sus pecados. Si el hombre nace pecador, ¿de quién será la culpa? Desde luego, el hombre no tiene la culpa porque no escogió nacer, mucho menos nacer pecador. No lo quieren admitir pero los proponentes de la teoría del pecado original y de la depravación hereditaria total del hombre (que el hombre nace con naturaleza corrupta) en realidad están culpando a Dios, porque El es el Padre de nuestros espíritus (Heb. 12:9).
Los miembros del cuerpo son los instrumentos que se emplean en el servicio del pecado, de las siguientes maneras: "fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría".
-- fornicación (porneia) -- Algunos enseñan que esta palabra se refiere al pecado sexual cometido sólo por solteros, pero en la Biblia se refiere a toda relación sexual ilícita. Incluye el adulterio (Mat. 5:32; 19:9); el incesto (1 Cor. 5:1); y la homosexualidad (Judas 7).
Algunos de los promotores principales de la fornicación son los siguientes: (1) los que producen las películas para el cine y la televisión que la presentan como un modo de vivir normal y aceptable. Tal vez el medio más potente es la televisión, puesto que tantas personas pasan varias horas cada día viéndola; (2) los que publican toda clase de pornografía (libros, revistas, periódicos, fotos); (3) las escuelas que no sólo enseñan que la fornicación es conducta aceptable, sino que reparten contraceptivos a los alumnos, incluyendo información acerca del aborto fácil; (4) las iglesias sectarias, como también los hermanos liberales y algunos que profesan ser hermanos conservadores, que rechazan la enseñanza del Nuevo Testamento con respecto al divorcio y segundas nupcias.
Cada vez más Satanás logra su propósito, lavando cerebros, para que se acepte toda forma de la fornicación. ¿Cómo presenta la televisión a los que se oponen a la fornicación? Como fanáticos, ignorantes y extremistas. Hay cada vez menos crítica a la fornicación, y cada vez más crítica a los que la condenan. Por ejemplo, cuando alguno se opone a la homosexualidad, como protesta muchos gritan "homofobia" para hacer callar la oposición. El vocablo "homofobia" (homo=mismo; fobia=temor) es una palabra nueva, inventada por los homosexuales y quienes simpatizan con ellos, para acusar a sus oponentes de temer las relaciones íntimas entre los del mismo sexo. De una cosa estamos seguros: aunque la fornicación sea aceptable según los hombres, sigue siendo abominable ante los ojos de Dios.
A pesar de lo abominable de la fornicación ante los ojos de Dios, los santos pasan muchas horas viendo la fornicación (adulterio, homosexualidad, incesto), la desnudez, y la violencia excesiva, y escuchando lenguaje vergonzoso en la televisión. No se permite que se practique la fornicación en los hogares cristianos, pero sí se permite que se practique repetidas veces día y noche en la televisión. No se permite el lenguaje vergonzoso en los hogares de los hermanos a menos que sea en la televisión.
La única explicación de tal conducta es que a los tales les gusta alimentar su alma con la putrefacción. No hay otro medio que promueva la fornicación como lo hace la televisión, pero en muchísimos hogares de los santos el televisor se prende cuando la primera persona se levanta por la mañana y se apaga cuando la última persona se acuesta en la noche. Aunque llueva, truene, relampaguee, está funcionando el televisor. En el hogar de muchos de los santos ni siquiera se apaga el televisor cuando llega visita (mucho menos si es el predicador). Muchos son expertos en platicar con el predicador sin perder ningún detalle de las actividades de los fornicarios y borrachos de la novela. Los tales no solamente son de doble ánimo, también tienen doble visión y doble oído. Al igual que los inconversos muchísimos santos están completamente adictos al vicio de la televisión como el borracho está adicto al alcohol y el fumador al cigarrillo.
¿Cómo se evita la fornicación? (1) "Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca" (1 Cor. 6:18); es decir, otros vicios hacen daño al cuerpo, pero en la fornicación el cuerpo mismo es el instrumento del pecado. (2) Evítese la mala compañía (1 Cor. 15:33). (3) Evítense los libros, revistas, películas, etcétera, que propagan la fornicación (sobre todo, apáguese el televisor; si no se puede controlar, fuera mejor tirarse). (4) "A causa de las fornicaciones, cada uno tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio marido" (1 Cor. 7:2). Dios "dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar" (1 Cor. 10:12). ¿Cuál es? El matrimonio es la salida de la tentación de fornicar. "La voluntad de Dios es vuestra santificación; que os apartéis de fornicación; que cada uno de vosotros sepa tener su propia esposa (skeuos, vaso, LBLA, margen, cuerpo; o, posiblemente, esposa) en santidad y honor; no en pasión de concupiscencia" (1 Tes. 4:3-5).
El adulterio, (moicheia) se define como la relación ilegítima con la esposa de otro, pero en Rom. 13:9 y otros textos se refiere al pecado sexual en general. Este pecado no solamente destruye al que es culpable del acto, sino también al hogar. Al destruir la familia también destruye la sociedad, porque la familia es el fundamento de la sociedad. Por eso, Jesús condenó este pecado aun en el corazón antes de que físicamente se cometiera ("cualquiera que mira a una mujer para codiciarla ya adulteró con ella en su corazón" Mat. 5:28).
Algunos hermanos enseñan que el adulterio de Mat. 5:32; 19:9 no es sexual, sino que consiste en repudiar al cónyuge y en volverse a casar. Dicen esto para justificar a los que están mal en segundas nupcias; es decir, según ellos, los que se han divorciado de sus cónyuges y vuelto a casar solamente deben arrepentirse de estos dos actos y entonces podrían -- con la aprobación de Dios -- continuar viviendo como esposos. Desde luego, esta "definición" de la palabra "adulterio" no se encuentra en ningún léxico griego, ni en ningún diccionario de palabras bíblicas, sino que es una invención de conveniencia de falsos maestros con el propósito de justificar y legalizar el adulterio.
Muchos santos cometen el adulterio mencionado por Jesús en Mat. 5:32; 19:9, pues se divorcian no por fornicación y vuelven a casarse. Suponen que por haber conseguido licencia y por estar bien ante el gobierno y ante el pueblo (aun ante miembros de la iglesia), están bien ante los ojos de Dios, pero Jesús dice que "el que repudia a su mujer salvo por causa de fornicación, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada, adultera". Muchísimas personas que no se atreverían a cometer el adulterio a escondidas lo hacen abiertamente, y no se avergüenzan porque han legalizado su unión adúltera. El gobierno los aprueba, la sociedad los aprueba y muchas iglesias de Cristo los aprueban, pero Jesús dice que cometen adulterio.
-- impureza -- akatharsia, suciedad, (Rom. 1:24; 2 Cor. 12:21; Ef. 4:19; 1 Tes. 2:3, impureza; Ef. 5:3; Col. 3:5). La inmundicia está asociada con el adulterio y la fornicación e incluye la impureza de corazón que lleva a estos pecados. "Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios" (Mat. 5:8). Recuérdese que el libro de Levítico habla mucho de los inmundos que estaban separados de Dios, que por causa de su impureza no podían acercarse a El. No estamos bajo aquella ley, pero el Nuevo Testamento condena la impureza. "Después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia para cometer con avidez toda clase de impureza" (Efes. 4:19). No hay otra palabra que describa mejor el desenfreno y la desvergüenza de mucha gente moderna que la palabra avidez, pues ansiosamente practican el mal. En cuanto a los deseos y pasiones carnales son glotones, cuyo apetito es insaciable. Liberan desenfrenadamente las emociones. Sus canciones son gritos de disolución, de rebeldía, y a la vez una profunda expresión de su miseria. De hecho, su gozo principal es su miseria. Rápidamente va degenerando su moralidad: los homosexuales ya salieron del escondrijo y abiertamente exigen sus derechos; más de un millón y medio de abortos (homicidios) se practican cada año en Estados Unidos cuya moneda dice "En Dios Confiamos"; se da el divorcio a la mitad de las parejas que se casan (algunos "se casan" para poder cruzar fronteras legalmente sin ningún pensamiento de ser esposos); los criminales se prenden para ser puestos en libertad o inmediatamente o en muy poco tiempo; el comercio en drogas y todos los problemas causados por su uso han llegado a niveles catastróficos; y todas estas cosas se cometen "con avidez", con ansia.
La palabra lascivia (aselgeia) es otro término que frecuentemente se asocia con la impureza, la fornicación, etc. Quiere decir el exceso, la licencia, o ausencia de freno, sin dominio propio, indecencia, disolución; Rom. 13:13; 2 Cor. 12:21. A los que practican la lascivia no les importa lo que otros piensen. Son totalmente indiferentes hacia la opinión pública. La decencia no les interesa. Son insolentes y abusivos y no respetan a nadie. No consideran los derechos ni los deseos de otros. Son totalmente indisciplinados y desenfrenados. Son víctimas de sus pasiones, emociones y sentimientos. "Los cuales, después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia para cometer con avidez toda clase de impureza" (Efes. 4:19). Dan rienda suelta a las pasiones y practican las cosas más vergonzosas. "¿Se han avergonzado de haber hecho abominación? Ciertamente no se han avergonzado, ni aun saben tener vergüenza (ni aún han sabido ruborizarse, LBLA); por tanto, caerán entre los que caigan; cuando los castigue caerán, dice Jehová" (Jer. 6:15). Este texto bien describe a muchísimas personas hoy en día; por ejemplo, a las mujeres que llevan ropa deshonesta (traje de baño, minifalda, blusa transparente, shorts, ropa muy ajustada al cuerpo) y no saben ruborizarse.
Según el léxico griego de Grimm-Thayer, esta palabra describe movimientos indecentes del cuerpo (p. ej., el baile) como también el manosear de cuerpos de hombres y mujeres. Sale por televisión en un canal por cable de Estados Unidos un programa que se identifica con las letras MTV que presenta música y actuación de la más vil y corrupta. Este programa -- como la mayoría de los programas de televisión -- podríamos decir que se origina en la fosa séptica.
-- pasiones desordenadas (pathos) -- Deseos llenos de pasión (WEV). "Pasiones vergonzosas" (Rom. 1:26); "pasión de concupiscencia" (1 Tes. 4:5). "Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos" (Gál. 5:24). La crucifixión era una muerte cruel y dolorosa; por eso, este término implica sufrimiento y sacrificio.
-- malos deseos (epithumian) -- Pasiones desordenadas y malos deseos son pecados del corazón: son la fuente y raíz del pecado (Mar. 7:21), porque "cada uno es tentado cuando por su propia concupiscencia (epithumias) es atraído y seducido" (Sant. 1:14).
-- y avaricia (pleonexia) -- La definición de avaricia: Codicia; literalmente, "un deseo de tener más, siempre en mal sentido ... Mar. 7:22, avaricias ... esto es, las varias formas en que se revela la avaricia; Ro 1:29; Ef 5:3; 1 Ts 2:5 ... el avaro es ... tacaño y mezquino" (WEV). "Pero fornicación y toda inmundicia, o avaricia, ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a santos" (Efes. 5:3).
Pablo dice (3:4) que Cristo es nuestra vida, pero la vida del avaro no es Cristo sino los bienes materiales. Sus ojos nunca están satisfechos (Prov. 27:20).
Los hermanos avaros deben ser disciplinados. La iglesia de Corinto había de apartarse de los avaros: "No os juntéis con ninguno que, llamándose hermano, fuere fornicario, o avaro, o idólatra, o maldiciente, o borracho, o ladrón; con el tal ni aun comáis" (1 Cor. 5:11), porque los avaros se encuentran entre los peores pecadores: "No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones (los homosexuales, LBLA), ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios" (1 Cor. 6:9-10).
Pero ¿qué iglesia en el vasto mundo se ha apartado de algún avaro? "Un sacerdote católico dice que durante sus largos años de escuchar en el confesional la confesión de toda clase de pecados y crímenes, nunca oyó la confesión del pecado de la avaricia" (RCHL).
¿Cómo se identifica al avaro?
1. Por ser avaros algunos practican el engaño y fraude en su negocio o en su empleo; es decir, son ladrones. Siendo avaro y ladrón Judas vendió al Señor por treinta piezas de plata (Jn. 12:6; Mat. 26:15).
2. Algunos, por causa de su mucho afecto por las cosas materiales, contraen deudas que no pueden pagar. ¿Cuál es peor, el ladrón que roba en secreto de noche o el ladrón que "compra" mercancía que no puede o no quiere pagar?
3. El hombre de la parábola de Luc. 12:16-21 era avaro (véase el ver. 15, "Guardaos de toda avaricia").
4. Si algún hermano deja de reunirse por causa del negocio (o empleo), es avaro, porque no pone a Dios en primer lugar; no busca primeramente el reino de Dios y su justicia (Mat. 6:33). Más bien, el ganar dinero es su religión.
5. En realidad si algún miembro de la iglesia que tenga ingresos ya no ofrenda cada primer día de la semana por cualquier motivo, es obvio que ama su dinero más que ama a Dios.
6. Si alguno no ofrenda según Dios le haya prosperado (1 Cor. 16:2), es avaro. Lo opuesto de la avaricia es la generosidad (2 Cor. 9:5, 6).
7. Muchos líderes religiosos son avaros: "Y oían también todas estas cosas los fariseos, que eran avaros, y se burlaban de él" (Luc. 16:14). "Por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas" (2 Ped. 2:3). "No somos como muchos que comercian con la palabra de Dios" (2 Cor. 2:17, LBLA). Uno de los requisitos para ser un anciano de la iglesia es "no codicioso de ganancias deshonestas" (1 Tim. 3:3), porque muchos enseñan "por ganancia deshonesta lo que no conviene" (Tito 1:11).
Por esta causa Pablo enfatizaba que en sus acciones y enseñanzas no era motivado por el amor al dinero (Hech. 20:33-35; 1 Tes. 2:5).
8. Muchos gobernantes son avaros. Jetro dijo a Moisés, "escoge tú de entre todo el pueblo varones de virtud, temerosos de Dios, varones de verdad, que aborrezcan la avaricia" (Ex. 18:21). "No anduvieron los hijos por los caminos de su padre (Samuel), antes se volvieron tras la avaricia, dejándose sobornar y pervirtiendo el derecho" (1 Sam. 8:3). Al hablar de los pastores de Israel, Isaías dijo, "Y esos perros comilones son insaciables ... cada uno busca su propio provecho" (Isa. 56:11). Félix "Esperaba ... que Pablo le diera dinero para que le soltase; por lo cual muchas veces lo hacía venir y hablaba con él" (Hech. 24:26).
9. Muchos textos hablan de cómo los ricos se aprovechan de los pobres (Prov. 30:14; Amós 8:6; Sant. 5:1-5).
10. La avaricia es el egoísmo: "¡Ay de los que juntan casa a casa, y añaden heredad a heredad!" (Isa. 5:8). El avaro desprecia los derechos de otros: "¿Os es poco que comáis los buenos pastos, sino que también holláis con vuestros pies lo que de vuestros pastos queda?" (Ezeq. 34:18). El avaro (egoísta) es como el sacerdote y el levita que pasaron "de largo" y no ayudaron al herido (Luc. 10:31, 32); es indiferente hacia su hermano y no le ayuda (Mat. 25:43). El cristiano tiene que hacer morir el egoísmo (la avaricia) o, de otro modo, perderá su alma. "Ninguno busque su propio bien, sino el del otro (1 Cor. 10:24). "Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos" (2 Cor. 8:9).
Por esta razón Cristo enseñaba mucho sobre la mayordomía: Mat. 6:19-24; 16:26, "Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?"; 19:21; Mar. 12:41-44; Luc. 12:15-21; 16:1-16. Véase también 1 Tim. 6:1-10, 17, 18.
-- que es idolatría; -- Porque el avaro desconfía de Dios, pues tiene su propio dios; por eso, se puede decir que la avaricia es una religión (MRW). "Es cierto que de todas las pasiones, aquella de la que el hombre es más absoluta y constantemente esclavo es la avaricia; hace por el dinero todo lo que debería hacer por Dios" (B-S). "No podéis servir a Dios y a las riquezas ("mamona, riqueza idolatrada; la riqueza personificada, convertida en base de la fe y del afecto servil de alguien", FL). Pablo dice que la avaricia es idolatría, pues "los que quieren enriquecerse" (1 Tim. 6:9, 10) ponen las cosas materiales en lugar de Dios (Mat. 6:24). Todos entienden lo que es un ídolo literal y lo que es la idolatría literal, pero muchos no toman en cuenta que también la avaricia es idolatría.
3:6 -- cosas por las cuales la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia, -- Ha habido muchos ejemplos de esto: Gén. 6:5, 7, 17; 19:24, 25; Lev. 10:1, 2; Núm. 16:32. Véase 2 Ped. 2:4-9. Aunque millones no quieran creerlo, la ira de Dios viene sobre los que no le obedecen: Mat. 3:7; Jn. 3:36; Gál. 5:21; Efes. 5:6. Beberán "del vino de la ira de Dios, que ha sido vaciado puro en el cáliz de su ira; y será atormentado con fuego y azufre delante de los santos ángeles y del Cordero" (Apoc. 14:10). Este es el fin (castigo) ineludible que espera a los desobedientes.
Compárense 1 Cor. 6:9, 10; Efes. 5:5. Pablo dice a los gálatas (5:21), "acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios". ¿Habría reposo y gozo en el hogar celestial si hubiera impureza, inmundicia, contiendas, disensiones y facciones, o pleitos, celos, iras, etc.? Este texto nos dice enfáticamente que si no podemos dominar los apetitos y sentimientos carnales, estamos rechazando el hogar celestial y escogiendo la compañía de los peores de la tierra.
La ira de Dios habría venido sobre todos si no hubiéramos dejado esas "cosas", porque antes de la conversión "éramos por naturaleza hijos de ira" (Efes. 2:3), es decir, condenados, expuestos a la ira de Dios. Sin el evangelio este fin sería ineludible; no habría esperanza de escapar. La palabra hijos se emplea figuradamente en el Nuevo Testamento para indicar alguna característica sobresaliente, o como en este caso para indicar "el destino que se corresponde con el carácter, sea malo, Mt. 23:15; Jn 17:12; 2 Ts 2:3, o bueno, Lc 20:36" (WEV). Pero Pablo no dice somos, sino éramos. Varias sectas religiosas (y algunos hermanos) afirman que Pablo enseña en este texto que el hombre tiene una "naturaleza corrupta" a consecuencia del pecado de Adán. Hay varias doctrinas falsas que son variaciones de este error: se habla de "pecado original", de "naturaleza caída", de "la depravación total", etc. ¿Por qué se enseñan tales errores? Para no decir que el hombre es totalmente responsable por sus pecados.
Pablo afirma que cuando "anduvimos" (vivimos) en los "delitos y pecados" "éramos por naturaleza hijos de ira". La palabra naturaleza significa "costumbre confirmada"; es decir, así era la práctica de su vida, porque seguían "la corriente de este siglo". No hay texto que enseñe que el hombre nazca con "pecado original", ni que nazca con una "naturaleza corrupta o caída". No hay ningún texto que enseñe "la depravación total". Esta clase de teología inculpa a Adán -- y, por consiguiente, a Dios -- por nuestros pecados. Enseñan que el hombre peca porque es hombre y que, por eso, tiene que pecar. Dicen que todos los pecados de nuestra vida son expresiones naturales de nuestra naturaleza caída y corrupta.
Pero dice Cristo que tenemos que convertirnos para ser como niños, "porque de los tales es el reino de Dios" (Luc. 18:16). Cuando "renunciamos a lo oculto y vergonzoso" (2 Cor. 4:2), y nos convertimos, volvemos a la inocencia y pureza de niños (Mat. 18:3). El nacimiento físico no tiene que ver absolutamente nada con esta condición de ser "por naturaleza hijos de ira".
Rom. 2:14,15 nos ayuda a entender la palabra, naturaleza: "Pero cuando los gentiles que no tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la ley, éstos, aunque no tengan ley, son ley para sí mismos ..." Si la expresión "por naturaleza" en Efes. 2:3 significa "por nacimiento", entonces en Rom. 2:14 significa lo mismo. Pero sería absurdo decir que los gentiles, por nacimiento, hacían las cosas de la ley. En los dos textos la palabra tiene que ver con la práctica habitual y confirmada.
3:7 en las cuales vosotros también anduvisteis en otro tiempo cuando vivíais ("solíais vivir, acción usual", ATR) en ellas. -- "El pecado era la atmósfera de su vida" (ASP). Aquí Pablo dice que vivías en ellas, pero, como dice en Efes. 2:1 estaban muertos (Efes. 2:5; 5:14; Mat. 8:22; Juan 5:25). El muerto está "destituido de una vida que reconoce a Dios o que es devota a El, porque está entregado a transgresiones y pecados; inactivo con respecto a hacer lo correcto" (Léxico G-T). Completamente entregados a las prácticas de la idolatría, estaban muertos, separados de Dios (2:12), y se requería gran poder para resucitarles y darles vida espiritual, pero el evangelio "es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego (gentil)" (Rom. 1:16).
Como el difunto es insensible a lo que sucede en el mundo ("debajo del sol", Ecles. 9:10, 11), así el que se entrega a los "delitos y pecados" es insensible a Dios y a "todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad" que "nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia" (2 Ped. 1:3). Los muertos no pueden ver ninguna belleza en Cristo.
Pero no nacieron muertos. La muerte significa "separación", y con respecto a la separación de los israelitas de Dios, dice Isa. 59:1,2, "vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír" (Isa. 59:1, 2). "El pecado es infracción de la ley" (1 Juan 3:4). "Estabais muertos" porque "anduvisteis en vuestros delitos y pecados" (2:2). No dice que los efesios estaban muertos por causa del pecado de Adán, o por causa del pecado de sus padres, sino por "vuestros delitos y pecados". No heredaron el pecado de nadie, sino que ellos mismos cometieron pecado. Así es también con nosotros y todos los hombres.
-- anduvisteis -- compárense 1 Cor. 6:9-11 y Col. 3:7. No pecaron por casualidad, ni solamente de vez en cuando, sino que su pecado era la regla y la rutina de su vida. La palabra andar se usa muchas veces en las Escrituras y significa vivir.
-- vivíais. -- Este texto y Efes. 2:2, 3 explican claramente el significado de la muerte espiritual. Los que están muertos en pecado son los que andan en pecados; viven en pecado, haciendo las cosas de la carne. "Estabais muertos en vuestros delitos ...". La palabra delitos significa caída, desviación de la verdad y de la rectitud; pecado, maldad. En Gál. 6:1 se traduce "falta": "sorprendido en alguna falta". "La diferencia entre 'delito' y 'pecado' (hamartia) es una de figura y no de fuerza" (Lex. G-T). El pecado de Adán y Eva fue delito (Rom. 5:17), pero ¡he aquí el resultado!
Dice Pablo a los efesios (2:3), "También todos nosotros vivimos"; es decir, los judíos también. "Los gentiles no tenían el monopolio de tales impulsos pecaminosos" (ATR). Compárese Rom. 2:1 hasta 3:20. A los judíos esta verdad les fue muy ofensiva (Juan 8:33).
Anduvieron y vivieron en estas cosas, siguiendo la corriente de este mundo; "conforme al uso de este siglo" (VM). La palabra "corriente" (uso) traduce la palabra aion, que casi siempre se traduce "siglo": Mat. 12:32; 13:22, "afán de este siglo"; Rom. 12:2, "no os conforméis a este siglo"; Efes. 1:21 habla del señorío de Cristo "en este siglo". Pero aquí significa "modo de tratar. Se traduce 'corriente' en Ef 2:2 ... esto es, el ciclo o curso presente de las cosas" (WEV).
El mundo (siglo) es el sistema actual de las cosas que está conducido por los "que sólo piensan en lo terrenal" (Fil. 3:19). Es la moda del mundo. Es el camino marcado o delineado por los que viven en rebelión contra Dios, nunca pensando en el destino final. Los muertos son insensibles a la vida futura. Por lo tanto, "no os conforméis a este siglo", ni a "la corriente de este siglo".
Anduvieron y vivieron en estas cosas, conforme al príncipe de la potestad del aire. Compárense Juan 12:31; 14:30; 17:11. Satanás rige entre todas las agencias e influencias de maldad. Su dominio está en "las tinieblas de este siglo", "las huestes espirituales de maldad en las regiones celestes" (6:12). Pero el soldado de Cristo tiene una armadura bien adecuada para protegerse de todos los "dardos de fuego del maligno" (6:10-19). Esta armadura incluye una espada (6:17) para pelear efectivamente contra este enemigo hasta el día de la victoria completa.
Anduvieron y vivieron en estas cosas como hijos de desobediencia; compárense 2 Cor. 4:4; Col. 3:6. La desobediencia es la característica principal de su vida. El espíritu de Satanás obra en éstos mientras que el poder de Dios obra en los cristianos. ¿En qué vivimos? Vivimos en los "deseos de nuestra carne y de los pensamientos". Léase Gál. 5:19-21. Los deseos y las obras de la carne no solamente incluyen tales pecados como "adulterio ... idolatría, hechicerías ... homicidios, borracheras", etc., sino también "enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias", etc.
Somos tentados a través de los deseos malos (la concupiscencia): "cada uno es tentado cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido" (Sant. 1:14). "Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma" (1 Ped. 2:11). Por eso, es necesario crucificar al "viejo hombre" con sus deseos carnales (Rom. 6:6; Gál. 5:24). "Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne" (Gál. 5:16). "Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: ... malos deseos y avaricia" (Col. 3:5). "Vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne" (Rom. 13:14). "La gracia de Dios se ha manifestado para salvación ... enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente" (Tito 2:11,12).
Si no aprendemos a obedecer estos textos para lograr suprimir y controlar los deseos mundanos, no podemos ir al cielo. ¿Estamos suprimiendo los deseos carnales o estamos estimulando los deseos carnales? Si andamos todavía en mala compañía, estimulamos deseos carnales. Si alimentamos la mente con pensamientos carnales seremos carnales. Si alimentamos la mente con pensamientos sanos y espirituales, seremos espirituales (Rom. 8:1-5).
3:8 Pero ahora -- "Forma enfática de nun en decidido contraste con pote en el versículo 7. Ahora habéis muerto al pecado y habéis resucitado a una nueva vida (3:1). Según la descripción de la vida pasada (3:5-7), es obvio que los muertos en pecado son destinados a la ruina eterna, pero Dios interviene para evitarlo, pues "nos dio vida" (Efes. 2:4, 5). "Su gran amor" se demuestra en resucitarnos de los muertos por medio de su poderoso evangelio (Rom. 1:16). ¿Cómo efectúa este cambio? ¿Cómo da vida a los muertos? ¿Qué podemos hacer si estamos "muertos"? ¿Cómo puede el hombre muerto accionar? ¿No tendrá Dios que hacer algo milagroso para mover nuestro corazón? Muchos falsos maestros dicen que el hombre perdido no puede hacer nada para cambiar su condición espiritual. Dicen que el hombre muerto en sus pecados tiene una naturaleza caída y que no puede creer, que no puede amar a Dios y que ni siquiera puede nacer en él el deseo de salvarse. Predican, por lo tanto, que la salvación depende enteramente de Dios.
En cuanto a la base de la salvación (la provisión hecha para nuestra salvación), es cierto que todo depende de Dios, pues el hombre no podía y no puede efectuar su propia salvación, porque no puede proveerse un salvador. El hombre no puede morir por sus propios pecados; no puede redimirse solo.
Dios nos salva, pero nos salva por medio del evangelio que es el poder de Dios para salvación. El nos llama por medio del evangelio (2 Tesalon. 2:14), y este evangelio requiere la obediencia (2 Tesalon. 1:7-9). El evangelio promete la salvación a los obedientes; revela no solamente lo que Dios ha hecho, sino también revela lo que el hombre tiene que hacer para aceptar la salvación.
Los muertos en Efeso "oyeron la palabra del Señor Jesús" (Hech. 19:10; Efes. 1:13), y esto trajo como consecuencia su conversión (su "resurrección de los muertos"). Cristo dice en Juan 5:25 que "Viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la oyeren vivirán". Los muertos pueden oír la voz de Cristo. En Efes. 5:14 Pablo manda a los muertos que se levanten. Los muertos pueden hacer algo; pueden levantarse. En Hech. 2:40 Pedro mandó a los judíos muertos, "Sed salvos de esta perversa generación" ("Salvaos", VM); Pedro dijo esto después de mandarles a arrepentirse y a bautizarse para perdón de los pecados (v. 38).
Dios nos dio vida "juntamente con Cristo". Nuestra resurrección de los muertos (tanto la figurada como la literal) fue anticipada en la resurrección de Cristo. Igualmente somos relacionados con Cristo al morir (crucificarnos) con El (Rom. 6:5; Gál. 2:20); al vivir con El (Fil. 1:21; Gál. 2:20); al sufrir con El (2 Tim. 2:12; 1 Ped. 4:13); al reinar con El (2 Tim. 2:12); al ser coherederos con El (Rom. 8:17); y al ser glorificados con El (Apoc. 3:21). Nos resucitó espiritualmente "de los muertos", Col. 2:12, y ahora nos conviene buscar "las cosas de arriba" (Col. 3:1), porque "nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo". Nos hizo copartícipes de su honor. Los que estamos en Cristo, en su iglesia, estamos en "lugares celestiales" ahora. "Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono" (Apoc. 3:21); es decir, aun después de morir físicamente, seguiremos reinando con Cristo; pero es importante observar que estamos reinando con El ahora.
-- dejad ("apotithemi, quitar, desechar, como ropas viejas", como "despojado", desvestirse, desnudarse de esta ropa sucia (prácticas y palabras sucias); entonces, "revestido de nuevo" (ver. 10) y "vestíos" (ver. 12).
-- también vosotros todas estas cosas: Compárense Rom. 1:18-32; 1 Cor. 6:9-11; Gál. 5:20; Efes. 4:22-31.
-- ira, (orge), -- "la más intensa de todas las pasiones" (WEV). Pablo dice a los efesios (4:26), "Airaos (orge), pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo". Dios se enoja (1 Reyes 11:9; 2 Reyes 17:18; Sal. 7:11; 79:5; 80;4,5; Heb. 12:29); Cristo se enoja (Mar. 3:5; Juan 2:15-17). El cristiano debe enojarse al observar el pecado y la destrucción de vidas y almas causada por el pecado. Si amamos la verdad, entonces aborrecemos el error y el pecado, y no seremos indiferentes hacia el pecado ni hacia la destrucción que éste causa.
Sin embargo, el enojo es muy peligroso y tiene que controlarse, pues fácilmente se convierte en resentimiento y amargura y en el deseo de venganza. Por lo tanto, "no se ponga el sol sobre vuestro enojo". Si el enojo permanece en el corazón, puede producir malicia y amargura. Si el enojo que sentimos es indignación justa, como la de Jesús, debemos decir lo que se debe decir, o hacer lo que se debe hacer, y luego acabar con el enojo.
Pablo agrega otra exhortación: "Ni deis lugar al diablo" (Efes. 4:27); como dice LBLA, no dar "oportunidad al diablo", pues esto es lo que sucede si no quitamos lo más pronto posible el enojo del corazón. El enojo guardado y alimentado en el corazón da ocasión al diablo para tentarnos. Cuando el cristiano se indigna, su reacción, sea en palabra o en hecho, debe ser lo que le agrada a Dios. No es pecado reaccionar con indignación a las injusticias u otras provocaciones de Satanás (Mar. 3:5; Hech. 23:3), pero lo importante es que lo hagamos con dominio propio.
-- iras (enojos, LBLA), -- thumos, arrebatos (VHA); explosiones de ira (Ver. Valera, 1990). Furor, estar muy encolerizado. Rom. 2:9; 2 Cor. 12:20; Ef. 4:31; Col. 3:8. "Emociones agitadas y luego estallidos" (ATR). "Thumos, ira, enojo, se tiene que distinguir de orge en que thumos indica una condición más agitada de los sentimientos, una explosión de ira debida a la indignación interna, en tanto que orge sugiere una condición más fija o permanente de la mente, frecuentemente con vistas a tomar venganza. Orge es menos súbita en su aparición que thumos, pero más duradera en su naturaleza. Thumos expresa más los sentimientos internos, orge la emoción más activa. Thumos puede que llegue a la venganza, aunque no necesariamente la incluya. Su característica es que se inflama súbitamente y que se apaga pronto, aunque ello no suceda en cada caso" (WEV).
Thumos comúnmente es de poca duración. Lo que pasa es que hay explosión de ira expresada en palabras y acciones violentas y pronto muere, pero en ese lapso de tiempo hace mucho daño, pues deja heridas físicas o emocionales que duran por mucho tiempo. Aparentemente mucha gente no toma en serio el temperamento o genio explosivos; quieren justificarse diciendo, "así soy", como si fuera una condición normal o algo más allá de su control, pero aquí está este mal enumerado entre las obras de la carne que evitan que los culpables hereden el reino de Dios (ver. 21). En realidad tales explosiones de ira demuestran la falta de amor y la falta de paciencia. Por eso, es necesario crucificar esta pasión (ver. 24).
-- malicia, -- la mala voluntad (disposición) que tiene el deseo de perjudicar a otros. Recuérdese que la definición básica de la palabra "amor" (agape) es buena voluntad. Estos términos (3:8) describen la condición de corazón que resulta si no nos despojamos del viejo hombre (ver. 22). Los males mencionados en estos textos pertenecen al viejo hombre y no al nuevo hombre; no son cualidades del cristiano. En particular estas palabras describen la conducta de la persona que no controla el enojo y que no está dispuesta a perdonar. Cuando hay amor en el corazón, no cabe la amargura, etc.
La persona de genio fuerte (amargado) hace mucho daño a otros y ella misma sufre mucho daño, no solamente daño espiritual, sino también mental y aun físico. No conviene dejar que otros nos provoquen tanto. Es necesario practicar el dominio propio y siempre controlar las emociones. Nuestra reacción a las provocaciones no debe ser como la reacción de los mundanos.
No se puede negar que otros nos pueden afligir. Pero la aflicción más grande y dañina es la que nos hacemos a nosotros mismos. Es imperativo que cada cristiano entienda que esta lista de cosas mencionadas por Pablo (amargura, enojo, ira, gritería, maledicencia, malicia) son la reacción de la persona provocada, y no son necesarias ni ineludibles. Estas palabras describen la reacción del viejo hombre a las provocaciones de la vida, pero el cristiano se ha renovado en el espíritu de su mente y se ha vestido del nuevo hombre.
La malicia es la fuente de otras obras carnales (Gál. 5:19-21): p. ej. (1) Las enemistades (echthra). Esta obra de la carne es lo opuesto del amor. Dice Pablo en Rom. 8:7, "Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios". Obviamente había enemistades entre los judaizantes y otros hermanos. Pablo dijo, "Pero si os mordéis y os coméis unos a otros, mirad que también no os consumáis unos a otros" (Gál. 5:15). Había enemistades entre judíos y samaritanos (Juan 4:9; Luc. 9:54), pero muchos judíos y samaritanos obedecieron al evangelio (Hech. 2:41; 4:4; 8:12), y ya no debería haber más enemistad entre ellos.
(2) Los pleitos (eris). Pleitos, 1 Tim. 6:4; contenciones, Tito 3:9. Contiendas (rivalidad, riña, discordia) como en la iglesia de Corinto, 1 Cor. 1:11; 3:3; 2 Cor. 12:20; "contiendas", Rom. 1:29; 13:13. Esta palabra bien describe el mundo de relaciones malas, lo opuesto de la unidad y comunión. Por eso, el que se convierte en cristiano deja esta obra de la carne para poder establecer una relación buena con hermanos y para tener comunión ininterrumpida con ellos. Es importante recordar que el uso de esta palabra en varios textos ¡tiene que ver con la conducta de los santos! Eris dividió la iglesia de Corinto. Eris es el enemigo de la comunión entre hermanos.
(3) Las contiendas (eritheia) o rivalidades o facciones están en esta misma categoría (Rom. 2:8; 2 Cor. 12:20). Básicamente esta palabra se refiere a la ambición personal de la cual resulta la rivalidad o espíritu faccioso. Fil. 1:17 es un buen ejemplo de ella. Estos, que se aprovecharon de su privilegio de predicar para despreciar a Pablo y para exaltarse a sí mismos, no querían que los hermanos hablaran tanto de Pablo y querían más renombre para sí mismos. Los tales querían más poder e influencia, y querían seguidores (Hech. 20:29; 1 Cor. 1:10-13). Por eso, Pablo exhorta a los filipenses (2:3), "Nada hagáis por contienda o por vanagloria" y luego les dice, "Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús ... " porque los que quieren exaltar a Cristo no buscan gloria para sí mismos.
Es alarmante encontrar contiendas, disensiones y partidos en esta lista tan terrible de pecados como fornicación, lascivia, borrachera, etc., pero para Dios el pecado es pecado y no hay pecados respetables. ¿Quién hace más daño, el borracho que se destruye a sí mismo o el hermano faccioso que divide a la iglesia?
(4) Las disensiones (dichostasia) o divisiones. La división destruye la unidad por la cual Jesús oró (Jn. 17:21-23). Destruye la comunión entre hermanos. "Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma, no permanecerá" (Mat. 12:25). Este texto es profético y explica la debilidad de la iglesia; tiene poca fuerza porque está muy dividida. En el siglo XIX se dividió por causa de la introducción de instrumentos de música en el culto y por causa de la sociedad misionera. Hubo otra división a mediados del siglo XX cuando se introdujo la "iglesia patrocinadora" que es otra forma de la sociedad misionera. Otros han dividido a la iglesia enseñando, directa o indirectamente, que todos los divorciados pueden volverse a casar. Bajo el pretexto de querer evitar más división, algunos hermanos citan Romanos 14 para probar que puede haber unidad a pesar de toda clase de diversidad de doctrinas contradictorias (mayormente con respecto al divorcio y segundas nupcias), y éstos incluyen en esta categoría asuntos de la fe (Judas 3), es decir, doctrinas claramente enseñadas a través de mandamientos, ejemplos e inferencias necesarias. Nos debe preocupar muchísimo la unidad porque Jesús la desea, pero la "unidad" en la diversidad de toda clase de enseñanza y prácticas erróneas no es la unidad enseñada por la Biblia, sino la unión sectaria.
La palabra dichostasia aparece solamente en un texto más, Rom. 16:17, "Mas os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido, y que os apartéis de ellos". Jesús basa la unidad sobre la doctrina (véase Jn. 17:8, 14, 21); no debe haber divisiones por causa de disgustos y ofensas personales. Los problemas personales deben resolverse de acuerdo con las enseñanza de Jesús (Mat. 5:23, 24; 18:15-18).
(5) Las herejías (sectarismos, LBLA; sectas, VM; partidos, VHA), (hairesis), la imposición de una opinión de la cual resulta la división y la formación de un partido o secta. "La secta de los fariseos" (Hech. 15:5); la iglesia erróneamente era llamada "la secta de los nazarenos" (Hech. 24:5) y Pablo aclaró el asunto diciendo que "según el Camino que ellos llaman herejía, así sirvo al Dios de mis padres" (ver. 14). En Roma la iglesia se llamaba una secta (Hech. 28:22), pero otra vez Pablo corrigió esa idea al hablar no de una secta sino del reino de Dios (ver. 23).
No es bueno que haya sectas pero Pablo dice (1 Cor. 11:19), "Porque es preciso que entre vosotros haya disensiones (sectas, hairesis), para que se hagan manifiestos entre vosotros los que son aprobados"; es decir, es preciso distinguir entre fieles e infieles. Aunque había partidos o sectas en la iglesia de Corinto todavía había una sola iglesia (no se había formado otra congregación). Es muy posible que esta carta sirviera para evitar una división permanente.
-- blasfemia -- Se encuentra este término en medio de los pecados contra el hombre; por eso, significa que por causa de la malicia en el corazón contra otro se blasfema contra él, hablando calumnias, lastimando y perjudicando con la lengua (Sant. 3:9).
-- palabras deshonestas ("conversación obscena", FL; "habla insultante y sucia", ATR) de vuestra boca. -- "Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno" (4:6). La lengua es una fuerza tremenda para bien o para mal. Se usa la lengua para predicar, para enseñar, para exhortar, para amonestar y para alentar, pero también se usa para destruir con mentiras, con chismes y con toda clase de ataque contra la persona de otros (Sant. 3:3-12). "Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes" (Efes. 4:29). ¿Cómo se puede corregir este problema? Limpiar el corazón; "sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida" (Prov. 4:23). "Porque de la abundancia del corazón habla la boca" (Mat. 12:34); es decir, el habla revela el carácter, como el árbol es conocido por su fruto. La nueva vida es conocida por su habla y por sus hechos. Las palabras corrompidas que salen de la boca indican que el corazón (el carácter) es corrupto. "El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas; el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas" (Mat. 12:35). Véanse también Mat. 15:18, 19; Mar. 7:21-23;
3:9 No mintáis los unos a los otros, -- "Dejad de mentir o no tengáis el hábito de mentir" (ATR). "Desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo (como la regla de su vida, como proceso continuo, ASP). "Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo, porque somos miembros los unos de los otros" (Efes. 4:25). Obsérvense las palabras conectivas, "Por lo cual". La primera aplicación práctica hecha por Pablo de su enseñanza acerca de "despojarse" y "vestirse" (Efes. 4:22-24) es desechar la mentira y hablar verdad. ¡Qué difícil es dejar la mentira! ¡cuántos nuevos conversos luchan con esta tentación! La mentira es un "modo de vivir" de mucha gente inconversa. Se usa en el hogar, en el trabajo, en los negocios, y casi en toda faceta de sus vidas. Las vidas de los del mundo están llenas de "toda injusticia ... engaños y malignidades" (Rom. 1:29).
La mentira debe desecharse porque es una causa mayor de la condenación del viejo hombre. "Ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira" (Rom. 1:25) cayeron en abominables idolatrías. Convenciéndose de que eran sabios (una mentira), rechazaron la sabiduría de Dios. Las mentiras que los hombres fabrican, creen y enseñan acerca de Dios les conducen a aceptar filosofías huecas, tales como la "evolución" y otra "ciencia" falsamente así llamada (1 Tim. 6:20). Las mentiras propagadas por los mormones, los "testigos", los "solo-Jesús", etc. les mueven a resistir y a pelear contra el Dios verdadero y la doctrina sana de la Biblia. La mentira arrulla al hombre moral con el refrán mortal de que "no he hecho nada digno del castigo eterno".
¡Cuántos hogares y cuántas congregaciones se han destruido por la mentira en forma de chismes y calumnias! "Desechando la mentira, hablad verdad". Y recuérdese que es posible mentir, no solamente con palabras, sino también con los ojos, con los hombros (encogidos para indicar "no sé"), con el silencio, con alguna expresión del rostro, o con algún gesto de las manos, etc. Si el propósito es engañar o dejar alguna impresión falsa o errónea, es mentira. También, la "media-verdad" es una mentira (Gén. 12:13).
3:9 habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, -- "En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre" (Efes. 4:22). Varios textos describen la "pasada manera de vivir" de los gentiles: 2:2,3; 4:17-19; 5:8,14; Col. 1:21; 2:13; 3:7, etc. Esta manera de vivir debe cesar terminantemente. El arrepentimiento significa un cambio de mente para dar una vuelta de 180 grados. El viejo hombre es conocido por sus hechos o prácticas; de la misma manera, la nueva vida es conocida por sus hechos o prácticas. "Despojarse" y "vestirse" sugiere un cambio de ropa; se debe quitar la ropa sucia, para vestir la ropa limpia. Es necesario despojarnos de toda inmundicia, de toda carnalidad, y el principio de este proceso es el cambio de corazón.
Efes. 4:25 dice "desechando"; Efes. 4:31 dice "quítense de vosotros ..."; Rom. 6:6 dice, "nuestro viejo hombre fue crucificado"; Rom. 13:14 dice "no proveáis para los deseos de la carne"; Gál. 5:16 dice "no satisfagáis los deseos de la carne"; Col. 3:5 dice "Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros"; y Tito 2:12 dice "renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos".
En varios textos el vestido es símbolo del carácter (o de la conducta): bueno (Job. 29:14; Sal. 132:9; Isa. 11:5; 61:10); o malo (Sal. 73:6; 35:26; 109:29).
3:10 y revestido del nuevo, -- Como la ropa nueva nos agrada a nosotros, el vestido nuevo (espiritual) del cristiano agrada a Dios. "Y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad" (Efes. 4:24). El nuevo hombre creado según Dios (2:10) es creado o recreado por el evangelio predicado por Pablo. El mismo Pablo es un buen ejemplo de esto. Oyó el evangelio, se arrepintió y se bautizó para lavar sus pecados (el relato de su conversión se halla en Hech. 9, 22, 26 y Gál. 1). 2 Cor. 5:17 dice "si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas". Gál. 3:27 nos dice cómo estar revestidos: "todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos".
En las palabras despojaos y vestíos se ven los lados negativos y positivos del evangelio. Hay predicadores y otras personas que llenan sus enseñanzas con prohibiciones, condenando la mundanalidad y el error. Otros dan mucha importancia a la predicación positiva, y aun critican a otros por ser tan negativos, no reconociendo que ellos mismos son negativos cuando condenan a otros por ser negativos. Pero la verdad es que el evangelio tiene muchos requisitos tanto negativos como positivos. Ni el uno ni el otro se puede descuidar. No es posible sembrar la semilla sin antes preparar (limpiar) el terreno. No es posible construir un edificio sin limpiar el solar, y esto a veces requiere trabajo difícil y complicado. Dios dijo a Jeremías (1:10), "Mira que te he puesto en este día sobre naciones y sobre reinos, para arrancar y para destruir, para arruinar y para derribar, para edificar y para plantar". Así es nuestro trabajo en el evangelio. No se puede dar una respuesta afirmativa a Cristo sin dar una respuesta negativa a Satanás.
-- el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno -- La vida nueva en Cristo es un proceso continuo de renovación. Al resucitar de las aguas del bautismo, empezamos este proceso y lo continuamos hasta la muerte, con la esperanza de que después de morir estaremos entre "los espíritus de los justos hechos perfectos" (Heb. 12:23). "A los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo" (Rom. 8:29); "No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento" (Rom. 12:2); "mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen" (2 Cor. 3:18); "aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día" (2 Cor. 4:16); "y renovaos en el espíritu de vuestra mente" (Efes. 4:23); "y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno" (Col. 3:10); "nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia" (2 Ped. 1:4).
Muchos bautizados no perseveran, por falta de esta renovación, porque es imposible vivir por Cristo sin la renovación de la mente. Es indispensable que haya cambio de corazón, cambio del entendimiento, cambio de voluntad y cambio de las emociones, en fin, un cambio del carácter y cambio de la disposición (genio). La conversión es una regeneración, una recreación. El individuo es "rehecho", hecho de nuevo. "Y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad" (Efes. 4:24). La expresión conforme a la imagen del que lo creó se refiere a Gén. 1:26 y significa que el nuevo hombre se transforma cada vez más en la semejanza de Dios.
3:11 donde (en Cristo y, por eso, en el nuevo hombre) no hay (no simplemente que no debe haber, sino que en la verdadera iglesia de Cristo no hay) griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, (para los judíos los demás eran griegos, gentiles, incircuncisos), bárbaro ("significaba propiamente aquel cuya habla era ruda, o dura; ... de ahí vino a significar a aquel que habla un lenguaje extraño o extranjero. Ver 1 Co 14:11, RVR, ‘extranjero’. Vino de ahí a denotar a cualquier extranjero desconocedor de la lengua y de la cultura griegas" (WEV) ni escita ("asociada con el término ‘bárbaro’, denota a una persona ínfimamente instruida" (V-E); gente salvaje que ofrecía sacrificios humanos, usaba la calavera del enemigo como vaso y bebía su sangre; al morir el rey, una de sus concubinas era ahogada y sepultada con él, etc., MRV), siervo (p. ej., Onésimo) ni libre (p. ej., Filemón), -- "Estas diferencias estaban hondamente arraigadas" (DG), pero el evangelio, que es el poder de Dios para salvarnos, tiene poder para derribar todas las paredes de separación para que el pueblo de Dios esté unido.
-- sino que Cristo es el todo, y en todos. -- (Gál. 3:28). "Cristo ha barrido los términos bárbaro, amo, esclavo, todos ellos, poniendo en su lugar la palabra adelphos (hermano)" (ATR).
"Pablo había hablado de los pecados (ira, enojo, malicia) que son incongruentes con el amor fraternal" (ASP). Efes. 2:14 explica que Cristo derribó "la pared intermedia de separación" entre los judíos y los gentiles; se puede agregar que en Cristo todas las distinciones de raza, nación, color, habla, nivel económico, etc. desaparecen.