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!!BIENBENIDOS!!!

El Ministerio Cristiano Israel nace en el corazón de Dios hace algun tiempo despertando una necesidad tremenda en el estudio de la palabra, con mis comienzos en el estudio de la palabra a los 18 años de edad. Desde entonces he tenido un vivo deceo de llevar la palabra de Dios a las naciones.

Hoy quiero invitarte a conocer profundamente el mensaje de nuestro Señor a las naciones como así también profundizar tus conocimientos sobre su vida, persona, poder, magnificencia, reino, Amor, fidelidad, misericordia, etc... Aquí podrás conocer la historia de Israel en sus comienzos en el A.T como también en el N.T el proceso del nuevo pacto que nos permitio acceder a sus promesas.

Espero que sea una fuente rica para el conocimiento verdadero de sus verdad.

"EL TEMOR DEL SEÑOR ES EL PRINCIPIO DEL CONOCIMIENTO; LOS NECIOS DESPRESIAN LA SABIDURIA Y LA DISCIPLINA". PROVERVIOS CAP 1:7.

Filipenses Cap 3:17-21

Filipenses 3:17-21
3:17 -- "sed imitadores de mí", 4:9; 1 Cor. 4:16; 11:1; 1 Tes. 1:6. No hay nada de soberbia en esta exhortación, sino una humilde confianza, porque Pablo sabía que él seguía a Cristo. Andaba en el camino correcto. Es guía fiel para nosotros. Si imitamos a Pablo, como él imitó a Cristo, nunca dejaremos el camino correcto y perseveraremos hasta el fin. Todo el mundo es imitador. Parece ser instintivo imitar a otros. Desde nacer imitamos a otros. Es cuestión, pues, de escoger a quién imitar. Siempre estamos rodeados de malos ejemplos, falsos maestros y guías ciegos. De estos Pablo habla en seguida (vers. 18,19). En 1 Cor 10:6 Pablo dice que los judíos eran "ejemplos" que no debemos imitar, pero también hay buenos ejemplos. Hay dos clases de ejemplos: debemos seguir a los espirituales y no seguir a los carnales.
-- "mirad a los que así se conducen según el ejemplo que tenéis en nosotros". "Mirad", skopeo, de la misma raíz viene la palabra skopos, un vigilante, un atalaya. En Rom. 16:17 dice "mirar" para evitar. Aquí dice "mirar" para imitar. Por ejemplo, en esta misma carta, el ejemplo de Timoteo (2:19-23) y Epafrodito (2:25-30). "Mirad" a ellos para seguirlos (en 1 Cor. 16:15,16 dice "os sujetéis" a los tales). Debemos seguir a Cristo, seguir a Pablo como él siguió a Cristo, y también debemos imitar a los hermanos fieles. Véase 2 Cor. 8:1-5; los corintios deberían imitar el ejemplo de los macedonios, como también esperaba que los de Macedonia imitaran a Acaya (los corintios, 9:2). Lo mismo 1 Tes. 1:7, "habéis sido ejemplo a todos los de Macedonia y de Acaya". Heb. 11 es un capítulo de ejemplos de hombres y mujeres de fe (fieles) a quiénes debemos seguir.
3:18 -- "Porque por ahí andan muchos, de los cuales os dije muchas veces, y aun ahora lo digo llorando, que son enemigos de la cruz de Cristo". En este texto Pablo expresa una emoción profunda. El que se ocupa sinceramente en la obra de salvar almas y confirmarlas en la fe también se preocupa por ellas, y se siente muy afligido al ver la destrucción de almas causada por los enemigos de la cruz.
Pablo escribió a los corintios "con muchas lágrimas" (2 Cor. 2:4), porque había pecado entre ellos y no lo habían corregido (1 Cor. 5:1,2). El predicaba y trabajaba entre los efesios "con muchas lágrimas" (Hech. 20:19,31). No era indiferente hacia su condición espiritual. Habiendo hablado de muchos sufrimientos dice (2 Cor. 11:28), "y además de otras cosas, lo que sobre mí se agolpa cada día, la preocupación por todas las iglesias". ¡He aquí la concordancia entre el denunciar fuertemente a los falsos y al mismo tiempo el derramar lágrimas por causa de ellos! Debemos estar muy preocupados por enseñar y defender la verdad contra el error, y al mismo tiempo estar preocupados por las almas que son víctimas del error. Pablo tenía la mente de Cristo. ¿Exponía el error? Sí. ¿Denunciaba el pecado? Sí. ¿Aborrecía al pecador y al falso maestro? No.
Pablo es un ejemplo muy bueno para todo evangelista. Expresó una profunda preocupación por las almas perdidas. "Verdad digo en Cristo, no miento, y mi conciencia me da testimonio en el Espíritu Santo, que tengo gran tristeza y continuo dolor en mi corazón. Porque deseara yo mismo ser anatema, separado de Cristo, por amor a mis hermanos, los que son mis parientes según la carne" (Rom. 9:1-3). ¿Cuántos predicadores hablan así de los perdidos? "Hermanos, ciertamente el anhelo de mi corazón, y mi oración a Dios por Israel, es para salvación" (Rom. 10:1). ¿Cuántos evangelistas sienten el dolor expresado por Pablo en Gál. 4:19? ("Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros".) Al leer de las lágrimas de Pablo debemos reflexionar seriamente sobre nuestro ministerio. ¿Tenemos miedo de ser emocionales con respecto a la obra del Señor? ¿Tenemos temor de que nos llamen pentecostales si lloramos o si predicamos o enseñamos con emoción? Hay gran peligro de que el evangelio que predicamos no penetre bien en lo más profundo de nuestros propios corazones. Un evangelio que solamente sale de la boca no lleva el peso que debe llevar.
Timoteo es elogiado por Pablo en esta carta: "a ninguno tengo del mismo ánimo, y que tan sinceramente se interese por vosotros" (2:20). En 2 Tim. 1:4 Pablo dice, "deseando verte, al acordarme de tus lágrimas". Timoteo era imitador de Pablo en muchas maneras. Pablo y Timoteo convirtieron y confirmaron a muchos porque no tuvieron vergüenza de derramar lágrimas al predicar, enseñar y meditar sobre la salvación de la gente.
-- "enemigos de la cruz". Los judaizantes negaban la eficacia de la cruz sola (es decir, la cruz aparte de la circuncisión y la guarda de la ley de Moisés) para salvar. Los libertinos la menospreciaban, rehusando controlar sus apetitos carnales y sujetarse a Cristo. Muchos son enemigos de la cruz porque para ellos es un tropiezo (Gál. 5:11), como lo era para los judaizantes. Siempre hay quienes no desean "padecer persecución a causa de la cruz de Cristo" (Gál. 6:12). Pero todo cristiano verdadero dirá con Pablo, "lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí y yo al mundo" (Gál. 6:14).
¿No tenía miedo Pablo de hablar tanto de los falsos en la iglesia? ¿No había peligro de que los de afuera concluyeran que tanta falsedad en la iglesia era prueba de que no valía? Pregúntese la misma cosa con respecto al dinero. ¿No hay billetes falsos? ¡Circulan millones en billetes falsos! ¿No debemos, por eso, dejar de usar dinero? No conozco a nadie que quiera hacerlo. Seguimos usando el dinero genuino, y al mismo tiempo seguimos tratando de descubrir y acabar con todo el dinero falso.
Hay muchos enemigos de la cruz de Cristo: el catolicismo, el calvinismo, el milenarismo, el humanismo (y su fundamento básico, la evolución), el modernismo, el sectarismo de toda clase, el liberalismo en la iglesia, etcétera. Los enemigos de las Escrituras son enemigos de la cruz de Cristo: la Iglesia Católica Romana, los "testigos", los mormones, los traductores y publicadores de versiones que niegan la Deidad de Cristo, enseñan el calvinismo, etcétera.
Los enemigos de la enseñanza de Cristo y sus apóstoles son enemigos de la cruz de Cristo: Hech. 2:42; 1 Cor. 4:16,17; 1 Jn. 4:6; 2 Jn. 9,10. Los enemigos de la iglesia verdadera de Cristo son enemigos de la cruz de Cristo. En fin, la "cruz" es el corazón del evangelio que abarca todo el plan de Dios para la redención del hombre. Los que cambian el evangelio se oponen a la cruz de Cristo.
Además, los que llevan vidas carnales (aunque sean miembros de la iglesia) son enemigos de la cruz. Los carnales son los que no dan evidencia de un cambio de corazón, del nuevo nacimiento, de haber crucificado el viejo hombre con sus deseos y pasiones. Aunque escuchen sermones cada semana, no quieren dejar sus vicios, celos, envidias, amarguras, etcétera. Prefieren vivir carnalmente. De hecho, los enemigos de la cruz más amenazantes no son los de afuera sino los mismos miembros de la iglesia que siguen carnales, mundanos, indiferentes y rebeldes.
3:19 -- "el fin de los cuales será perdición", apoleia, no aniquilación, no extinción, sino castigo. "apoleia, relacionado con apollumi, ver perder(se), No. 1, y que indica lo mismo que el verbo una pérdida de bienestar, no de ser" (Vine).
-- "cuyo dios es el vientre", dominados por sus apetitos y pasiones carnales. No quieren practicar el dominio propio, ni sujetarse a la sana doctrina. Rom. 16:17 habla de los que "causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina" pura y el ver. 18 dice que "tales personas no sirven a nuestro Señor Jesucristo, sino a sus propios vientres, y con suaves palabras y lisonjas engañan los corazones de los ingenuos". Por lo tanto no debemos pensar que estos maestros "cuyo dios es el vientre" sean inconversos; son hermanos falsos.
-- "cuya gloria es su vergüenza". "¿Se han avergonzado de haber hecho abominación? Ciertamente no se han avergonzado, ni aun saben tener vergüenza; por tanto, caerán entre los que caigan" (Jer. 6:15). Deben querer esconder su vergüenza, es decir, su práctica vergonzosa, pero al contrario se glorían en ella. "Habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican" (Rom. 1:32). Véanse también Apoc. 3:18; 16:15.
-- "que sólo piensan en lo terrenal", lo carnal. Pensar se refiere a su propósito, su intento. Compárese Rom. 8:4,5.
3:20 -- "Mas nuestra ciudadanía está en los cielos". Literalmente, nuestra comunidad, nuestra patria. Somos gobernados por leyes celestiales. El cielo es nuestro verdadero hogar. Nuestros intereses principales están arriba. Nuestros nombres están escritos allí (4:3). Nuestras oraciones ascienden al cielo. Nuestros tesoros están depositados en el banco celestial (Mat. 6:19,20), y por lo tanto, nuestro corazón está allí también. Nuestra esperanza, el ancla del alma (Heb. 6:18,19), está en el cielo. Nuestra madre es "Jerusalén de arriba" (Gál. 4:26). Aquí en este mundo somos peregrinos y extranjeros (Heb. 13:14; 1 Ped. 2:11). Véase Fil. 1:27, notas; Juan 18:36; Efes. 1:3. Los demás ("cuyo dios es el vientre") no tienen ciudad celestial; solamente viven para el tiempo presente.
-- "esperamos", "anhelo ardiente", Rom. 8:19; "gemimos ... esperando", Rom. 8:23. Véanse también 1 Cor. 1:7; Gál. 5:5; Heb. 9:28. "Esperamos (con anhelo intenso) al Salvador". Algunos hacen burla de esta bendita promesa (2 Ped. 3:4), pero para el cristiano es el ancla del alma (Heb. 6:19), el consuelo vital (1 Tes. 4:13-18) que lo sostiene. Cristo prometió volver (Juan 14:1-3); los ángeles dijeron que "vendrá como le habéis visto ir al cielo" (Hech. 1:11). El libro final de la Biblia (Apocalipsis) principia y termina con esta promesa: 1:7, "He aquí viene con las nubes, y todo ojo le verá" y 22:20, "Ciertamente vengo en breve".
3:21 -- "transformará", como se explica en detalle en 1 Cor. 15:35-44, 50-54. Lo corruptible tiene que ser vestido de incorrupción y lo mortal de inmortalidad.
-- "cuerpo de la humillación nuestra", "el cuerpo de nuestro estado de humillación" (BAS). Se llama así porque se corrompe, se deshace (2 Cor. 4:16; 5:1).
-- "semejante al cuerpo de su gloria", 1 Jn. 3:3.
Este capítulo maravilloso presenta a Pablo como quien observa su propia carrera en el atrio de la vida desde el principio hasta el fin. Para participar en ella se tiene que deshacer de todos los lazos mundanos, aun de los religiosos, que no concuerdan con la verdad en Cristo, reputando todas las cosas como pérdida para ganar a Cristo, el premio. Es preciso proseguir adelante, nunca mirando hacia atrás, hasta el fin, hasta terminar la carrera. Se describe el premio como la "manifestación" de Jesús y la "transformación" de nuestro cuerpo. Con razón nos dice Heb. 12:1,2, "despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe". "Pablo se representa a sí mismo como quien toma parte en una carrera; forzando cada nervio y empleando hasta la última gota de sus fuerzas, como un corredor, con las venas hinchadas, por no dejar de llegar a la meta" (Halley).