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El Ministerio Cristiano Israel nace en el corazón de Dios hace algun tiempo despertando una necesidad tremenda en el estudio de la palabra, con mis comienzos en el estudio de la palabra a los 18 años de edad. Desde entonces he tenido un vivo deceo de llevar la palabra de Dios a las naciones.

Hoy quiero invitarte a conocer profundamente el mensaje de nuestro Señor a las naciones como así también profundizar tus conocimientos sobre su vida, persona, poder, magnificencia, reino, Amor, fidelidad, misericordia, etc... Aquí podrás conocer la historia de Israel en sus comienzos en el A.T como también en el N.T el proceso del nuevo pacto que nos permitio acceder a sus promesas.

Espero que sea una fuente rica para el conocimiento verdadero de sus verdad.

"EL TEMOR DEL SEÑOR ES EL PRINCIPIO DEL CONOCIMIENTO; LOS NECIOS DESPRESIAN LA SABIDURIA Y LA DISCIPLINA". PROVERVIOS CAP 1:7.

Evangelio San Juan 1:1-14

Juan 1:1-14
1:1, 2 En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. -- La palabra "deidad" significa lo mismo que "Dios"; es decir, al hablar de la "deidad" de Cristo, se afirma que El posee todos los atributos para poderle llamar Dios. Cristo es Dios (Rom. 9:5; Tito 2:13; 2 Ped. 1:1; 1 Jn. 5:20), porque es eterno, todopoderoso, omnisciente, el creador, perdona pecados, y es adorado; demuestra los atributos de Dios, y es "igual a Dios" (Jn. 5:18).
I. Cristo es Dios.
A. Rom. 9:5, "el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos". La Biblia dice claramente que Cristo es Dios. No es Dios el Padre, sino Dios el Hijo. El nombre "Hijo de Dios" equivale al nombre, "Dios el Hijo". La versión citada aquí (RVR60) no ha sido rechazada oficialmente por los "testigos" del Atalaya (el grupo religioso más anticristo en el mundo); por lo tanto, esta versión se debe usar con toda confianza en las discusiones con ellos, porque "La Traducción del Nuevo Mundo" (TNM) de ellos no es una versión, sino una "perversión" de la palabra de Dios. La TNM cambia Rom. 9:5, añadiendo la palabra "sea". Dice esta versión, "Dios ... sea bendito". Lo cambian por completo para negar la deidad de Cristo. Sin embargo, el texto griego usado en su Kingdom Interlinear Translation of the Greek Scriptures (traducción interlineal del griego al inglés), no dice sea. La palabra sea no está en el texto griego que ellos mismos usan, sino que aparece solamente en la TNM.
B. Tito 2:13, "nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo". La TNM cambia ese versículo también, porque dice, "y del Salvador Jesucristo", así dando a entender que Pedro habló de dos personas (Dios y Jesucristo), y no de una sola persona, y de esta manera niegan la deidad de Cristo, pero en su texto griego no aparece la palabra del. Así es que otra vez su texto griego está en conflicto con la TNM.
C. 2 Ped. 1:1, "nuestro Dios y Salvador Jesucristo". La TNM añade otra vez la palabra del para separar Dios de Jesucristo, pero tampoco aquí aparece del en su texto griego. En esto hay un detalle muy interesante: obsérvese que en 2 Ped. 1:11, la construcción gramatical es idéntica con la del v. 1. Dice, "nuestro Señor y Salvador Jesucristo". En este versículo la TNM no añade la palabra del, aunque la construcción gramatical en este versículo es idéntica a la del v. 1. La única diferencia es que en el v. 1 Pedro dice Dios, y en el v. 11 dice, Señor. Si en el v. 11 no debe añadirse la palabra del, entonces no hay razón alguna para que se añada en el v. 1. Así es que los "testigos" se condenan a sí mismos.
D. 1 Jn. 5:20, "y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna". Lo más curioso de todo es que la TNM no cambia este texto como cambia los otros que afirman la deidad de Cristo. Es increíble que hayan dejado este texto sin cambio alguno, aunque afirma en forma clara e innegable que Cristo es "el verdadero Dios".
E. Heb. 1:8, "del Hijo dice: Tu trono, oh Dios, por el siglo del siglo". La TNM tuerce este texto, diciendo que Dios es tu trono.
II. Cristo es el "Gibbor" ("Dios Fuerte") del Antiguo Testamento.
A. Isa. 9:6 se refiere claramente a Cristo: "se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte ("Gibbor"), Padre Eterno, Príncipe de Paz". Los "testigos" admiten que este texto se refiere a Cristo pero dicen que Jesucristo es solamente "Dios Fuerte" y que no es "Dios Todopoderoso". La distinción hecha por ellos es absurda. En el siguiente capítulo (10:21), Isaías se refiere claramente a Dios ("Dios fuerte"). Aun los judíos que rechazan a Cristo negarían la supuesta distinción hecha por los "testigos".
B. Apoc. 1:8, Cristo es Todopoderoso. Dice el v. 7, "He aquí que viene con las nubes y todo ojo le verá, y los que le traspasaron". Cristo viene en las nubes (Hech. 1:9-11), y a Cristo traspasaron. Por eso, Apoc. 1:7 habla de Cristo. En seguida (v. 8) dice, "Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso". El que "ha de venir" es Cristo (v. 7). Es muy claro y obvio que Cristo es el que habla a Juan en este capítulo. En el v. 18 dice, "el que vivo, y estuve muerto". En los vers. 11 y 17, dice "Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último ... yo soy el primero y el último", como en el v. 8. También véase Apoc. 22:12-16, "Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último ... Yo Jesús".
Por lo tanto, sin lugar a dudas Cristo, el primero y el último, es Todopoderoso. No puede haber dos primeros y dos últimos. Sólo Dios Todopoderoso es el primero y el último. ¡Cristo es Dios Todopoderoso!
III. El Verbo era Dios, Juan 1:1.
"En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios". Juan afirma aquí la eternidad de Cristo y, por consiguiente, la deidad de Cristo.
A. Para negar la deidad de Cristo la TNM dice, "Y el Verbo era un dios". Según esta traducción, pues, hay DOS DIOSES: un Dios Todopoderoso, y un dios menor, fuerte pero no todopoderoso. Isa. 43:10 (el texto predilecto de los "testigos" porque dice "vosotros sois mis testigos") dice, "antes de mí no fue formado dios, ni lo será después de mí". Este texto afirma que los israelitas eran testigos de Jehová, pero los "testigos" del Atalaya tuercen este texto, aplicándolo a sí mismos. A pesar de ser este texto predilecto de ellos, refuta su traducción de Juan 1:1. Según la TNM, Cristo es "un dios" que, desde luego, tuvo que ser formado (creado) por Dios; pero Isa. 43:10 dice que ni antes ni después de Dios se ha formado otro dios. Después (44:6, 8) dice, "Yo soy el primero, y yo soy el postrero, y fuera de mí no hay Dios ... No hay Dios sino yo. No hay Fuerte; no conozco ninguno". Por lo tanto, la traducción de Jn. 1:1 de la TNM es incorrecta y contradictoria. Dios dijo en palabras claras y enfáticas que no hay otro Dios. Los "testigos" no pueden escapar de la a fuerza de este argumento. Para ellos no hay salida. Por propia boca se condenan a sí mismos, porque enseñan que Cristo fue "creado" (formado) por Dios y que es un DIOS FUERTE, cosa que Dios niega rotundamente en Isa. 43:10; 44:6, 8, y otros textos.
B. ¿Cuál es el argumento de los "testigos" para justificar su traducción de Jn. 1:1? Dicen que cuando la palabra Dios (theos) se refiere a Dios, precede el artículo definido (ho), y que en Jn. 1:1 el artículo no aparece. No existe tal regla en la gramática griega. Es una invención de ellos para su propia conveniencia.
1. Además, ellos mismos no siguen su propia regla, porque en el mismo capítulo, en los ver. 6, 12, 18, theos aparece sin el artículo definido, y sin embargo ellos saben que se debe traducir "Dios", y así lo hacen. Los libros de gramática griega explican que los nombres predicados requieren el artículo cuando siguen al verbo principal. En este verso Dios es el nombre predicado, y el verbo principal es era", pero el nombre predicado (Dios) precede al verbo principal (era) en el griego. El arreglo de las palabras en el griego es así: y Dios era el Verbo.
2. Los "testigos" dicen que la frase bajo consideración en Jn. 1:1 es como la de Hech. 28:6, "dijeron que era un dios", pero en este texto el nombre predicado es dios, pero sigue al verbo principal (era), mientras que en Jn. 1:1 el nombre predicado (Dios) precede al verbo principal (era). Hay gran diferencia entre la construcción de estas dos frases. En Hech. 28:6 la traducción, "dijeron que era un dios", es correcta, pero la traducción de la TNM de Jn. 1:1 es incorrecta. Hay un texto que sí es paralelo con Jn. 1:1 y ese texto es Jn. 19:21, "Rey soy de los judíos". En este texto, como en Jn. 1:1, el nombre predicado (Rey) precede al verbo principal y, por lo tanto, no se traduce "Un rey soy ..." La misma TNM de los "testigos" no dice "Un rey soy ... ", sino que traduce correctamente, "Soy rey de los judíos". De esta manera los "testigos" se contradicen a sí mismos.
IV. Cristo es adorado.
A. Mateo 4:10, "Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás". La palabra adorar traduce el verbo proskuneo, que significa "postrarse". En la TNM esta palabra (Mat. 4:9, 10) se traduce las dos veces "adorar". Sin embargo, en todo caso en los que se refieren a Cristo, es decir, cuando la gente adoró a Cristo (postrándose delante de El), la TNM dice "rendir homenaje", en vez de "adorar", para negar a Cristo el honor que merece. Juan 5:23, "para que todos honren al Hijo como honran al Padre".
B. Varias personas adoraron a Cristo: Mateo 2:11, los magos, "postrándose, lo adoraron"; Mateo 8:2, "vino un leproso y se postró ante él"; Mateo 9:18, un hombre principal "se postró ante él"; Mateo 14:33, los discípulos "le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios"; Mateo 15:25, la mujer cananea "se postró" ante El; Mateo 20:20, la madre de Juan y Jacobo, "postrándose" ante El; Mateo 28:9, las mujeres "abrazaron sus pies y le adoraron"; Mateo 28:17, los once "le adoraron"; Juan 9:38, el que estaba ciego "le adoró"; Heb. 1:6, "adórenle todos los ángeles".
C. Compárese Hech. 10:26; Cornelio, postrándose a los pies de Pedro, le adoró, pero Pedro no aceptó su adoración, sino que le dijo, "Levántate, pues yo mismo también soy hombre". Sin embargo, Cristo nunca rehusó la adoración de la gente. Compárese también Apoc. 19:10; Juan se postró a los pies del ángel para "adorarle", pero dijo el ángel: "Mira, no lo hagas; yo soy consiervo tuyo, y de tus hermanos que retienen el testimonio de Jesús. Adora a Dios". Cristo nunca rehusó la adoración de la gente, porque El es Dios. Recuérdese que los "testigos" dicen que Cristo fue creado, que es una criatura. Según ellos, pues, un ser creado -- una criatura -- recibe adoración. ¿Qué dijo Pablo acerca de la adoración de la criatura en Rom. 1:25? Si Cristo es simplemente una criatura, entonces es pecado adorarle.
V. El nombre "Jehová" se aplica a Cristo también. Varios textos del Antiguo Testamento que se refieren a Jehová se aplican, en el Nuevo Testamento, a Cristo.
A. Isa. 40:3, "Voz que clama en el desierto: Preparad camino a Jehová". Esta voz era la de Juan el bautista que fue delante de Cristo (Mateo 3, Mar. 1 y Lucas 3). Juan dijo, (Jn. 3:28), "Yo no soy el Cristo; sino que soy enviado delante de él". Véanse Malaquías 3:1 y Marcos 1:2. Isaías y Malaquías dijeron que este mensajero iría delante de Jehová y lo hizo, yendo delante de Cristo. No se puede negar que el nombre Jehová se aplica a Cristo.
B. Isa. 44:6; Apoc. 1:8, 11, 17; 22:12, 13, 16. Jehová es el primero y el último; Cristo es el primero y el último. Pero no puede haber dos primeros y dos últimos; por lo tanto, Cristo es Dios y el nombre "Jehová" se aplica a El también. Lo que se afirma de Dios o de Jehová en el Antiguo Testamento se aplica a Cristo en el Nuevo Testamento.
C. Isa. 45:23; Fil. 2:10, 11. Se doblará toda rodilla delante de Jehová, según Isaías, y se doblará toda rodilla delante de Cristo, según Pablo. Pablo cita a Isaías; los dos textos son en realidad una sola verdad aplicable a Dios. Cristo es Dios.
D. Joel 2:32; Hech. 2:21. "Todo aquel que invocare el nombre de Jehová será salvo"; "Todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo"; Rom. 10:9, 13, "Jesús es el Señor ... todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo". Jehová es el Salvador; Cristo es el Salvador.
E. Zacar. 11:12, 13; Mat. 27:9, 10, el precio con que me han apreciado: Zacarías dice Jehová, Mateo cita este texto con respecto a Cristo. Toda persona sincera puede ver esta sencilla verdad, demostrada tantas veces, de que Cristo cumple estas profecías, y las cumple porque el nombre "Jehová" es aplicable a El también.
F. La TNM nos ayuda para comprobar esta verdad. Considérese Rom. 14. En los ver. 6-8, la palabra kurios, palabra griega que se traduce Señor, se traduce Jehová en la TNM seis veces. Por lo tanto, en el v. 9 la palabra kurios debe ser traducida Jehová, porque así la traducen seis veces en los ver. 6-8. ¿Qué dice el v. 9? "Porque Cristo para eso murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así de los muertos como de los que viven". Según la práctica de la TNM de traducir la palabra kurios (dicen que es Jehová), el texto debe decir en la TNM, "para ser Jehová". Lo mismo en el v. 14, "Yo sé, y confío en el Señor"; la palabra "Señor" debe ser "Jehová" en la TNM. Según la regla de los mismos "testigos", el texto debe decir, "Jehová Jesús".
VI. Los "testigos" menosprecian la humillación de Jesús.
A. La humillación de Jesús era indispensable para nuestra salvación, pero los "testigos" citan todos los textos en los que Jesús se refiere a su humillación, y los usan para negar su deidad. Dice Cristo (Jn. 14:28), "el Padre mayor es que yo". Tales textos dan énfasis a la humillación de Jesucristo. El llegó a ser el siervo de los hombres, y murió en la cruz para salvarnos, pero los "testigos" son los más ingratos de todos los hombres, porque se aprovechan de estos mismos textos para "probar" que Cristo no es Dios, sino solamente una criatura.
B. Fil. 2:5-11 habla de la humillación de Cristo: "el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo ..." La TNM tuerce este texto también, porque su propósito principal es negar y despreciar a Cristo, pero otra vez su texto griego (interlineal) dice lo mismo que las versiones confiables.
1. En este texto Pablo dice que Cristo se despojó a sí mismo, e inmediatamente con dos gerundios explicó cómo lo hizo: (1) "tomando forma de siervo" y (2) "haciéndose semejante a los hombres". Este texto, simple y sencillamente, se refiere a la encarnación de Cristo. Los "testigos", otros sectarios (p. ej., Frederic Louis Godet) y algunos hermanos que profesan ser conservadores dicen que al llegar a ser hombre, Cristo se despojó a sí mismo de sus atributos divinos; es decir, que dejó de ser omnipotente, omnisciente, etc. Según esta herejía, Cristo habría tenido que dejar de ser eterno ("Yo Soy", 8:58). Repetidas veces Cristo demostró sus atributos divinos, aun perdonando el pecado que es una prerrogativa exclusiva de Dios (Mar. 2:5). Juan recalca la omnisciencia de Cristo a través del libro (p. ej., 1:47, 48; 2:24, 25; 4:29; 6:70; 11:14; 12:32). (Los hermanos que enseñan esta herejía la publican en dos periódicos Error! Reference source not found., publicados por el hno. John Welch de Indianapolis, Indiana, USA; John Welch es el campeón de esta herejía).
2. En Fil. 2:1-4 Pablo enseña la humildad; entonces en los vers. 5-11 habla del ejemplo de humildad de Cristo. Pero lo terrible de esta herejía es que sus proponentes no creen que lo que Jesús hizo era suficiente; es decir, El se humilló, tomando la forma de siervo, hecho semejantes a los hombres y aun murió como criminal sobre una cruz romana, pero eso no les satisface. Quieren aun más humillación, pues enseñan que también Cristo se despojó a sí mismo de sus atributos divinos (cosa que sería totalmente imposible).
3. Por lo tanto, estando aquí en la tierra en forma de hombre se hizo igual a Dios (Jn. 5:18). Los "testigos" quieren quitar la fuerza de este texto diciendo que así dijeron los judíos, pero no los judíos, sino Juan el apóstol, dice que Cristo se hizo a sí mismo igual a Dios.
C. 1 Cor. 15:24-28. Dice el v. 28, "... entonces el Hijo mismo se sujetará al que le sujetó todas las cosas, para que Dios sea todo en todos". Los "testigos" afirman que este texto enseña que Cristo será inferior para siempre, pero recuérdese que Pablo dice que Cristo es Dios (Rom. 9:5; Tito 2:13), que Cristo es la plenitud de la deidad corporalmente (Col. 2:9). Pablo nunca se enredó en contradicciones como lo hacen los "testigos". Pablo dice en 2 Cor. 1:18, "nuestra palabra a vosotros no es Sí y No". Cuando él afirmó que Cristo es Dios, siempre era consecuente con esa afirmación.
1. 1 Cor. 15:24-28 habla de la perfección y terminación de la obra de Cristo como Salvador y Mediador. El se humilló a sí mismo, participó de carne y sangre (Heb. 2:14), tomó la forma de hombre y de siervo de hombres (Fil. 2:5-7), para ser nuestro Salvador y Mediador. Habiendo llegado a ser hombre y habiendo sufrido toda tentación humana (Heb. 2:18; 4:15, 16), El llegó a ser nuestro perfecto Mediador.
2. La Biblia enseña el papel del Padre, el del Hijo, y el del Espíritu Santo. El Padre ha hecho y hace ciertas cosas para llevar a cabo la redención del hombre, el Hijo ha hecho y hace ciertas cosas, y el Espíritu Santo ha hecho y hace ciertas cosas. El Padre dio al Hijo toda autoridad (Mat. 28:18), para llevar a cabo su divina misión como Dios-Hombre. 1 Cor. 15:24-28 habla del tiempo del fin cuando haya terminado por completo su obra de Salvador, Redentor y Mediador.
3. Entonces, Dios mismo estará con su pueblo como su Dios. Todo el trabajo que Jesucristo ha hecho, hace y hará hasta el fin, se habrá perfeccionado y terminado. No será necesario que El sea Redentor o Salvador ni Mediador, porque entonces seremos salvos para siempre, estaremos en la presencia de Dios y no habrá necesidad de mediador. Por lo tanto DIOS -- Dios el Padre, Dios el Hijo, Dios el Espíritu Santo -- será TODO EN TODOS.
4. El reino de Dios es el reino del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo. Cristo no se excluye en ningún sentido del glorioso reino o reinado eterno, porque El es Dios, y Dios será todo en todos. Luc. 1:33 dice que Cristo "reinará ... para siempre, y su reino no tendrá fin". Lo que Pablo dice en 1 Cor. 15:24-28 no contradice, sino confirma lo que Luc. 1:33 dice.
VII. "Yo soy" (Ex. 3:14) aplicado por Cristo a sí mismo.
A. Ex. 3:14, "Así dirás a los hijos de Israel: Yo soy me envió a vosotros". Jesús dijo, "Antes que Abraham fuese, yo soy" (8:58). No dijo, "Yo era", sino "Yo soy", aplicando a sí mismo el nombre del Dios de Israel, el Dios "de vuestros padres" (Ex. 3:13, 14). Los judíos reconocían el significado de esta expresión; entendían que Jesús aplicaba a sí mismo el nombre de Dios y, por eso, "tomaron entonces piedras para arrojárselas" (8:59).
B. 8:24, "si no creéis que yo soy, en vuestros pecados moriréis". Si Jesús hubiera sido un mero hombre, la pregunta natural habría sido, "si no creéis que yo soy qué?" Pues parece que la frase está incompleta, pero los judíos conocían bien el nombre "Yo soy" y lo que significaba (Ex. 3:14). Es el nombre del Dios Eterno.
1:3 Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. -- Col. 1:15-20; Heb. 1:1-3. Cristo es el Creador. ¡El es el Creador y sólo Dios puede ser Creador! Por lo tanto, Cristo es Dios. Satanás aborrece a Dios; por eso, vehementemente niega esta verdad, y enseña la evolución. Si Dios es el Creador del mundo, entonces también es el Juez del mundo. Si el hombre fue creado por Dios, tendrá que dar cuenta a Dios en el Día Final.
La enseñanza del gnosticismo sobre la deidad. Una de las herejías más serias de los primeros siglos fue el gnosticismo. Esta palabra viene de la palabra conocer. Algunos en la iglesia se elevaban a sí mismos como los únicos que conocían a Dios, pero no lo conocían a través de las Escrituras, sino que bebían del pozo de la filosofía de Platón y otros filósofos griegos. Como los judaizantes mezclaban la ley de Moisés con el evangelio, así éstos mezclaban la filosofía griega con el evangelio.
Decían que el Ser Supremo es eterno pero que también la materia es eterna. Pensaban que la materia es mala y, por eso, el Ser Supremo no la podía crear ni tener nada que ver con ella. Por eso, salía del Ser Supremo una serie larga de emanaciones (desprendimientos, manifestaciones) y que la más baja de estas se llamó "demiurgo" (creador). Este "demiurgo" estaba tan retirado del Ser Supremo que no solamente era ignorante acerca de su persona, sino hasta hostil contra él. El "demiurgo" que se identificó con el Dios del Antiguo Testamento, el Dios de los judíos, creó el mundo. Por lo tanto, para ellos el Padre del Señor Jesucristo era inferior al Ser Supremo y los apóstoles de Cristo eran inferiores a los apóstoles del Ser Supremo.
Las emanaciones formaron un cuerpo intermediario llamado pleroma (plenitud). De esta enseñanza salió el concepto católico de la mediación de María y de los "santos". Para combatir este error Pablo dijo, "Porque en él (Cristo) habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad" (Col. 2:9, 10); también dijo, "Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre" (1 Tim. 2:5).
Puesto que enseñaban que el cuerpo es malo, decían que no era posible que Cristo viniera en carne (1 Jn. 2:18; 4:1-3). Por causa de esta enseñanza algunos maltrataban el cuerpo para dar más énfasis al espíritu (Col. 2:20-23). Estos eran ascéticos y sus "descendientes" son los monjes y monjas del catolicismo. Otros decían que lo que el cuerpo hacía no tenía nada que ver con el espíritu y, por eso, practicaban el libertinaje (Apoc. 2:6, 14, 15, 20).
La enseñanza de los "testigos" (del Atalaya) sobre la deidad de Cristo. Esta secta blasfema a Cristo, diciendo que El mismo fue creado. Col. 1:15-17 dice que "todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten". Todas las cosas quiere decir TODAS las cosas. La TNM intercala la palabra "otras" antes de la palabra "cosas" cinco veces en los ver. 16-20, para enseñar que Cristo fue creado y, por lo tanto, es meramente una criatura, una COSA CREADA. Dice el v. 16 (TNM), "en él fueron creadas todas las (otras) cosas"; agregan a la palabra de Dios, y lo hacen con el motivo más vil de despojar a Cristo de su deidad. Es blasfemia del peor grado. Cristo no puede ser el Creador de todas las cosas si El mismo fue creado. Si Cristo es una criatura, entonces no es el Creador.
Dicen los "testigos" que la palabra primogénito (v. 15) significa que Cristo fue el primero de las cosas creadas. Ya hemos visto muchos textos que dicen claramente que Cristo es Dios, que El es el principio y el fin. Es, pues, eterno y ¡es blasfemia decir que fue creado! La palabra primogénito, como se usa aquí, significa posición de honor y de poder, y no tiene nada que ver con origen. Entre los israelitas el hijo primogénito era el hijo principal, recibía doble porción de la herencia de los hijos, heredaba el puesto de su padre, etc. y la palabra llegó a significar señor. P. ej., Sal. 89:27, "Yo también le pondré (a David) por primogénito, el más excelso de los reyes de la tierra". Se refiere a su grandeza como rey de reyes. Jer. 31:9, "Efraín es mi primogénito"; no era literalmente el primogénito de Jacob, pues era el segundo hijo de José. En este texto Efraín se refiere al pueblo de Israel, como el pueblo escogido y grandemente honrado y exaltado de Dios.
Así también Cristo es llamado: (1) primogénito entre hermanos, Rom. 8:29; es decir, Señor de ellos; (2) primogénito de entre los muertos", Apoc. 1:5; es decir, Señor de los muertos; (3) primogénito de toda creación, Col. 1:15; el Creador y Señor de toda la creación; (4) simplemente "el primogénito", Heb. 1:6, porque equivale a Señor.
La iglesia se llama "la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos", Heb. 12:23, indicando la posición exaltada que ocupa ante los ojos de Dios.
Col. 1:18 confirma que la palabra primogénito significa posición exaltada: "para que en todo tenga la preeminencia".
Apoc. 3:14 dice que Cristo es "el principio de la creación de Dios". Debe afirmarse con todo énfasis que estos dos textos (Col. 1:15; Apoc. 3:14) NO DICEN y no enseñan que Cristo es un ser creado. Lo que el texto dice y lo que los "testigos" dicen son dos cosas bien distintas y contradictorias. Repito: estos versos NO DICEN que Cristo fue creado. Las palabras "primogénito" y "Principio" no significan "primera cosa creada", como afirman los "testigos" falsos. La palabra principio traduce la palabra arche. ¿Cómo se usa esta palabra en el Nuevo Testamento? En Luc. 12:11 se traduce "magistrados"; en Efes. 1:21, "principados"; y en Tito 3:1, "gobernantes". No tiene nada que ver con ORIGEN en ninguno de estos textos, ni mucho menos en Apoc. 3:14. Cristo es eterno; es el Creador; es Todopoderoso; es adorado; perdona pecados; ¡es Dios!
Cristo es el Principio y también El es el Fin. Si Cristo tiene principio, entonces también tendrá fin. Cristo es el Alfa y la Omega, el Principio y el Fin, el Primero y el Ultimo. Lo que se afirma de Jehová en Isa. 44:6 se afirma de Cristo en Apoc. 1:8, 11, 17; 22:12, 13. No puede haber dos primeros y dos últimos. No hay dos Dioses. Hay un solo Dios, pero el término Dios es sustantivo plural (Dios el Padre, Dios el Hijo, y Dios el Espíritu Santo).
Los "testigos" tendrán que dar cuenta en Aquel Día a este Cristo (el Juez) por sus muchas blasfemias contra El. Será día de ira para ellos si no se arrepienten.
La enseñanza de los evolucionistas. Otra filosofía humana (pagana) enseña que el hombre (y toda cosa viva) ha evolucionado de un animal pequeñísimo de una sola célula, pero ¿de dónde vino ese animalito? Nunca explican el origen de ese animalito.
"Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía" (Heb. 11:3). La palabra de Dios es viva, tiene poder, Gén. 1:3, 6, 11; Sal. 33:6; 107:20; 147:15; Isa. 55:11; Jer. 23:29.
Los evolucionistas no andan por fe en la palabra de Dios, sino por la fe en la filosofía humana. Es imposible probar que el hombre y otras cosas vivas han evolucionado. Es imposible probar que ha habido transmutación de las especies. Por eso, la evolución tiene que ser aceptada por fe. La evolución no es una ciencia. No se puede sujetar a los procesos normales de la ciencia. Los que creen esta filosofía lo hacen porque quieren creerla. La creen porque no quieren creer en Dios, y no quieren creer en Dios porque no quieren reconocer que serán juzgados por sus hechos en el Día Final.
1:4 En él estaba la vida, -- Los que están en pecado están alejados de Dios (Efes. 2:12); los que obedecen al evangelio de Cristo tienen vida, es decir, comunión con Dios. "He venido para que tengan vida" (10:10); "Yo soy la resurrección y la vida" (11:25); "Yo soy el camino, y la verdad, y la vida" (14:6); "Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado" (17:3); "éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre" (20:31).
-- y la vida era la luz de los hombres. -- Cristo ha traído al hombre la perfecta inteligencia y sabiduría. El es el Verbo (la Palabra) de Dios, la perfecta revelación del Padre, pues al ver a Jesús vemos al Padre (8:19; 12:45; 14:9). "Yo soy la luz del mundo" (8:12).
1:5 La luz en las tinieblas resplandece, -- Este texto nos recuerda de Gén. 1:2, 3 (como 1:1 nos recuerda de Gén. 1:1). Como en el principio del mundo la luz creada por Dios hizo desaparecer las tinieblas, así también Cristo es la luz que hace desaparecer las tinieblas de ignorancia, superstición, y toda clase de pecado. El hombre ya no tiene que tropezar en tinieblas con su corazón lleno de temor y ansiedad. Los que obedecen al evangelio son "hijos de luz" (Efes. 5:8; 1 Tes. 5:5).
-- y las tinieblas no prevalecieron contra ella (no la comprendieron, LBLA). -- El verbo katalaben significa "asirse de, tomar, sea física o mentalmente" (WEV). Otras versiones, como LBLA, la traducen no la comprendieron. "Puede entenderse en dos sentidos, esto es, el de que las tinieblas no comprenden la luz, no la perciben, o que no han podido vencerla, prevalecer contra ella" (WEV). Es posible que Juan haya tenido en mente este doble uso de la palabra, pues las tinieblas espirituales no comprenden la verdad, ni tampoco pueden vencerla.
Muchos viven preocupados por las tinieblas que parecen cubrir la tierra, pero para Juan lo importante era que las tinieblas no podían apagar la Luz. Herodes no podía. Pilato no podía. Los judíos no podían (¿qué fue el efecto de sus esfuerzos en contra de la iglesia según Hechos de los Apóstoles?) Jesucristo es la Victoria Suprema sobre las tinieblas. La luz de la cruz puede alumbrar a toda la humanidad.
1:6 Hubo un hombre enviado de Dios, -- La palabra enviado significa enviado como representante oficial. Mat. 10:2, 16. Juan era un verdadero profeta de Dios, enviado con un mensaje especial. Acerca de este hombre Jesús dijo, "Entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el bautista" (Mateo 11:11).
-- el cual se llamaba Juan. -- En este libro Juan (el bautizador) es llamado simplemente Juan, porque el autor nunca menciona su propio nombre. Una vez se refiere a "los hijos de Zebedeo" (21:2).
Juan cumplió la profecía de Malaquías (3:1), "He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí". "En aquellos días vino Juan el bautista predicando en el desierto de Judea, y diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado" (Mat. 3:1, 2). Los apóstoles también fueron escogidos por Dios (Hech. 10:41).
1:7 Este vino por testimonio (como testigo, LBLA), para que diese testimonio de (testificar de, LBLA) la luz, -- La palabra testimonio es otra palabra clave de este libro. Hay diferencia entre predicar y testificar. Juan predicaba, pero aquí se enfatiza su testimonio. "Lo que sabemos hablamos, y lo que hemos visto, testificamos" (3:11); Juan testificó lo que vio: "Sobre quien veas descender el Espíritu y que permanece sobre él, ése es el que bautiza con el Espíritu Santo. Y yo le vi, y he dado testimonio que éste es el Hijo de Dios" (1:33, 34). "Y vosotros daréis testimonio también, porque habéis estado conmigo desde el principio" (15:27). El autor de este libro dice, "Y el que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero; y él sabe que dice verdad, para que vosotros también creáis ... Este es el discípulo que da testimonio de estas cosas, y escribió estas cosas; y sabemos que su testimonio es verdadero" (19:35, 21:24). Los dos Juan dieron su testimonio de lo que vieron y de lo que recibieron de Dios.
Mateo, Marcos, Lucas y Juan nos registran el hecho, la realidad, de Cristo, porque la salvación del mundo depende de nuestra creencia en ese hecho. Para confirmar ese hecho, Juan presenta mucho testimonio para confirmarlo.
Como los apóstoles testificaban de Cristo después de su manifestación, Juan testificaba de El antes de su manifestación. Sobre todo Juan era un testigo de Cristo (1:7; 5:33, 35). En toda la predicación testificaba de Cristo. Cuando predicó el arrepentimiento, dijo que el reino (de Cristo) se había acercado. Cuando bautizaba, decía que "el que viene tras mí ... él os bautizará en Espíritu Santo y fuego" (Mat. 3:11). Al ver a Jesús dijo, "He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo" (Juan 1:29).
Juan habla del testimonio del Padre (5:31, 34, 37; 8:18); de Cristo mismo (7:14; 8:14, 18; 18:37); del Espíritu Santo (15:26; 16:13, 14; 1 Jn. 5:6); de las obras de Cristo (5:17, 36; 10:25; 14:11; 15:24. Léase lo que dijeron de Jesús los ciegos, sordos, paralíticos, etc. a quienes El sanó); de las Escrituras (5:39, 46; 1:45); y de los discípulos (15:27; 19:35; 21:24; 1 Jn. 1:2; 4:14).
-- a fin de que todos (tanto gentiles como judíos) creyesen por él. -- Hech. 19:4. Los todos de este texto incluye a todos los que consideran su testimonio porque como Abel, "muerto, aún habla" (Heb. 11:4). Muchos creen que la fe de nosotros es una confianza ciega y, por eso, ignorancia, mientras que la ciencia es conocimiento verdadero, pero aunque la fe que salva tiene plena confianza en Dios, se basa en la palabra de Dios (Rom. 10:17) que no es mitología sino realidad. Nuestra fe se basa en mucho testimonio (mucha evidencia innegable). Compárese Hech. 1:3. Hay multiplicada evidencia para probar lo que la Biblia dice.
1:8 No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz. -- Jesús dice (5:35) que Juan "era antorcha (ho luchnos, lampara, LBLA) que ardía y alumbraba; y vosotros quisisteis regocijaros por un tiempo en su luz", pero no era la luz (ho phos), sino el testigo de la luz; sin embargo, esa lámpara que brillaba en la oscuridad era una luz de suma importancia. Siempre se hace preparación debida para la venida de algún rey, presidente u otro personaje importante. La importancia del ministerio de Juan se ve en el hecho de que era necesario aclarar que él no era el Cristo, la verdadera "luz del mundo" (8:12; 9:5; 12:46). Jesús mismo dijo, "Entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista" (Mat. 11:11). Juan tenía muchos seguidores (Mat. 3:5; 21:26)), y algunos creían que posiblemente Juan era el Mesías (1:19-27; Luc. 3:15). Había discípulos de Juan muchos años después de ascender Cristo a los cielos (Hech. 19:1-3).
1:9 Aquella luz verdadera, -- Juan no dice alethes que significa verdadero (no falso), sino alethinos, real, genuino. Por eso, la palabra verdadera no contrasta la verdad con el error, sino la realidad con lo irreal, lo que no es realidad, lo substancial con lo imaginario. Lo que la Biblia dice es cierto, es realidad. Se trata de hechos, de lo que existe o existirá. Por ejemplo, Rom. 1:25, "cambiaron la verdad de Dios por la mentira", es decir, ídolos, porque "un ídolo nada es en el mundo" (1 Cor. 8:4); 1 Tes. 1:9, "os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero".
Heb. 9:24, "Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo" (el tabernáculo era sombra, "el cielo mismo" es la realidad, el tabernáculo verdadero).
Cristo no es "una luz falsa de piratas de costa que atraen barcos a los escollos, sino el faro fiable que conduce a un puerto seguro" (AB; ATR). La creación (Gén. 1) fue una realidad. Gén. 1 no es mitología, pero la evolución es ficción y fantasía, producto de la imaginación de hombres opuestos a Dios. La moralidad bíblica es práctica; tiene que ver con la realidad y trae bendición y felicidad, pero la religión del humanismo se basa en caprichos humanos y produce miseria de toda clase. La religión humana ofrece una salvación imaginaria, pero la del Nuevo Testamento ofrece la salvación verdadera (el perdón de Dios ahora y la promesa de vida eterna).
-- que alumbra a todo hombre, venía a este mundo. -- Algunos (por ejemplo, los cuáqueros) citan este texto para probar que todo el mundo posee una "Luz interior" que le guía, pero todo texto tiene que ser interpretado a la luz de otros textos. La Biblia no enseña que todo el mundo tiene la mente iluminada espiritualmente aunque no lo quiera. En este mismo contexto Juan habla de los que rechazan a Cristo. El punto es que Cristo es la verdadera luz, la única fuente de toda luz moral y espiritual para toda la humanidad.
1:10 En el mundo estaba, y el mundo (el universo) por él fue hecho; -- 1:3; Col. 1:17; Heb. 1:3.
-- pero el mundo no le conoció. -- Isa. 53:1; Rom. 10:18; 1 Cor. 2:8. El vocablo mundo es usado por Juan para hablar de los alejados de Dios (7:7; 15;18; 17:9, 14; 1 Jn. 2:15-17).
Para los judíos Jesucristo era como un desconocido, un extranjero que hablara idioma desconocido. Ellos esperaban otra clase de Mesías, un Mesías guerrero como el rey David que vendría para quitar el yugo de Roma y hacerles independientes otra vez.
Para los gentiles la predicación de Cristo crucificado era locura (1 Cor. 1:23).
1:11 A lo suyo vino, -- Un modismo (hebraísmo) que significa que vino a su casa (16:32, "por su lado", a su propia casa, LBLA, margen; 19:27); probablemente significa que vino a su pueblo, el pueblo escogido de Dios (Deut. 7:6), o sea, los que lógicamente deberían recibirlo. Mat. 15:24.
-- y los suyos no le recibieron. -- "El contraste trágico" (Bonnet). El tema de esta línea es el rechazo. No lo recibieron en su propia casa. No le dieron la bienvenida. No aceptaron o no reconocieron que El era la persona que profesaba ser. Mat. 13:57, 58; 15:24; 21:33-46; 23:37; Luc. 4:28; 19:41; 20:14. Jesús fue aceptado por los samaritanos (Juan 4), buscado por los griegos (12:20), pero rechazado por los representantes de su propio pueblo. Estos decían que eran hijos de Dios sin Cristo (8:42-47).
Después Juan habla de los discípulos como "los suyos" (13:1; 14:3).
Cuando algún discípulo o iglesia de Cristo comete pecado, Cristo está a la puerta y llama (Apoc. 3:20, 21). Los que no se arrepienten no le reciben.
1:12 Mas a todos los que le recibieron, -- No todos lo rechazaron, porque algunos le recibieron. 4:45; Mat. 10:41; Hech. 13:48.
-- a los que creen en su nombre, -- 8:30. Los que reciben a Cristo creen en Cristo; los que creen en Cristo son los que lo reciben. ¿Qué significa la frase creen en su nombre? "En ti confiarán los que conocen tu nombre" (Sal. 9:10), es decir, los que conocen la verdadera naturaleza de Dios. "Estos confían en carros, y aquéllos en caballos; mas nosotros del nombre de Jehová nuestro Dios tendremos memoria" (Sal. 20:7). Confiamos en Dios porque sabemos quién es y cómo es. Creer en el nombre de Cristo significa creer en su naturaleza, aceptar que El es Dios y someternos a su divina voluntad. Creer o creer en su nombre no significa que el hombre es justificado por la fe sola; más bien, equivale a nacer del agua y del Espíritu (3:3-5). Significa obedecer al evangelio (como se ve claramente a través del libro de Hechos). "Pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús; porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos" (Gál. 3:26, 27).
¿Qué dirán los que no creen en El? ¿Que solamente era un buen hombre? Si no es Dios, no es buen hombre porque dice que es Dios. Los que no creen en Cristo están obligados a explicar la evidencia presentada por Juan y los otros escritores que claramente prueba la deidad de Jesús.
-- les dio potestad (derecho, LBLA) -- Potestad, autoridad legítima, libertad de acción; por eso, derecho.
-- de ser hechos hijos de Dios; -- "Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios", 1 Jn. 3:1. Todos los hombres son "linaje de Dios" (Hech. 17:28), pero Juan se refiere a los que son hijos por haber nacido otra vez (1:13; 3:3, 5;). Al nacer otra vez imitamos a Dios (Mat. 5:45; Efes. 5:1). El hijo pródigo entendía que no era digno de ser llamado hijo, pero el padre le perdonó y lo recibió como hijo; de esta manera el Padre nos da el derecho de ser hijos si recibimos a Cristo.
Desde luego, esto es por la gracia de Dios, pues el hombre no lo merece. Dios nos da el derecho de ser sus hijos, como nos da la oportunidad para creer (Hech. 14:27), nos da el privilegio de arrepentirnos (Hech. 11:18), etc. Dios no está obligado a recibirnos como sus hijos. "Porque por gracia sois salvos" (Efes. 2:8).
1:13 los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne (la naturaleza humana), ni de voluntad de varón (humanamente, el que engendra), sino de Dios. -- Este lenguaje excluye todo aspecto del proceso natural de tener hijos. Bajo la ley de Moisés los judíos llegaban a ser hijos de Dios por la generación, es decir, por el nacimiento físico, y creían que de esa misma manera (por ser hijos de Abraham) serían hijos de Dios en el reino mesiánico (Mat. 3:8-10; Jn. 8:31-44), pero Juan enfatiza que nuestra relación con Dios no tiene nada que ver con lo físico, sino que se realiza a través del evangelio de Cristo (3:1-5). Todo nacimiento físico se realiza por la voluntad humana, pero no podemos hacernos hijos de Dios por nuestra propia voluntad (por nuestros propios medios o fuerzas). Muchísimas personas aceptarían ser hijos de Dios si pudieran hacerlo según su propia voluntad.
1:14 Y aquel Verbo fue hecho carne, -- Mat. 1:23, "Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros". Para los filósofos griegos era imposible que el Cristo fuera hecho carne, porque creían que el cuerpo es malo, pero los que dicen que Cristo no vino en carne son anticristos (1 Jn. 4:1-3). Cristo es Dios y también llegó a ser hombre, "nacido de mujer" (Gál. 4:4). "El que fue manifestado en carne, vindicado en el Espíritu, contemplado por ángeles, proclamado entre las naciones, creído en el mundo, recibido arriba en gloria" (1 Tim. 3:16, LBLA). Juan afirma la deidad de Jesús y la humanidad de Cristo. En Luc. 24:39 y otros textos la palabra carne se refiere al cuerpo, pero en este texto (Jn. 1:14) la palabra carne significa humanidad (Mat. 16:17; 24:22; Rom. 3:20; 1 Cor. 1:29; Gál. 1:16). Al afirmar su humanidad él refuta a los gnósticos (docetistas) que decían que Cristo no ocupó un verdadero cuerpo de carne sino que solamente parecía ser humano.
La humanidad de Cristo se observa en los siguientes textos: 4:6, 7 (cansancio); 6:53 (tenía carne y sangre); 8:40 (querían matarle); 11:33, 35 ("se estremeció en espíritu y se conmovió ... lloró"); 12:27 ("está turbada mi alma"); 13:21 ("se conmovió en espíritu"); 19:28 ("tengo sed").
¡Cristo llegó a ser hombre para morir por nosotros! "Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte, al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre" (Heb. 2:14, 15). Logró este propósito al morir por nosotros (10:5-12). Cuando Pablo habla de la justicia de uno y de la obediencia de uno (Rom. 5:18, 19), no se refiere a la vida perfecta de Jesús sino a su muerte, un acto de justicia, o de obediencia. Cristo no llevó una vida perfecta para que su obediencia perfecta sea imputada al creyente (como algunos suponen), sino para ser un sacrificio perfecto para expiar nuestros pecados.
Cristo, siendo Dios, tuvo que ser hombre también para poder ser nuestro Mediador o sumo sacerdote (mediador) (Heb. 2:18; 4:15; 7:26; 1 Tim. 2:5).
Esta gran verdad fue enseñada por Pablo: "Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad" (Col. 2:9); "ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos" (2 Cor. 8:9).
Cristo llegó a ser hombre y murió por nosotros para dejarnos un ejemplo perfecto de cómo humillarnos para que Dios nos exalte (Fil. 2:5-11). "Cristo Jesús, el cual siendo (existiendo) en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres" (Fil. 2:6, 7). Es importantísimo que se entienda que la expresión se despojó a sí mismo se refiere a la encarnación de Cristo, y que de ninguna manera dejó de ser igual a Dios. En seguida se presenta el estudio de Fil. 2:5-7 para recalcar esta verdad.
Filipenses 2:5 -- "Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús". Mat. 11:29, "Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón". Cristo Jesús es el perfecto ejemplo de la humildad enseñada en los vers. 1-4. El dejó su habitación celestial y su gloria inefable para nacer en un pesebre, tomando la forma de hombre. Fue criado en Nazaret, una ciudad despreciada por los de Judea (Jn. 1:46), era galileo y algunos de sus apóstoles también eran galileos. Llevó una corona de espinas, murió sobre una cruz romana como malhechor, y fue sepultado en un sepulcro ajeno. De esta manera nuestro Señor Jesucristo tomó la forma más humilde de la humanidad para salvarnos y para dejarnos el ejemplo perfecto de la humildad.
2:6 -- "el cual, siendo en forma de Dios". La Deidad de Jesús se enseña claramente en este texto (los vers. 6-11).
-- "siendo". Esta palabra enfatiza la realidad de la existencia (Hech. 16:20, "siendo judíos"; Gál. 2:14). Por eso, indica lo que se expresa más ampliamente en Juan 1:1. La Biblia de las Américas está muy equivocada en la traducción de esta palabra (hupárkon), pues esta versión dice existía en lugar de existiendo (gerundio, tiempo presente). Cristo no dejó de existir en forma de Dios cuando tomó la forma de siervo.
-- "forma". La palabra "forma" viene de morphe que solamente aparece en este texto (vers. 6,7) y en Marcos 16:12, "se apareció en otra forma a dos de ellos". Según los léxicos significa "forma, figura" (Mckibben-Stockwell-Rivas); "la forma en la cual una persona o cosa se ve; la apariencia externa ... la forma en la cual él apareció a los habitantes del cielo" (Grimm-Thayer); "forma, apariencia externa, figura" (Arndt-Gingrich).
Pero Thayer admite que otros eruditos (como Lightfoot y Trench) dicen que "morphe forma difiere de schema figura, forma, apariencia, como aquello que es intrínseco y esencial difiere de lo que es externo y accidental" y agrega que "la distinción es rechazada por muchos". (La palabra schema traduce la palabra "condición" o forma, LBLA, del ver. 8).
El Diccionario Expositivo de Vine dice, "Morphe denota la forma o rasgo distintivo especial o característico de una persona o cosa. Se usa con un significado particular en NT, sólo de Cristo, en Fil. 2:6,7, en las frases 'siendo en forma de Dios' y 'tomando forma de siervo'. Una excelente definición de esta palabra es la dada por Gifford: 'morphe es así propiamente la naturaleza o esencia, no en abstracto, sino tal como subsiste realmente en el individuo, y retenida en tanto que el individuo mismo existe ... Así, en el pasaje ante nosotros morphe Theou es la naturaleza divina real e inseparablemente subsistente en la Persona de Cristo ... Para la interpretación de 'la forma de Dios' es suficiente decir que (1) incluye toda la naturaleza y esencia de la Deidad, y que es inseparable de ellas, ya que no podrán tener existencia real sin ella; y (2) que no incluye en sí misma nada 'accidental' o separable, tal como modos particulares de manifestación, ni condiciones de gloria o majestad, que pueden en un momento estar junto con la 'forma', y en otro momento separados de ella ... El verdadero significado de morphe en la expresión 'forma de Dios' queda confirmada por su repetición en la frase correspondiente, 'forma de siervo'. Se admite universalmente que las dos frases son directamente antitéticas, y que por ello 'forma' tiene que tener el mismo sentido en ambas' (Gifford, The Incarnation, págs. 16, 19, 39). La definición anteriormente mencionada se aplica a su utilización en Mr 16:12, en cuanto a las maneras particulares en que el Señor se manifestó a Sí mismo".
The Expositor's Greek Testament dice que la palabra morphe se refiere a la naturaleza de Cristo, es decir, que El era divino (y llegó a ser humano). Cita 2 Cor. 8:9 como el paralelo más cercano a Fil. 2:6 y dice que en ambos Pablo se refiere al "contraste inefable entre el estado celestial y el estado terrenal".
Por lo tanto, vemos que algunos eruditos dicen que morphe significa la forma esencial e intrínseca de Cristo como Dios y también como hombre, y otros eruditos dicen que la palabra significa simplemente su apariencia. Lo importante es que se afirme enfáticamente la Deidad de Cristo, antes y después de llegar a ser hombre. Los que definen la palabra "forma" como figura o apariencia no niegan la Deidad de Cristo, sino solamente aplican la palabra al "aspecto" (Juan 5:37) o gloria (Juan 17:5) de su estado preencarnado.
Nadie puede negar que había contraste entre su estado celestial y su estado terrenal. Recuérdese sobre todo que el punto principal de Pablo es la humillación de Cristo. La encarnación de Cristo es el ejemplo supremo de la humillación, y Pablo habla de ella para que sirva de ejemplo para los cristianos (ver. 5, "Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús ...").
"Siendo en forma de Dios" se refiere, pues, o al estado divino (su Deidad) y o a la gloria que Cristo tenía con el Padre "antes que el mundo fuese" (Juan 17:5). Posiblemente la palabra se refiera a las dos cosas, porque los dos conceptos no chocan. Hay un contraste aquí entre "forma de Dios", morphe theou y "forma de siervo" morphe doulou. Cuando Cristo llegó a ser hombre, no se despojó a sí mismo de su Deidad; no dejó de ser Dios. En el cielo Cristo tuvo el aspecto de Dios (Juan 5:37); en la tierra, sin embargo, tuvo el aspecto de un siervo. Su conducta era la de un siervo, aunque demostraba ampliamente que era Dios.
-- "no estimó el ser igual a Dios ..." Jesucristo siempre era y siguió siendo igual a Dios aquí en la tierra (Juan 5:18) porque El es Dios (Dios el Hijo). Véanse Rom. 9:5; Col. 2:9; Tito 2:13; 2 Ped. 1:1; 1 Jn. 5:20.
-- "como cosa a que aferrarse". Cristo no estimó el ser igual a Dios en cuanto a la majestad celestial como cosa a qué aferrarse o asirse fuertemente como a un premio o tesoro demasiado precioso para ser dejado aun por un tiempo corto, es decir, Cristo no rehusó humillarse. Al contrario, estaba dispuesto a llegar a ser un hombre para morir por nosotros. Muchos (como los "testigos" del Atalaya) quieren robar a Jesús de su Deidad. Dicen que El no es todopoderoso, y que no es eterno (estos son atributos de la Deidad). Pero nuestra salvación depende de la verdad afirmada tantas veces en la Biblia de que Cristo es eterno, y que cuando llegó a ser hombre (aceptó la naturaleza humana), no dejó de ser Dios (no dejó ni su naturaleza divina, ni sus atributos divinos). Un mero hombre no podía salvarnos.
2:7 -- "se despojó a sí mismo". Este texto se refiere simple y sencillamente a la encarnación de Cristo (Mat. 1:23; Juan 1:14; Col. 2:9). En el resto del versículo Pablo emplea dos gerundios para explicar claramente cómo Cristo se despojó a sí mismo: "tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres". "Se despojó a sí mismo"; ¿cómo? "tomando forma de siervo". ¿Cuándo? cuando fue "hecho semejante a los hombres".
Como dice Lenski, "'Se despojó a sí mismo' es un pensamiento incompleto que nos deja con una pregunta. Pablo completa el pensamiento, pero no con una declaración acerca de algo que Cristo se hubiera despojado (vaciado) fuera de sí mismo, sino por un participio (gerundio) que define el acto de despojarse: 'en que él tomó la forma de siervo', e inmediatamente dice cuándo todos estos actos ocurrieron: 'cuando llegó a ser semejante al hombre', cuando se encarnó. Todos los aoristos ... expresan acción simultánea" (énfasis mío, wp).
Vine dice la misma cosa al comentar sobre la palabra kenoo (despojarse): "Las cláusulas que siguen al verbo dan la exégesis de su significado, especialmente las frases 'forma de siervo', y 'semejante a los hombres'" (énfasis mío, wp).
También Lange dice la misma cosa: "Es el llegar a ser hombre, o sea, la encarnación, que se indica, como declara lo que sigue, y ya que labon (que es contemporánea con ekenose como en Efes. 1:9, 13) debe entenderse como un límite modal del verbo (ekenose), este despojamiento de sí mismo es la encarnación del Señor".
Dejó el ambiente celestial, la majestad y gloria que tenía con el Padre (Jn. 17:5) y llegó a ser hombre. ¿Cómo se vio Jesús aquí en la tierra? Como hombre, como inferior a los ángeles. ¿Por qué aceptó esta forma humilde? Para dar su cuerpo por nuestros pecados (Heb. 2:14,15; 10:4-10).
Pero su humillación no afectó en lo más mínimo su Deidad. Se refiere únicamente a su gran humillación en la encarnación, de que vino a ser hombre para poder morir por nosotros y así salvarnos de los pecados. Dios no podía morir por nosotros, porque Dios no puede morir. Los ángeles no podían morir por nosotros. El hombre no podía morir por sus propios pecados porque todos los hombres han pecado (Rom. 3:23). La sangre de animales no puede quitar los pecados (Heb. 10:4). Entonces, ¿cuál era la solución? Dios llegó a ser hombre para poder morir por nosotros. No había y no hay otro plan de salvación. Los que rechazan el sufrimiento vicario de Cristo terminantemente rechazan la salvación de sus almas.
La gran verdad de la humillación de Jesucristo, una verdad tan sublime, es usada por los "testigos" como arma contra Cristo para atacar su Deidad y blasfemar su santo nombre. (Todo "testigo" se arrepentirá de su blasfemia cuando muera).
Cristo no menospreció en ninguna manera la exaltación que gozaba con el Padre, pero su misión terrenal era de tanta importancia que estaba dispuesto a hacer este sacrificio.